En el laberíntico resort de Westin Hotel de Costa Navarino, tan enrevesado que hay carteles con el número de teléfono de recepción para solicitar ayuda en caso de perderse -lo más lógico- y en el que José María Olazábal diseñó los campos de golf, el Comité Olímpico Internacional (COI) celebrará el jueves la elección en busca del décimo presidente de la institución que cumplió 130 años.
En un mundo sometido a constantes cambios, donde el ayer es obsoleto y el hoy ya tiene capa de polvo, una institución que se agarra a valores como el poder de los aros olímpicos, que evita por ahora que los deportistas reclamen premios en metálico, pòr ejemplo, cuando ya lo hacen por todos los rincones, busca un sucesor a Thomas Bach entre siete candidatos.
"Hay que poner todo en perspectiva. Que estamos hablando de un organismo con 130 años de historia y que ha vivido periodos de la humanidad mucho más tensos como las dos guerras mundiales", expresa Juan Antonio Samaranch, la opción española a un cargo que su padre ocupó durante 20 años, entre 1981 y 2001. La brillantez de su mandato, la modernidad que cogió el olimpismo, manchado al final por casos de corrupción, son páginas del libro grueso del olimpismo. "Pero yo pienso en el futuro", confiesa el hijo, cansado de responder en el serpentín de catenarias de la prensa a una pregunta que se repite sin cesar. "¿Qué aprendió de su padre?. O similares.
Samaranch muestra confianza. "¿Qué voy a decir yo si soy de su club de fans? Ha hecho una gran campaña", dice Marisol Casado, ya ex presidenta de la Federación Internacional de Triatlón y que pronto dejará el cargo. Su paisanaje con el candidato, como a Pau Gasol, no permitirá a Marisol votar en la elección salvo que Juan Antonio quede fuera en una de las rondas. "Me gustaría no tener que votar", subraya la dirigente. Y hay motivos para entender que se puede dar la circunstancia.
Todo se resume a tres
De los seis rivales del actual vicepresidente del COI, cuatro son comparsas: David Lappartient, el presidente de la UCI, el que más se explaya con la prensa; el príncipe Feisal al Hussein, y los presidentes de las federaciones internacionales de Esquí (Johan Eliasch) y Gimnasia (Morinari Watanabe). El debate se centra en las opciones de Kirsty Coventry, la doble campeona olímpica que pretende cambiar de género 'La Cátedra de San Pedro' tras nueve mandatos masculinos, y Sebastian Coe, el candidato que más púrpura emana. El que ganaría, sin duda, en una votación popular.
"Pero esto es el COI y a sobre cerrado", recuerda un observador internacional. "Así que todo puede pasar". "Cada miembro del COI vota en función de unos intereses que casi nunca coinciden", añade Andrew Parsons, presidente del Comité Paralímpico Internacional en un español correctísimo. "Y te pueden prometer una cosa y luego hacer otra".
E igual que Coventry juega la baza de una ocasión histórica para que la mujer alcance un cetro, el más poderoso del deporte, que hasta ahora se le había negado y que la 144 sesión del COI pase, asi, a la historia como trascendió el Concilio Vaticano II, Samaranch juega el rol de su gran experiencia en los negocios, la diplomacia, los 24 años que lleva como miembro y los lazos trazados con los votantes y el momento complicado que atraviesa el COI. Desde Lausana se vende el éxito de París 2024 y una bonanza económica, pero la realidad es que tres patrocinadores, todos japoneses, Toyota, Panasonic y Bridgestone han abandonado el programa, y que sólo ha recibido un nuevo sponsor: TLC. Se necesita un CEO de éxito contrastado.
En ese terreno, Coe también es un experto, sólo hace falta ver las cuentas de World Athletics, pero tiene más enemigos. Es pensar en dos líderes o confiar que Coventry, ministra de Deportes en Zimbabwe, descubra un talento para el business que hasta ahora no ha demostrado.
La tarea de todos es convencer a los 106 potenciales votantes -no están el suspendido coreano Lee, ni tampoco el japonés Yamashita y la china Hong Zhang, esta por embarazo-, que serán 99 en la primera vuelta porque no votarán españoles, británicos, japoneses y ses. Sí los siete candidatos. Y Thomas Bach. Al que no le puede hacer más ilusión ser el hombre que traspasó a la primera mujer la férula papal del deporte.
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