En cualquier punto de la sierra de Madrid, en Cantabria, en Teruel o en Valencia. Por allí recorren 'Montañas de vida' un grupo de mujeres a las que el cáncer les ha dado alas para volar más alto, para vivir con más ganas, para sentir esa conexión que la naturaleza aporta a sus vidas cuando las fuerzas y el ánimo flaquean por la enfermedad. Un día el Reto Pelayo Vida unió en Patagonia a cinco supervivientes de cáncer como Yolanda, Kica, Sonia, Laura y Anna, y la primera tuvo la brillante idea de crear un proyecto con ellas y Maite y sus amigos de la sierra María, Pepe y Emilio, en el que las mujeres con cáncer encontraran un punto de encuentro sanador.
'Montañas de vida' nació en enero de 2024 y un año después es un proyecto más vivo que nunca con más de 200 personas que se han sumado a casi una veintena de rutas. "La montaña nos conecta y nos hace mejores. El primer aprendizaje es la importancia de la escucha; el segundo, es que juntas somos más fuertes; el tercero es que aunque la cumbre nos emociona, el verdadero viaje es regresar; y podríamos añadir a los acompañantes como un regalo de la vida, que vivir ilusionadas nos mejora el ánimo y que aquí en la montaña no hay edad, ni género ni condición", afirma Yolanda Cerezo, arquitecta de 54 años y alma mater de esta comunidad.
Este penúltimo domingo de marzo toca ruta en el Cerro San Pedro, en la Sierra de Guadarrama. Ha salido el sol después de casi un mes de lluvias y hay una invitada especial: Ane es la más joven del grupo, tiene 26 años, vive en el Pirineo y se ha hecho 500 kilómetros desde Jaca con su furgoneta para llegar el sábado a la sierra madrileña y estrenarse como montañera de vida: "Hace meses encontré en instagram este grupo de montaña con mujeres que han sido pacientes oncológicas. Soy enfermera y he trabajado en paliativos, enamorada de la montaña, me he hecho guía de montaña. Mi madre falleció cuando era pequeña por un cáncer de colon e hígado y para mí es un sueño estar aquí". Cuando en la tarde del domingo vuelve a casa se dibuja una sonrisa de agradecimiento y de plenitud por compartir una experiencia única, de las que llenan.
Carlos Soria, socio de honor de MdV
Montañas de vida cuentan con un Socio de Honor de lujo, el alpinista de 86 años Carlos Soria. "Vida y montaña, montaña y vida, no se me ocurren dos palabras que conecten mejor. Conocí a estas mujeres y para mí fue un regalo compartir una ruta en mi querido Cerro del Telégrafo con todas ellas. Invito a todas aquellas personas con cáncer a que sigan disfrutando del mayor tiempo posible en las montañas para seguir encontrando en la naturaleza un motivo para tener más ganas de vivir".
Ángeles Valbuena es una de las fijas de ‘Montañas de vida’ en pleno tratamiento contra el cáncer: “Los efectos de la quimio me dejaron muy tocada y conocer MdV hizo que encontrara mis referentes, mis faros... Y el miedo pasó a ser esperanza: esperanza en volver a tener una vida parecida a la de antes”.
Vida y montaña, montaña y vida, no se me ocurren dos palabras que conecten mejor
"A mí me gusta la montaña, viajar... y el conocer a este grupo de mujeres a través del Reto Pelayo fue una luz que me guio en la recuperación. Gimnasio, comer bien, cuidarse, pero ver a otra gente que ha pasado por lo que tú me enseñó el camino. Y les estoy muy agradecida, sobre todo por todo el tiempo que dedican por los demás. Sois supergenerosos todos los que hacéis posible Montañas de vida", remarca emocionada Ángeles.
Otra que nunca falla desde su primera salida en el mes junio es Ana Brunbeck: “Dejé de hacer deporte por la endiometrosis y encontrar ‘Montañas de vida’ fue una oportunidad. En mi primera ruta, las taquicardias me asustaron mucho, vine sin pelo para dar testimonio, es un grupo de montaña con mujeres vitales, resilientes, ideal para mí. Vuelves a casa en nivel superhéroe diciendo 'Yo puedo con todo”.
Marta Blanco es de las últimas en llegar pero vino para quedarse: “En otros grupos de montaña te sientes la oveja negra porque eres la distinta, y aquí soy la oveja blanca, como todas. Cuando las conocí pensé que eran normales, no superwomen”.
Montañas de vida es un proyecto creado por mujeres para mujeres con cáncer, pero también hay hombres como Pepe Jimeno y Emilio Medina, que organizan rutas, apoyan el proyecto y les llena compartirlo cada salida en la sierra: "Para mí es muy motivador aprender del esfuerzo que realizan estas mujeres con cáncer. Recuerdo aquella ruta de la que hablaba Ana y para mí hay un antes y después de aquella experiencia por todo lo que aprendí. Lo que más me está aportando es respirar esta energía positiva, es un chute que ya no lo puedes dejar", afirma Emilio.
Esto es Montañas de vida, una manera distinta de afrontar la enfermedad, de conectar con gente con muchas ganas de vivir, de sentir la montaña, de compartir ilusiones, de sentirse apoyadas, de transmitir esperanza, de ser mejores. Y si algo de esto les falta aquí hay @montanas_devida
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