Hay puntos y puntos. Y con el estado de nervios que se vivió ayer sobre el césped del campo del Espanyol, llevarse uno al casillero está bien visto. No se celebra como si fuera Fin de Año, pero te da algo a lo que amarrarte. El Valencia sumaba, noticia, y el Espanyol seguía sin dejar escapar demasiados puntos de su estadio, algo a lo que se debe enganchar con fuerza para mantener la categoría. Baraja respira, aunque no demasiado y Manolo González también esboza una mueca de satisfacción muy contenida. Para los del murciélago puede ser un punto de partida. El equipo mejoró y supo reaccionar al gol perico. No da para salir del pozo, pero un rayo de luz asoma.
Arrancó el Valencia dominante. Jugando bien. Cosa poco vista esta temporada. El primer aviso de los de Baraja llegó por la banda de Rioja, esta vez de lateral poniendo un centro peligroso que remató en escorzo Dani Gómez buscando el gol. Al Espanyol le costaba generar peligro. La idea era robar y salir a toda velocidad hacia la portería de Dimitrievski. En ese escenario apareció Puado para culminar una jugada perfecta de los pericos y estrellar la pelota en el larguero con un zurdazo durísimo.
Se salvaron los visitantes de milagro. El capitán del Espanyol volvió a tener el gol cerca más avanzada la primera mitad. Falló en el remate de cabeza en una jugada en la que quedó demostrado que Rioja tiene poco de lateral. La respuesta del Valencia salió de las botas de Fran Pérez. El extremo, con su padre, Rufete, en la grada, se sacó de la manga un desborde brillante con centro de zurda que enganchó Diego López con un zurdazo que repelía el travesaño de forma violenta. Respiraba ahora el Espanyol que vio el gol en contra muy cerca.
La cosa iba de intercambio de golpes y en los blanquiazules el encargado de intentar tumbar al rival era Puado. El delantero se quedó solo en una buena arrancada delante de Dimitrievski, pero el arquero del Valencia le ganó el mano a mano cuando en la grada ya se cantaba el primero de la noche. Tanto lo intentó el líder de los catalanes que al final tuvo premio. Un centro medido de Antonio Roca lo cabeceó sin demasiada oposición, casi a bocajarro, para adelantar al Espanyol y marcharse al vestuario con un subidón de adrenalina de los que se agradecen. En el Valencia, nada nuevo. Gol encajado en los minutos de alargue de la primera mitad. Un drama. Todo aderezado con un fallo de Dani Gómez sólo delante del portero un minuto antes de que se cumplieran los tres minutos de añadido.
Polémica por un penalti sobre Tárrega
La cosa se fue al vestuario con ventaja local y cierta polémica por un penalti no señalado de Kumbulla sobre Tárrega en la última jugada de la primera parte. El placaje del central del Espanyol sobre el central del Valencia fue clarísimo, pero el colegiado ni fue a mirarlo al VAR. El valenciano se desesperaba, pero no había tiempo para más y esperaban 45 minutos decisivos.
Tan decisivos que nada más pisar el césped se desató la tormenta. Al primer minuto empató Diego López para el Valencia. Primera llegada y gol de los visitantes tras un buen remate raso del delantero. Lo celebraba el equipo de Baraja a lo grande cuando al siguiente minuto marcaba el Espanyol, pero en uno de esos fueras de juego milimétricos que sólo se pueden ver desde el VAR. Empate en el luminoso y a empezar otra vez de cero. En dinámica bastante más positiva, el Valencia tuvo el gol en las botas de Dani Gómez, que tras una buena combinación con Fran Pérez el delantero falló a puerta vacía. Incomprensible. Con los nervios a flor de piel, el Valencia lo tuvo en la mano, pero otra vez el VAR se llevó un tanto de Diego López y otro de Dani Gómez que estaban en fuera de juego por centímetros.
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