Anoche sali un tren de San Petersburgo a las 22:25. Un tren llamado R 57 con destino hacia el Sur. Uno de esos trenes viejos, de largo recorrido, que se quedan grabados en la memoria de los viajeros que permanecen en l desde el punto de inicio hasta el destino final. El tren baja hasta llegar a Bielorrusia por la parte Este: entra por Vitebsk y luego modifica su trayectoria. Del dibujo vertical se pasa al horizontal. Hay que cruzar el pas de derecha a izquierda. A las 11:04, el tren se detuvo en Borisov. Subieron hinchas de un equipo de ftbol amarillo y azul. Poco ms de una hora despus, los eufricos aficionados bajaron en Minsk. El hombre que vende caf mir por la ventanilla. Este trayecto no suele tener grandes alicientes, pens, pero hoy parece que el mundo se detenga en esta lnea. Salimos anoche de San Petersburgo y la ciudad estaba expectante ante la llegada de un gigantesco club italiano. Pasamos ahora por Bielorrusia y hay jaleo por la visita de un mtico club espaol. Europa, que ignora este trenecito viejo, nos observa hoy con mxima atencin. Pero Artem no se hizo grandes ilusiones. Saba que la fiesta no la haban montado para l. El tren dej atrs la gran ciudad, sigui su camino, y continu hacia el Oeste. Quedaban an ocho estaciones ms hasta llegar a Grodno a las 19:43. Artem se va a perder el Zenit-Juventus, que le haca ilusin, son muchos aos viajando a San Petersburgo, despertndose cerca de los puentes. Al menos podr ver el BATE-Real Madrid por la televisin nacional. Y pensar en esos hinchas que compartieron con l un ratito de tren. Un ratito que habr que sealar en la historia de su vida: el momento en el que el R 57 fue un tren de Champions League.



Artem no se explica lo que est ocurriendo. Quin le iba a decir, aos atrs, que sera el BATE Borisov el club que paseara la bandera de su pas por todo el mundo? Cuando Bielorrusia se independiz, todos habran apostado por el Dinamo de Minsk, el nico equipo de la tierra que consigui ganar una Liga Sovitica, en 1982. Todo iba segn lo previsto, el gigante capitalino dominaba el nuevo campeonato, pero de repente surgi un conjunto nuevo, financiado por una empresa de equipamientos para automviles y tractores, que empez a llevarse los mejores jugadores. Hleb, Kutuzov... todas las estrellas actuales debutaron profesionalmente en el BATE. Eso ya debi advertirse como una seal inequvoca de que alguna cosa estaba cambiando. Artem no es muy experto, pero su amigo Aleksandr le ha contado que las grandes joyas del futuro estn hoy en da en el equipo de Borisov. Aleks se ha pasado todo el ao deseando que el BATE pierda sus partidos en la liga, porque l es un gran hincha del Dinamo, pero esta noche acudir al estadio y los animar ante el Madrid. Esto no le pasa slo a l: en los partidos nacionales, slo 4.000 personas suelen acudir al Haradzki Stadium de Borisov. En la Champions, el Dinamo Stadion de Minsk est llenando sus 40.000 localidades.

Artem recoge un peridico que un viajero dej olvidado encima de la mesa. El entrenador local no quiere dar pistas sobre la alineacin. Artem se pregunta si eso es realmente importante. Duda que a Schuster le importe que juegue Stasevich o Nekhaychik, que son, junto a Krivets, los jugadores favoritos de Aleks. Aleks es as: le gustan ms las grandes promesas que los futbolistas ya establecidos. La gente idolatra a los goleadores Blyzniuk y Rodionov, pero l disfruta con estos centrocampistas ofensivos que deben acabar comandando la seleccin bielorrusa del futuro. Artem tiene ganas de llegar a Grodno, cenar en el restaurante de siempre y ver el partido junto al dueo, que es un hincha acrrimo del club local, el Neman. Pero el tren avanza con una lentitud desesperante, algo a lo que l ya debera estar acostumbrado. El revisor se sienta momentneamente a su lado y le pide un caf. Debera jugar Sivakov por la derecha, comenta. El Madrid es vulnerable por esa zona. En el exterior, el viento helado mueve los arbustos medio cubiertos por la nieve, ya lejos de Minsk. Caf caliente, prensa deportiva, tertulia futbolera... en realidad est disfrutando de este momento. Aleks tiene razn: esto no deja de ser un juego, pero es capaz de alegrarnos la vida.