Donald Trump lo tenía claro. No tuvo ningún tipo de rubor en explicarlo antes de que se celebraran las elecciones. Sin pelos en la lengua. Tenía más que implementada una acción que iba a acometer nada más jurar el cargo de presidente de los Estados Unidos. Fulminar a los fiscales que formaban el equipo de Jack Smith, quien investigó el caso de los documentos clasificados de Mar-a-Lago y el asalto al Capitolio.
Y toda esa sed de venganza se carga en torno a la figura del fiscal especial Jack Smith. Fue quien propició la imputación del magnate republicano por haberse llevado documentos clasificados de la Casa Blanca y por su vinculación con el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, según señala The Washington Post.
Ha sido un portavoz del Departamento de Justicia citado por la cadena de televisión estadounidense NBC el que ha declarado: "Hoy el fiscal general en funciones James McHenry ha despedido a varios cargos del Departamento de Justicia que desempeñaron un papel importante en el encausamiento del presidente Trump". Así, de sopetón. Sin contemplaciones. Y añadía: "En vista de sus acciones, el fiscal general en funciones no confía en estas personas para que ayuden a aplicar fielmente las órdenes del presidente de poner fin a la instrumentalización del Gobierno".
Los nombre que estarían implicados en el cese de sus funciones estarían los fiscales Molly Gaston, J.P. Cooney, Anne McNamara y Mary Dohrmann, entre otros funcionarios del Estado.
Comentarios