Aunque parezca extraño, la dura derrota en la final de la Copa del Rey ha sido el punto de inflexión más importante del Madrid en su batalla personal contra el Barcelona. Quizás afirmar que el vestuario salió reforzado de La Cartuja aquella noche pueda parecer desmesurado, pero la realidad es que la segunda parte dibujó la mejor versión del club blanco en lo que va de temporada.
El plan inicial de Ancelotti pasó por defender con el equipo muy retrasado y tratar de cazar alguna contra. Un planteamiento demasiado pobre, seguramente escarmentado por los golpes recibidos en los dos partidos previos de esta temporada, que obligó a un despertar nunca antes visto. Sin nada que perder, el Madrid regresó al césped a tumba abierta para presionar con la intensidad que les había faltado durante toda la temporada. Sin embargo, los errores en defensa, y en ataque, acabaron condenando a los de Carlo.
Parcial de 3-0... sin contar con el de verano
"Hablando con Ronald (Araújo) en el hotel le dije que si nos hacen un gol, no importa. Si nos hacen dos goles, tampoco importa. Este año, simplemente, no pueden ganarnos", aseguró Lamine Yamal tras alzar el segundo título del Barça. Más allá del mensaje encubierto, el extremo azulgrana trazó las líneas de confianza que provocó la llegada al vestuario de Hansi Flick. La sensación de ser fuerte, resistente y difícil de destruir, tanto física como emocionalmente, ante un equipo que venía de ganar la Decimoquinta hace pocos meses.
Algo difícil de explicar con palabras, pero sencillo de resumir con datos. Parcial de 3-0 en los Clásicos (sin contar con el de verano que también cayó del lado culé) y un duro 12-4 en el marcador global. Así las cosas, el resurgir del Barça ha maniatado por completo a un Madrid... que visitará Montjuic con un inesperado optimismo para tratar de encender por completo el final de Liga. Y es que con la entrada de Mbappé en la final perdida, el Madrid descubrió unas armas que desconocía poseer. Tarde para lo ocurrido hasta la fecha, pero a tiempo, sobre la bocina, para darle la vuelta a un escenario que parecía imposible de sacar algo positivo.
Hurgar en la herida culé
La súplica de Bellingham y Valverde, que subieron el tono en el vestuario, sirvió para tocar la fibra exacta en un momento de desesperación sin precedentes. La respuesta fue casi inmediata con todo el equipo mordiendo cada centímetro del terreno de juego. De ahí que en Valdebebas crean que ese debe ser el camino a tomar para firmar la primera victoria ante el eterno rival. Con un centro del campo más compacto con el 4-4-2 y recuperada la actitud y el compromiso, los de Carlo creen tener la llave para seguir hurgando en la herida culé.
Para ello deberán demostrar que lo firmado en la segunda parte de la final no fue un mero espejismo. Los tiempos también les acompañan, con el Barça en depresión tras la dura eliminación en las semifinales de la Champions y con el cuerpo al límite después de disputar otra prórroga más. Así las cosas, si el Madrid es capaz de imponer un ritmo alto de ir a defender hacia delante, casi en marca individual para bloquear las piezas claves del Barça, y no fallar en la concentración, los de Hansi se verían obligados a batallar en un escenario diferente, con un Madrid más guerrero y trabajador... y generoso con el compañero.
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