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El último Clásico de la temporada se juega esta tarde en Montjuic. El cuarto y el que seguramente va a marcar la temporada de ambos equipos. El Real Madrid se agarra a un triunfo que le mantenga vivo en la Liga. Si fuera capaz de ganar y obrar la remontada, –seguiría eso sí a un punto del Barcelona– lo que se entiende ya como una campaña de aprobado raspado por haber ganado la Supercopa de Europa y la Intercontinental, pasaría a ser el mejor final posible a la etapa dorada del Madrid de Ancelotti.
En el Barça falta por calibrar el mazazo de la Champions. Ganar la Liga significa también cerrar una notable temporada, y más al tratarse del primer año de Flick, tras levantar hace apenas dos semanas la Copa del Rey ante el eterno rival. Es acabar también la campaña con dos títulos puesto que ya se impuso al Madrid en la Supercopa de España de forma más que contundente (1-5).
Sin embargo, quedarse fuera de la Champions esta misma semana ante el Inter ya no permite ceder la Liga. Lo tiene en su mano y tirar por la borda la ventaja de cuatro puntos sería casi un batacazo mayor que el sufrido ante el equipo italiano en San Siro.
Esperanza blanca
Las sensaciones en el Madrid son contradictorias. Ancelotti no va a seguir, ya se espera a Xabi Alonso y para ganar la Liga hay que ganar a un Barça que ya le ha superado tres veces: 0-4 en Liga, 1-5 en la final de la Supercopa de España y 2-3 en la final de Copa. Además, por ahondar en lo negativo, llega un Madrid arrasado por las lesiones en defensa. Seis operados, sin Rüdiger, sin Alaba, sin Militao, sin Camavinga, sin Carvajal, sin Mendy... Un banquillo completado con canteranos y con Vallejo o Jacobo Ramón como opciones para acompañar a Asencio en el centro de la zaga, algo impensable sin duda cuando arrancó la temporada, aunque la otra opción es bajar de nuevo a Tchouaméni al centro de la zaga. Para frenar a Lamine Yamal, no queda más que Fran García, mientras que Lucas Vázquez será el otro lateral si Valverde vuelve a le medular con Tchouaméni en la zaga.
Sin embargo, hay motivos para ver la botella medio llena. Por un lado, que el tercer Clásico se escapó por errores propios cuando ya rozaba la Copa. La segunda parte les hace albergar esperanzas que se suman a la derrota azulgrana ante el Inter.
El madridismo se aferra también al arreón de última hora de Güler, que desde que entró en la segunda parte de la final en Sevilla está mostrando su talento y que parece que le ha terminado ganando la partida a un desdibujado Rodrygo en este tramo decisivo de la temporada.
Así llega el Barça
Pero no es el único. El madridismo se aferra también a Mbappé, que además se juega el Pichichi. Suma 35 goles, uno menos que Lewandowski, que encima apunta al banquillo. El francés le ha marcado además al Barça en las dos finales y viene de hacer un doblete al Celta. Así que no son todo nubarrones en Chamartín.
El Barça llega al cruce con algunas bajas importantes, como la de Jules Koundé en el lateral derecho (se disputan esa posición Eric García y Ronald Araujo), aunque recupera a Alejandro Balde y Marc Casadó. Ninguno será, no obstante, titular y ambos arrancarán en el banquillo. Robert Lewandowski también empezará sentado el encuentro de Montjuïc y no saldrá de inicio a pesar de que LaLiga y el Pichichi están en juego.
El delantero polaco recibió el alta médica de su dolencia en el músculo semitendinoso de la pierna izquierda, justo para el partido contra el Inter en Milán del pasado martes, y no salió en la formación inicial: participó la última media hora.
Hansi Flick no quiere forzar su regreso aún y hoy tampoco le pondrá de titular. El técnico germano apostará por un tridente formado por Lamine Yamal, Ferran Torres y Raphinha. El valenciano, además, está en un gran momento de forma, con 19 goles ya.
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