- Estadísticas Así vivimos el Sevilla-Real Madrid
El Madrid cumplió con su obligación en Sevilla firmando el triunfo y ayudando a Mbappé a acercarse a la Bota de Oro. El francés hizo el gol importante, el primero, y sentenció un duelo que también retrató la temporada del Sevilla. Se quedó con diez al inicio, con medio estadio vacío por la protesta contra la directiva, por expulsión de Badé, y con nueve nada más abrirse el segundo tiempo, en una pasada de frenada de Isaac. Retrato de una temporada desquiciante para una institución que necesita casi empezar desde cero.
Sin alicientes importantes más allá del premio individual del ariete, era esperable ver un partido casi de pretemporada. Contribuyó también el cisma sevillista, con la ausencia de las peñas en la primera parte en protesta contra la Directiva. No se perdieron mucho. Lo más relevante, la expulsión de Badé al interceptar la carrera de Mbappé al espacio. Poca cosa, pero al Villarreal le expulsaron a Bailly por lo mismo en Vigo, así que Busquets Ferrer mantuvo el criterio arbitral.
Reaccionó bien el Sevilla a la contingencia. Se retrasó Gudelj, se juntó el equipo y sufrió poco en ese primer acto. Del Madrid se esperaba algo más de intensidad ofensiva tras quedarse en superioridad. Más allá de la buena dirección de Luka Modric, incombustible en el eje, y algún detalle de Arda, no aprovechó la circunstancia. Eso sí, tuvo una ocasión muy clara en la única conexión entre Modric y Mbappé. Sirvió con el exterior el croata y se fue por potencia Kylian, pero trató de definir con el interior y se le marchó cruzado.
No renunció a asomarse a campo contrario el equipo de Caparrós, especialmente por medio de Suso, el hombre con mejor pie. Tuvo recompensa a su sacrificio al forzar una oportunidad muy clara. Presionó García Pascual a Jacobo que no midió los tiempos, se escapó el delantero mano a mano y Lunin, sorpresa en la alineación, se hizo grande para evitar el 1-0.
Entró el público tras el descanso, y también Isaac Romero en el bando hispalense. El canterano entró pasado de revoluciones, y en la primera acción impactó con la plancha en la tibia de Tchouaméni. El colegiado apreció aquello de amarilla, pero le avisaron desde el VAR que la acción era temeraria. Roja. El Sevilla, con nueve. Se ponía el panorama ideal para el Madrid. Pues ni por esas.
No subió el ritmo el Madrid, como si estuviera convencido de que el gol caería por su propio peso. Mucho pase horizontal y poco movimiento sin balón. Lo de toda la temporada, pero agravado por la inferioridad manifiesta del oponente. Sólo alteró el pulso del partido la protesta masiva del sevillismo, con lanzamiento de globos y papeles, que adelantó la pausa para el refresco.
Se escapaba la ocasión perfecta para que Mbappé echase el lazo a la Bota de Oro, así que el francés no dejó para otros lo que podía hacer él. Buscó la diagonal desde la izquierda y se estrelló con el larguero. Ya había movido Ancelotti el banquillo, con los canteranos Víctor Muñoz y Gonzalo en el verde, y bastó un balón con cierto desahogo para que Mbappé hiciera caja. Recibió el pase de Modric, cruzado, se perfiló a cinco metros de la frontal y cruzó con potencia, raso, junto al palo. A un tanto de Gyokeres. Que no es poca cosa, en un año tan decepcionante por las expectativas generadas tras su fichaje.
Todavía hubo tiempo para que el Sánchez-Pizjuán despidiera con honores a Suso, último testigo de un pasado glorioso, y para que el Madrid abrochase la victoria en una maniobra estupenda de los canteranos, Víctor Muñoz y Gonzalo, que remachó desde cerca Bellingham. Premio final para el inglés en una temporada muy por debajo de las expectativas. Propias y del equipo.
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