- Preolímpico España sella el billete para París
Cuando la selección femenina de balonmano ganó aquel histórico bronce olímpico en los Juegos de Londres 2012, Paula Arcos tenía sólo 10 años. En cuatro meses cumplía los 11. Llevaba practicando este deporte desde los 7, siguiendo los pasos de su hermano. "Pero yo por entonces no era una súper fan de las 'Guerreras'. Jugaba al balonmano porque me lo pasaba bien con mis amigas. De hecho, cuando entré a la selección júnior me decían que tenía mucha suerte porque la entrenadora era Vero Cuadrado y yo no sabía quién era", confiesa riendo.
Sin embargo, pese a que entonces ni se imaginaba en unos Juegos, a sus 22 años está a punto de disputar en París los segundos. De hecho, es uno de los pilares de la selección y una de las mejores representantes de la garra y la lucha que caracteriza a las 'Guerreras'. "Desde niña, siempre me han dicho que soy muy guerrera, que nunca tiro la toalla. Creo que en la selección todas transmitimos ese gen, pero unas lo tenemos más que otras en la sangre. Yo soy una de ellas, lo celebro todo porque me hace estar más dentro de partido", reconoce la jugadora.
Es uno de los mayores talentos del balonmano español y muy polivalente. Reconoce que le gusta más defender que atacar: "La defensa gana partidos".
Su carrera ha sido tan meteórica que parece que hace una eternidad que empezó en su Petrer (Alicante) natal, pronto dio el salto al Elche y de ahí al Atlético Guardés, con el que fue MVP de la Liga Guerreras Iberdrola en la temporada 2021-2022. Después hizo doblete con el Bera Bera -ganó Supercopa y Copa de la Reina- antes de fichar para jugar esta temporada con el todopoderoso Vipers noruego, con el que ha ganado la Liga y la Copa del país escandinavo.
La aventura noruega
"Ha superado mis expectativas como equipo. Fue una oferta que llegó a última hora y que no podía rechazar porque era irme a jugar con las mejores del mundo, con el equipo que llevaba siendo campeón de Europa tres años consecutivos. He podido jugar por primera vez la Champions", dice.
Haber llegado a Vipers no es la cima de nada sino el principio de algo que quiero seguir construyendo
Se ha adaptado a una cultura totalmente diferente, igual que el estilo de juego. "Haber llegado a Vipers no es la cima de nada sino el principio de algo que quiero seguir construyendo en mi carrera deportiva", dice con ambición, pero también con humildad.
Porque para ella, "el ganar es una obligación y el perder es una derrota. Un deportista no puede vivir del pasado, tenemos que estar todo el rato con nuevos objetivos", dice.
Ganar es una obligación y perder es una derrota, un deportista no puede vivir del pasado
Lo que más le ha llamado la atención es la disciplina del equipo y la importancia que dan a la salud mental. "El tema de la psicología lo llevan al pie de la letra. Si es una época en la que lo estás pasando mal, se lo dices al club y ellos se vuelcan contigo", explica.
Reconoce que a ella, la ayuda de un profesional de la Psicología le ha venido bien a lo largo de su carrera. Ha tenido que gestionar el éxito temprano y el convertirse en un referente pese a su juventud. "A veces tengo miedo porque veo que la caída puede ser dura, pero siempre intento mantener los pies en el suelo. Es importante tener un psicólogo guiándote y ayudándote para cuando tienes un mal partido o una mala racha", asegura.
A por todas en París
Cuenta, entre risas, que entrar en la convocatoria para los Juegos de Tokio en 2021 fue "una grandísima sorpresa. Hasta entonces había hecho sólo una o dos concentraciones con la absoluta. Tenía tan claro que no iba a ir...", confiesa. Pero Carlos Viver anunció que sería la jugadora 15.
"Me puse a sudar, era una mezcla de emociones. Llamé a mis padres lo primero. Estaban tan emocionados como yo y les dije: 'Necesito ropa interior, que me voy a la otra punta del mundo", recuerda riendo. Y canceló las vacaciones con sus amigas.
En Tokio, "estaba todo el rato flipando", le hizo especial ilusión ver a Pau Gasol en la Villa aunque le quedó un sabor agridulce por la eliminación en la fase de grupos.
Ganar una medalla olímpica es un sueño
Este verano, en los de París, España ha quedado encuadrada en el grupo B junto a Hungría, Países Bajos, Brasil, Francia y Angola. "En todos los partidos vamos a tener que luchar hasta el minuto 60, pero tenemos opciones y vamos a depender de nosotras", dice. "Iremos partido a partido. Ganar una medalla olímpica es un sueño", reconoce a la vez que confiesa que se ha visualizado con ella.
El lazo rojo de la suerte, un estuche especial, sus manías y el número 23
Lleva siempre un lacito rojo como amuleto porque le da "buenas energías". También, en la mochila, un estuche con regalos de su abuela. El último ha sido un rosario que le trajeron del Vaticano y que irá con ella a París. Es muy supersticiosa y para competir, prepara siempre la mochila en el mismo orden, lleva la misma ropa interior, se peina la coleta en el mismo orden y se tapa las pulseras de una forma en concreto. Lleva tatuado el 23 porque es el nº que la une a su hermano y le gusta llevarlo como dorsal, aunque en Vipers no ha podido ser.
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