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Sebastião Salgado, el fotógrafo que soñó con salvar el mundo

El fotógrafo brasileño ha fallecido y recordamos su legado

Imagen de la exposición AMAZÔNIA en Madrid. Foto: Cristina Gala.
Imagen de la exposición AMAZÔNIA en Madrid. Foto: Cristina Gala.
Actualizado

Sebastião Salgado no sólo fotografío el mundo. También lo abrazó. Y lo recorrió a pie, en avioneta, en canoa... Lo miró con ojos de economista, lo sintió con el alma de un campesino y lo retrató con la precisión de un artista que nunca quiso serlo. Ahora, su legado continúa tras haber fallecido en París. El mundo de la fotografía llora su pérdida. 

Testigo de muchas injusticias, Sebastião Salgado (Aimorés, Minas Gerais, Brasil, 1944-París, 2025) no quiso mirar el dolor convirtiéndolo en espectáculo. Al contrario. Su mirada era la de un fotógrafo (de los más reconocidos de la Historia) que quería contarnos cómo vivían quienes no tienen mucho pero son felices. Al mismo tiempo, nos mostraba la naturaleza en estado puro, con su capacidad para sorprendernos y abrumarnos con su gran poder. 

Sebastião Salgado.
Sebastião Salgado.

Si nos quedáramos con sus reconocimientos, muchos y muy variados, no terminaríamos de comprender su verdadera dimensión y su trascendencia para las próximas generaciones. Pero Sebastião Salgado recibió en vida muchos premios. Por ejemplo, el World Press Photo, el Príncipe de Asturias de las Artes, el premio Rey de España de Periodismo o el galardón de honor de los Sony World Photography Award, sin olvidar su ingreso en la Academia de Bellas Artes de Francia

Desde Otras Américas, su primer gran libro sobre las comunidades indígenas y campesinas del continente americano hasta Génesis, ese colosal testamento visual de la tierra aún intacta, pasando por Workers y Éxodos, que documentan con crudeza y compasión el trabajo humano y los desplazamientos masivos provocados por guerras, hambre y desigualdad. 

Muy pocos fotógrafos han conseguido lo que Sebastião Salgado logró: hacer de la cámara un puente entre la realidad y la conciencia. Imágenes en blanco y negro que pasarán a la Historia por reflejar una espiritualidad y una dimensión que nos aleja de nuestra realidad y nos acerca a otras que desconocemos debido a nuestras tareas diarias, puede que no tan importantes pero nos absorben nuestros pensamientos como seres humanos. 

Imagen de la exposición AMAZÔNIA en Madrid. Foto: Cristina Gala.
Imagen de la exposición AMAZÔNIA en Madrid. Foto: Cristina Gala.

Su serie Amazônia, que pudimos contemplar en todo su esplendor en una exposición en el Centro Cultural de la Villa de Madrid hace unos años gracias a la gran labor de La Fábrica, es uno de los grandes hitos en la trayectoria vital y profesional de este fotógrafo brasileño. Si apuramos, universal. Los rostros que mostraba aquella exposición (que tuvo continuidad con un concierto en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona y una exposición en la Ciudad Condal) reflejaban vidas que exigen ser vistas además de nubes, bosques y ríos siempre en peligro de extinción.

Allí fue y volvió muchas veces a lo largo de su vida con una urgencia que él mismo explicaba con gran sencillez. "Estamos a la orilla de perder toda la Amazonía", decía Salgado. Y llevaba razón. Tanta como para fundar, junto a su compañera de vida Lélia Wanick Salgado, el Instituto Terra para sembrar de futuro un espacio del que todo deberíamos sentirnos responsables. 

El destino, siempre cruel y a veces cargado de ironía, ha querido que Sebastião Salgado nos dejara el mismo día que a la mexicana Graciela Iturbide le concedían el Premio Princesa de Asturias de las Artes. Un galardón que Salgado recibió hace años. Una coincidencia tan inesperada como poética, como si el destino nos recordara que estos dos fotógrafos, ambos latinoamericanos pero con dos miradas distintas, protagonizan un relevo silencioso con el compromiso de que las tradiciones y la memoria persistan. Es como si la historia nos dijera: uno se va, la otra sigue. 

Porque Sebastião Salgado partió pero su obra queda. Y nos sigue mirando, interpelándonos para que no miremos hacia otro lado. 

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