Los activistas medioambientales están siendo muy protagonistas en las últimas semanas. Han dado la vuelta al mundo las escenas de algunos de ellos violentando famosas obras de arte lanzándoles alimentos... pero también han ejecutado acciones de protesta contra la industria del automóvil.
La celebración del Salón del Automóvil de París ha sido el altavoz perfecto para organizaciones como Extinction Rebellion que no parecen satisfechas con la fulgurante transición hacia el coche eléctrico en la que está inmersa Europa (incluso con una fecha fijada para la desaparición del coche de combustión). Ni con las inmensas inversiones que los fabricantes están realizando para afrontar esta transformación.
Pegados con pegamento a unos Ferrari
En este caso, la forma de hacerse notar ha sido a través de cinco manifestantes que han pegado sus manos con pegamento a la carrocería de tres Ferrari que estaban expuestos en las instalaciones del Salón del Automóvil de París. Portaban, además, una pancarta que pedía la eliminación de la muestra.
La organización sa denuncia que la industria del automóvil es la responsable de generar el 15% de las emisiones contaminantes y les acusan de no hacer lo suficiente para reducir esa cifra para no poner en riesgo sus beneficios. Pero no quedan ahí sus acusaciones, ya que estiman que el sector fomenta el transporte individual, cuando, según Extinction Rebellion Francia, hay 13,3 millones de ciudadanos ses que están en situación de "precariedad de movilidad".
Piden bajar el límite a 100 km/h
Antes de la muestra parisina, otra asociación como Scientist Rebellion, también ejecutó una acción de protesta en el Autostadt, el Museo de Volkswagen, donde ocuparon durante varios días el stand de Porsche.
La petición de esta organización era clara y directa hacia el mismísimo CEO del Grupo Volkswagen, Oliver Blume. Scientist Rebellion pedía hablar directamente con el máximo ejecutivo del mayor fabricante alemán de coches. El objetivo: expresarles personalmente su proposición que se instaure en Alemania un límite máximo de velocidad de 100 km/h.
Los activistas consideran que para conseguir que la industria automovilística cumpla los objetivos de emisiones de los acuerdos de París es indispensable que esta reducción de la velocidad se aplique de forma efectiva. Se alimenta así una demanda ya que ha estado sobre la mesa en algunos estudios medioambientales y que en Alemania, donde los verdes ejercen una gran influencia en el gobierno del país desde hace años, lleva tiempo en el pliego de condiciones de los activistas. De hecho, otra petición en esta misma línea es la de limitar la velocidad en las famosas Autobahn. Pero, de momento, son solo eso, propuestas.