Carlos Pouso (Leioa, 1960) lo deja. O al menos, se toma un descanso indefinido tras cerrar su etapa al frente de la SD Logroñés, equipo al que llegó el 1 de julio de 2024 para dirigir en Segunda Federación – Grupo 2. A sus 64 años y tras más de dos décadas de trayectoria en los banquillos, el técnico vasco se despide con la sensación amarga de haber estado cerca del ascenso… pero sin premio.
“Me voy con una pena tremenda de no haber conseguido algo que estaba convencidísimo de que íbamos a conseguir”, reconoció Pouso en una rueda de prensa sincera, repleta de emoción, análisis y hasta sentido del humor. Y es que ni en su despedida faltaron las bromas: “Como oís ese ruido de fondo, esa es una de las razones por las que me piro de este deporte: no aguanto la música de los vestuarios, ni la de ellos ni la de mi equipo. Lo que mi mujer no consiguió en más de diez años, lo ha logrado esa música insoportable”.
El veterano entrenador, que ha dirigido en clubes como Mirandés, Racing, Pontevedra, Calahorra, Eibar, Recreativo o UD Logroñés, finaliza así una campaña notable en lo estadístico: 36 partidos al frente de la SD Logroñés, con 19 victorias, 10 empates y solo 7 derrotas (1,86 puntos por partido). El vasco cuajó una gran campaña regular con los riojanos (pudieron subir de forma directa hasta el último día cuando lo logró el Arenas), pero no bastó en la promoción, donde su equipo cayó eliminado tras perder en casa frente al Estepona (1-2), pese a adelantarse en el marcador y haber empatado en la ida.
“Nos han entrado las prisas cuando teníamos que tener más calma. Su gol nos descompuso. No es momento de poner excusas: ni la juventud, ni la falta de experiencia. Sería una disculpa idiota”, reconoció con autocrítica. “En el cómputo global no hemos sido inferiores, salvo en el marcador, que es lo único que cuenta”, añadió con resignación.
Pouso se mostró agradecido con sus jugadores (“han hecho un temporadón enorme, estoy muy orgulloso de ellos”) y con la afición blanquirroja: “Sin aficiones no somos nada. Nosotros vamos donde nos quieren y nos pagan, pero ellos son fieles. Hoy han tenido otra ración de penurias, pero volverán”.
Mirando más allá
Sobre su futuro, el técnico fue claro: “Tiene que ser mi último partido porque no tengo nada donde ir. Solo volvería si algo me ilusiona de verdad. Ya no tengo la necesidad ni la obligación de trabajar. Ha habido momentos en los que he sentido que mi familia me ha necesitado más que el club, así que tenéis que entenderlo”.
Con una media de 1,53 años por equipo a lo largo de su carrera y más de una decena de banquillos a sus espaldas, Carlos Pouso cierra un ciclo. El de un hombre auténtico, pasional y honesto. “Me he equivocado, lo siento”, dijo al concluir su última rueda de prensa. Palabras sencillas, humanas, que resumen la esencia de un técnico irrepetible que, salvo sorpresa mayúscula, dice adiós.
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