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PGA Championship

Scottie Scheffler sofoca la insurrección de Jon Rahm

El español llegó a ser líder y en un final lleno de errores acabó octavo. Tercer grande para el número 1 mundial

Scottie Scheffler sofoca la insurrección de Jon Rahm y triunfa en el PGA ChampionshipAP Video
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Con más tensión que los guiones tenían preparados y lo que refleja el resultado final, Scottie Scheffler sumó el tercer grande de su carrera a los 28 años, el primero lejos del Augusta National. Su coronación la discutió Jon Rahm, el golfista que recuperó su peso en los grandes con 15 hoyos brillantes en los que saliendo desde atrás, pues salía a cinco golpes de la cabeza, desafió durante una hora larga al campeón. Su final atribulado deslució una actuación de mérito.

La emoción del domingo, día soleado, de viento, de greenes rapidísimos y menos alcohol en el personal que el sábado, exigía los errores de Scheffler y la fe de uno de los perseguidores. Descartados todos los que estaban entre el número 1 mundial y Jon, fue éste el que asumió el reto. Sobre todo cuando se vio que el texano tenía fisuras en su juego, especialmente desd e el tee. Su juego corto, ya fuera desde el bunker o embocando un putt de cinco metros cuesta abajo, evitó el descalabro, pero no tres bogeys —también un birdie— en los nueve primeros hoyos. (Resultados)

Rahm olió la sangre. Fue salvando pares hasta que embocó el primer birdie en el hoyo 8, un par 4 corto. Y en medio de la caída de Scheffler, un jugador que abrazó su tercer grande y el decimoquinto título en el PGATour —como sólo antes de los 29 han logrado Nicklaus y Tiger—, Jon entró en efervescencia.

Jon Rahm lamenta el putt en el hoyo 16
Jon Rahm lamenta el putt en el hoyo 16

Enlazó dos birdies consecutivos y se puso a la vera del líder, que no tenía mucho margen de maniobra. Empezó un torneo a nueve hoyos entre los dos últimos números 1 del planeta golf. En el 10, un par 5 donde el de Barrika también logró uno de esos dos aciertos enlazados, jugando dos hoyos por detrás, Scheffler cobró un golpe de ventaja.

Un nuevo Rahm

De repente, Rahm se había sacudido toda la arena que le ha caído desde que firmó por el LIV, sobre todo tras el colapso de los Juegos Olímpicos. En realidad su problema ha sido que no estaba cómodo con el swing y eso es un lastre psicológico para un golfista aunque tire vueltas bajas.

En el Masters avisó que andaba cerca de algo. Debía ser esto. Desde el jueves de Augusta, Jon vuelve a ser un golfista determinante, que mueve la bola en el aire a su antojo nuevamente, que ve en los 18 hoyos otras tantas oportunidades. A veces con exceso. El golfista que los analistas señalaron que iba a marcar una época en este país.

Rahm celebra el birdie en el hoyo 11
Rahm celebra el birdie en el hoyo 11

Un mal bote en el hoyò 14, otro de los pares 4 que se cazaban de un golpe, aumentó la dificultad de la empresa. La pelota botó hacia la derecha en lugar de a la izquierda y se fue al bunker. En el lance del golf donde primero hay que golpear a la arena antes de impactar a la bola, asi lo dice el manual, bloqueó algo el palo y la bola no rodó lo esperado. Fue un birdie desperciado más que un par. Scheffler, a su vez, había recuperado la armonía de su swing. Era un mensaje muy malo, agravado porque Rahm no fue capaz de sacarle partido al último par 5, que lo llenó de urgencias. El golfista español, en busca de ser el primero que ganaba tres grandes distintos —donde no llegó el gran Seve— ya dependía de que el líder fallara. Y no es un verbo que acostumbre a conjugar Scottie.

Scheffler aprovechó los dos hoyos respiro antes de la milla verde, el truculento final (16, 17 y 18) de Quail Hollow, en Charlotte, justo en el momento en el que Jon tiró por la borda todo lo que había construido.

Jon Rahm: "Juego para quedar lo mejor posible... y me he precipitado un poco"<br>AP Video

En el final más difícil de todos los que se juegan en el golf en Estados Unidos, cometió un bogey en el 16 y apuró tanto el hierro 8 en el par 3 del 17, arriesgando porque era una cuestión de suerte o muerte, que la mandó al agua y lo pagó con un doble bogey.La distancia se abrió a seis golpes y Jon, que había sido colíder del torneo, pasó a un segundo plano en la fotografía final.

En hoyo 18, para desdicha del de Barrika, dio el peor drive de todo el día y lo mandó al riachuelo. Sumó otro error de bulto más que le impidió ser segundo. No es la imagen que había proyectado durante las tres primeras horas ni durante los tres primeros días. La tarjeta de dos sobre par (73) fue un castigo exagerado. 

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