FUTBOL
Real Madrid

El Madrid conoció al primer 'hijo de Dios'

En su primera visita a Italia, en la Navidad Sangrienta de 1920, se enfrentó a Renzo de Vecchi

Pablo Hernández-Coronado, el portero del Madrid en la gira navideña por Italia de 1920.
Pablo Hernández-Coronado, el portero del Madrid en la gira navideña por Italia de 1920.ARCHIVO MARCA
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En el otoño de 1920, el Real Madrid recibió una invitación para viajar a Italia en Navidad. El equipo blanco aceptó. Era la primera excursión a ese país. Su mapa de viajes se limitaba a dos visitas a Lisboa en enero de 1913.

Aceptó. El plan era la disputa de cinco partidos repartidos entre Turín, Bolonia (dos), Génova y Lioarna, que era como entonces se conocía a Livorno. La idea fue muy cuestionada en la prensa. Se temía, por un lado, por la imagen del fútbol español. Se decía que los blancos bajaban muchos lejos de su ciudad y que los italianos eran demasiado potentes. Por otro, se veía en ese viaje poco más que una excursión navideña.

El 19 de diciembre, la expedición blanca partía de la estación del Mediodía. El primer destino era Barcelona. Después, más de 40 horas para llegar a su primera parada, Turín.

D'Annunzio, al frente de las tropas nacionalistas italianas de Fiume.
D'Annunzio, al frente de las tropas nacionalistas italianas de Fiume.

Italia, en guerra

El primer partido estaba fijado para Nochebuena, en el Corso Sebastopoli ante una selección de Juventus y Torino. Cuando la expedición blanca llegó a Turín se encontró con un situación de guerra, lo que se bautizaría como Il Natale di Sangue (Navidad de Sangre).

Gabriele D’Annunzio —militar, poeta, ultranacionalista e inspirador de un personaje llamado Benito Mussolini que comenzaba a ocupar titulares— había ocupado la ciudad de Fiume, hoy la croata Rijeka. Era la respuesta al Tratado de Rapallo entre el reino de Italia y el Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos. De ese acuerdo nació el Estado Libre de Fiume. La ciudad estaba ocupada desde septiembre de 1919 por los nacionalistas de D’Annunzio. Reclamaban la anexión a Italia de esos territorios. Durante la Navidad de 1920, del 24 al 29 de diciembre con una tregua el 25, las tropas reales y rebeldes chocaron con la derrota nacionalista.

Goleadas

La gira del Madrid por Italia confirmó los peores presagios. Exhaustos por los viajes, superados por los rivales y por unos campos embarrados como pocas veces se veían en España, las derrotas se acumularon: cuatro en cinco partidos, con una sola victoria, ante la selección de Reggio Emilia.

Al 4-1 en Turín del día 24 sucedió el 3-0 en Bolonia el día 26, que dejó una lectura peculiar del José María Castell, que cubría la gira blanca para Madrid-Sport: “El Madrid fue obsequiado con un artístico regalo, y ha sido invitado a un espléndido banquete, en el que ha reinado un ambiente verdaderamente fraternal. El Real Madrid tiene otras muchas invitaciones pendientes. Y el Real Madrid ha querido corresponder a estas atenciones en la medida de sus fuerzas: ha dejado que el Bolonia F. C. le gane por tres goals, y no ha querido meter ni uno solo. ¿Es que los jugadores madrileños son tan malos como han aparentado hoy? No; tan mal no se puede jugar más que a propósito, y a mí me consta que se han dejado ganar por galantería”.

Renzo de Vecchi.
Renzo de Vecchi.

Un genio el día de Reyes

Tras el 2-0 el Livorno (día de Año Nuevo) y el partido ganado 1-4 el 3 de enero, la despedida fue en el Marassi de Génova, el día de Reyes. El Madrid fue aplastado (5-0) y conoció al primer genio del fútbol italiano: Renzo de Vecchi, apodado en su país Il figlio di Dio. Era un medio izquierdo que después acabó en la defensa. Un héroe nacional.

Debutante con su selección el 26 de mayo de 1910, con 16 años y 112 días, todavía hoy es el más joven en estrenarse con Italia. Rival de España en los Juegos de Amberes de 1920, su fútbol más tierno se lo entregó al Milan en el viejo campo de Acquabella. Enrico, su padre, era un entusiasta rossonero.

Recuero del Genoa del 5-0 al Madrid.
Recuero del Genoa del 5-0 al Madrid.

Pero del Milan se fue mal. En 1913, una crisis sacudió al equipo y De Vecchi, a regañadientes, aceptó marcharse al Génova. Por un lado, por el fichaje del Attilio Trerè, que lo vio como un desafío persona; pero, sobre todo, porque la Banca Commerciale di Genova le ofrecía un trabajo mucho mejor remunerado que el que tenía en la Pirelli.

En el Génova, de la mano del inglés Williams Garbutt (Mister Pipetta), se convirtió en el Figlio di Dio. Participó en la Primera Guerra Mundial, ganó tres Ligas con la camiseta rossoblù, fue entrenador y periodista. Murió en su amada Milan el 14 de mayo de 1967.

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