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El Barcelona consiguió un excepcional triunfo en el Estadio da Luz. Por la importancia del partido y también por la forma en la que se consiguió después de esa expulsión de Cubarsí que dejó a su equipo con un jugador menos cuando faltaban por jugarse 68 minutos. Todos los futbolistas realizaron un excepcional trabajo derrochando energía y con una buena dosis de acierto, sobre todo el que tuvo Szczesny debajo de los palos con paradas de enorme mérito.
Pero además de los jugadores, Hansi Flick se merece una ovación especial. El idilio que tiene el alemán con este estadio es algo inexplicable. Aquí consiguió ese 2-8 frente al Barcelona siendo el entrenador del Bayern y posteriormente se llevaría la Champions. Hace unos días consiguió su equipo un triunfo muy trabajado por 4-5 y este miércoles una nueva victoria en un partido memorable. Y uno de los motivos de este triunfo fue la dirección técnica de Flick.
Si a veces se le ha criticado por los cambios que ha hecho a lo largo de un partido, en esta ocasión estuvo certero. Era importante no equivocarse porque la situación del equipo pendía de un hilo por la expulsión de Cubarsí. En primer lugar, no le tembló el pulso a la hora de sentar a Lamine Yamal, que se fue con cara de pocos amigos. El Benfica estaba entrando por su banda y el alemán quiso mayor control por ahí con la presencia de Ferran Torres. El valenciano no hizo un gran partido en ataque, pero su trabajo en defensa fue espectacular.
Antes había sentado a Dani Olmo para dar entrada a Araujo después de la expulsión de Cubarsí. Una decisión que a priori no estaba tan clara porque el centrocampista presiona más que Lewandowski y en inferioridad es un factor muy importante. Pero a Flick le salió bien. "Con la roja he cambiado a Olmo porque es una decisión que debíamos tomar. No es fácil de entender; ni para él, ni fácil de decidir para nosotros”, dijo el técnico a la conclusión del partido.
El entrenador tuvo claro que había que reforzar la retaguardia ante las acometidas del Benfica. Puso a cinco defensas dando entrada a Gerard Martín en el lugar de Lewandowski. Esa línea de cinco con dos laterales izquierdos, ya que Balde se mantenía en el campo, fue clave para cerrar el camino del Benfica hacia Szczesny. Hay partidos en los que hay que tomar decisiones inteligentes aunque vayan en contra del ADN del club. Y Flick lo hizo.
Con la roja he cambiado a Olmo porque es una decisión que debíamos tomar. No es fácil de entender; ni para él, ni fácil de decidir para nosotros
Y otra decisión clave: mantener a Pedri hasta el final. Si el partido no está cerrado el canario tiene que estar en el terreno de juego. No lo hizo frente al Atlético de Madrid en Copa y el equipo lo pagó muy caro cediendo un empate en esos últimos minutos. Este vez Pedri lo jugó todo y fue clave al final marcando el ritmo y aguantando el balón para evitar las ofensivas del rival.
Y no hay que olvidar, aunque esto se diluye en el tiempo, la apuesta clara del entrenador en Szczesny. Flick le dio la titularidad en una decisión muy criticada. Precisamente fue en este estadio, pero hace mes y medio en el partido de la liguilla. Ahora ya nadie duda de su titularidad y más después de este partido en el que tuvo ocho paradas de enorme mérito y fue la clave para que el equipo mantuviera otra vez la puerta a cero. Con el polaco ya son ocho.
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