El fútbol vallisoletano y balear llora la pérdida de Antonio Díez Mateo, conocido en los terrenos de juego como Toño, fallecido a los 72 años a consecuencia de un trombo que no pudo superar pese a ser intervenido quirúrgicamente. Natural del popular barrio de Las Delicias, Toño representó la esencia del jugador de cantera que, a base de esfuerzo y humildad, alcanzó la élite del fútbol español en una época de profundas transformaciones para el Real Valladolid.
Sus primeros pasos los dio en la Ferroviaria, uno de los clubes históricos del fútbol aficionado de Valladolid. De ahí dio el salto al filial blanquivioleta y, tras una cesión al Michelín de Lasarte, se incorporó al primer equipo del Real Valladolid en la temporada 1975-76, con Fernando Alonso en la presidencia y Héctor Núñez en el banquillo. Durante seis campañas, Toño defendió la camiseta del club de su ciudad, disputando 196 partidos oficiales —182 en Segunda División y 14 en Primera— y anotando 11 goles. Su regularidad en el lateral le convirtió en un fijo para entrenadores tan diversos como Núñez, Aloy, Saso, Paquito, Pachín o Eusebio Ríos.
En la campaña 1979-80 vivió el ascenso del Pucela a la máxima categoría del fútbol español y cumplió así el sueño de jugar en Primera División con el equipo de su vida. Tras una última temporada en Valladolid, puso rumbo al Real Mallorca, donde militó en la 1981-82. Bajo las órdenes de Antonio Oviedo —y posteriormente de Juancho Forneris y Lucien Muller—, Toño jugó 21 partidos (16 como titular) y anotó dos goles, siendo recordado por su velocidad, inteligencia táctica y entrega. Aunque el objetivo del ascenso no se cumplió (el equipo finalizó sexto), dejó huella en la afición bermellona.
Tras colgar las botas, regresó a Valladolid, donde se dedicó a la hostelería, una vocación que ya conocía por tradición familiar. Fundó el bar Pasarela en la calle San Lorenzo, con el mismo nombre del negocio que sus padres regentaron en Las Delicias, y más adelante se hizo cargo de la cafetería del Colegio de Abogados, donde ganó aún más popularidad. En sus últimos años, Toño sufrió un grave problema de salud que le apartó de la actividad profesional, aunque nunca perdió su carácter afable ni su sonrisa.
El Real Valladolid, el Mallorca y todo el fútbol español despiden a un jugador que representó los valores de sacrificio, humildad y amor por los colores. Compartió vestuario con grandes nombres como Carlos Fenoy, Pepe Moré, Chus Landáburu o Manolo Llácer, y deja una huella imborrable en quienes lo conocieron, tanto dentro como fuera del campo.
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