Shotgun 650: Royal Enfield apunta, dispara y... ¿Diana?

Tras la excelente acogida de la Super Meteor, Royal Enfield aprovecha su motor de 648 cc para redoblar la apuesta en el segmento custom de la media cilindrada con esta Shotgun 650.

Con un espinazo de acero, la Shotgun 650 tiene una sólida respuesta en el rango medio de las revoluciones, entregando el máximo de potencia de 47 CV (perfecta para el carné A2) en las 7.250 rpm y un par motor de casi 53 Nm en las 5.650 vueltas. Su diseño bebe ergonómicamente tanto del custom' más clásico como de una renovada apuesta por la comodidad (una variable reñida a veces en este estilo de motos), con estriberas a media altura, un asiento algo deportivo situado a tan solo 795 mm de altura -que permite cambiarlo a biplaza de manera sencilla añadiendo un asiento trasero e incluso unas maletas para viajar- y un manillar sin alardes en ningún sentido y cuya posición permite sentarse en el asiento y usar las estriberas en franca postura neutra.

Las pinceladas neoretro llegan en el faro led frontal integrado en una carcasa marca de la casa, en los conmuntadores y en la instrumentación, que combina lo analógico y lo digital en el rejoj izquierdo (la info es digital y bien podría ser algo mayor de tamaño) y la vanguardia de su navegador Tripper, pequeño pero eficaz.

La suspensión es uno de los grandes alicientes del modelo con Showa aportando una horquilla delantera invertida (SF-BPF) de 43 mm y 120 mmm de recorrido y un doble amortiguador trasero con ajuste en precarga de cinco puntos y 90 mm para hacer tope. Para la frenada, un disco de 320 mm delante con pinza de doble piston y otro de 300 mm detrás con pinza de un solo pistón. El ABS es de doble canal. Las llantas, que son ambas tubeless, son de 18" y 17" delante y detrás, respectivamente, calzadas con gomas de CEAT, la marca de referencia de Royal Enfield.

¿Cómo va?

La Shotgun no necesita presentaciones una vez subido a sus lomos. El asiento es cómodo, como en todas las Royal Enfield, y es cierto que su postura neutra de las estriberas permite un rápido a la comodidad cuando se rueda con ella por ciudad, permitiendo a la vez una cierta postura deportiva cuando se afrontan las curvas. Estas las toma sin titubeos, la horquilla da confianza y los frenos, aunque podrían algo menos esponjosos para darle más consistencia al entrar, también... ojo, rozar con las estriberas no solo no es difícil sino que se convierte en un divertido juego curva tras curva.

La moto te pide correr con ella en carretera secundaria, donde se encuentra su espacio natural, aunque no le teme a las autovías, te pide afrontar el tráfico con sus 1.465 mm de distancia entre ejes (algo más corta que la Super Meteor) y un buen radio de giro en parado... Te pide disfrutar a tope de cada momento sobre ella.

Ya no es cuestión de prejuicios, ni de atreverse. Si te gusta el custom y buscas moto en la media cilindrada de corte no futurista... No tienes más remedio que probarla.