FUTBOL
Cádiz

El fantasma del 2008 acecha al Cádiz tras el cambio de rumbo

La zona de descenso está más cerca que la de 'playoffs' y nadie olvida lo que pasó hace 17 años

Víctor Chust se lamenta de una acción en el partido de Riazor
Víctor Chust se lamenta de una acción en el partido de RiazorLALIGA
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El Cádiz vive una montaña rusa de emociones en esta recta final de la temporada. Tras un cambio de rumbo esperanzador con la llegada de Gaizka Garitano al banquillo, que alimentó el sueño de engancharse a la pelea por los 'playoffs' de ascenso, la realidad actual dibuja un panorama más inquietante. La distancia con los puestos de promoción se ha mantenido, pero la mirada comienza a desviarse de nuevo, con cierta dosis de temor, hacia la zona roja de la clasificación, que está más cerca.

A pesar de este cambio de perspectiva, el objetivo primordial de la permanencia aún se encuentra relativamente cerca. El equipo de Garitano está a tan solo cinco puntos de alcanzar la simbólica barrera de los 50 puntos, cifra que históricamente se considera como la llave para asegurar la continuidad en la categoría de plata del fútbol español. Sin embargo, la tranquilidad que podría otorgar esta cercanía se ve empañada por un precedente que aún escuece en la memoria de la afición cadista: la fatídica temporada 2007/2008.

La fatídica temporada 2007/2008

A falta de tan solo ocho jornadas para la conclusión de aquella campaña, el equipo, por el que pasaron ese curso hasta cuatro técnicos -Mariano García Remón, Antonio Calderón, Raúl Procopio y Julián Rubio- disfrutaba de un colchón aparentemente seguro de ocho puntos con respecto a la zona de descenso. La moral del equipo se había reforzado tras una sorprendente victoria a domicilio ante el líder de la categoría, el Numancia. Todo parecía indicar una salvación virtual, pero lo que ocurrió después desafió toda lógica y estadística. El conjunto gaditano protagonizó un desplome histórico, dilapidando su cómoda ventaja y consumando un descenso a Segunda división B que dejó una profunda cicatriz en el club y su afición.

Este recuerdo latente genera una comprensible cautela en el entorno del conjunto de la Tacita de Plata. A pesar de la distancia actual con el descenso, la experiencia de la 2007/08 sirve como un crudo recordatorio de que nada está garantizado hasta el último instante. El equipo de Garitano deberá gestionar con inteligencia la presión y la ansiedad en estas ocho jornadas finales, con un calendario complicado, aprendiendo de los errores del pasado para asegurar una permanencia que, tras el reciente cambio de expectativas, se ha convertido en el objetivo prioritario

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