Lo que cambia la vida vista a través de la radio. En Ímola, tras un enorme esfuerzo de Fernando Alonso que no se transformó en puntos (11º) en línea de meta, el asturiano mostró su sensación rara. "Soy el piloto con más mala suerte del mundo", dijo. Fue fruto del cabreo, porque después explicó que si lo suyo era mala suerte, lo de los demás... Pero no han pasado ni siete días para que el ovetense sonriese y gritase a través de los intercomunicadores del equipo.
Fue en la brutal sesión de clasificación del Gran Premio de Mónaco. Alonso entró en la Q3, algo solo había logrado en el milagro de la qualy del sprint en Miami y con las mejoras de Ímola en aquella locura colectiva donde Ferrari se hundió. En Mónaco, cambió la historia. Fue vuelta tras vuelta, rozando muros y apurando guardarraíles.
Primero se dio en una Q2 que reventó a George Russell, por avería, y a Andrea Kimi Antonelli, tras accidente en la 'Novuelle Chicane'. Alonso gritó. "¡Woo! No puedo hacer nada más", dijo con euforia. Había entrado entre los 10 primeros y no se quedó ahí.
Porque el español volvió a repetir giro de escándalo y clasificó en 7ª plaza con un 1:10.924. Mejor que Ocon, Lawson y Albon, y en disposición de pelear por los primeros puntos de la temporada. Alonso se mostró feliz, más que nunca. "Amo conducir. Amo conducir aquí. Es un día tan especial en la temporada. Gracias, chicos. Estuvo bien. Es la tercera vez en Q3, tercera en las últimas tres carreras. Es un buen paso", expresó. Era un piloto feliz, por fin.
Amo conducir. Amo conducir aquí. Es un día tan especial en la temporada. Gracias, chicos. Estuvo bien. Es la tercera vez en Q3, tercera en las últimas tres carreras. Es un buen paso
Con un coche mejor, aunque no para su compañero Lance Stroll. Molestó a Leclerc y Gasly en pista por confusión, según comentó, y no cerró una buena vuelta. Saldrá al fondo de la tabla, más todavía con el puesto de sanción tras el incidente con Leclerc del viernes por la mañana.
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