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Vanessa Almeida y el reto de ascender una montaña de más de 8.000 metros: "Mi autismo no define mis límites"

La alpinista vitoriana puede convertirse en la primera persona del mundo en lograrlo

Vanessa Almeida, en la cima del Volcán Ojos del Salado.
Vanessa Almeida, en la cima del Volcán Ojos del Salado.
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Vanessa Almeida tiene un sueño muy grande, concretamente, de más de 8.000 metros: convertirse en la primera persona autista del mundo en ascender una montaña que supere esa altura. "Esto nació hace algunos años, cuando empecé en 2021 con la montaña invernal. En esa época también me detectaron el autismo. En cuanto supe que lo tenía quise hacerlo público, porque yo vengo del mundo del deporte, me conoce mucha gente y he necesitado un tiempo para aceptarlo y ordenar un poco mi vida. Este proyecto no solo es un reto, sino también lo que me gustaría es inspirar a otras personas para que vean sus capacidades y que con barreras se puede", introduce en una conversación con MARCA.

Para conquistar esa cima, Vanessa cuenta con todo un equipo y una planificación en la que no hay cabos sueltos. En primer lugar, la vertiente científica es muy importante, para alguien como ella que viene de la alta competición, "mi cabeza no lo puede hacer de otra manera", asegura, y eso se nota en su adaptación a la altura: "Estoy trabajando con el doctor Aritz Urdampilleta, que es un especialista en entrenamientos en altitud. Lo que busco es ir a las montañas aclimatada y hago entrenamientos en hipoxia, con controles médicos y con analíticas de sangre para ver cómo voy. En la montaña normalmente se pierde mucha musculatura, entonces estoy en un programa de entrenamiento de fuerza hipertrofia". 

Vanessa Almeida, en la cima de la montaña Elbrus en Rusia.
Vanessa Almeida, en la cima de la montaña Elbrus en Rusia.

La alimentación es otra parte fundamental en este desafío: "Estar en altura genera al cuerpo un estrés, por lo que se requiere una nutrición deportiva distinta. Ahí entra la Universidad Miguel Hernández de Elche con el doctor Enrique Roche. Estoy liderando dos investigaciones científicas de entrenamientos en altura y de nutrición deportiva, porque no hay datos de mujeres alpinistas". Todo esto lo ha puesto a prueba en las expediciones que ha hecho hasta el momento: Toubkal (4.167 metros) en Marruecos, Elbrus (5.642 m.) en Rusia y el Volcán Ojos del Salado (6.893 m.) en Argentina y Chile. "La verdad es que ha ido todo muy bien. Voy cogiendo altura y el dato relevante es que las mujeres aclimatamos mejor. La razón es porque tenemos la capacidad de crear vida. Nuestro cuerpo está preparado para albergar uno o los bebés que sean. Eso hace que podamos convivir mejor con la falta de oxígeno".

Detrás de este proyecto, a Vanessa Almeida le mueve una parte socio divulgativa que considera igual de importante que las demás: "Yo he puesto mi autismo sobre la mesa. Dentro del espectro, lo mío es leve, pero hay cosas bastantes severas como en los niveles 3, que no hablan e incluso están completamente inadaptados. Esa gente está ahí y hay que ponerle ojos a esa situación. Otra cosa que estoy lanzando, es que no puedo participar en unos Juegos Paralímpicos. Solo está contemplado para la discapacidad física y la visual. Esto no puede ser, hay que cambiarlo. También tiene que estar la intelectual".

"Cuando me subí por primera vez en un barco, fue brutal. Fue coger el timón y sentir la fuerza, que el barco se escoraba y yo podía manejarlo. Fue como si me atravesase un rayo

La vida de Vanessa Almeida no se puede entender sin otra pasión, además de la montaña, como es la vela: "Cuando me subí por primera vez en un barco, fue brutal. Fue coger el timón y sentir la fuerza, que el barco se escoraba y yo podía manejarlo. Para mí fue como si me atravesase un rayo, fue precioso. Gané tres campeonatos de España y un campeonato del mundo. Hice la preolímpica de Sydney 2000. El Consejo Superior me dio la medalla de mérito deportivo por esa trayectoria". Después de su retirada se convirtió en entrenadora de vela adaptada, donde también tuvo muchos éxitos como entrenadora del equipo paralímpico y jefa de expedición en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 donde consiguió el primer diploma paralímpico.

La alta montaña para Vanessa ha sido como cerrar el círculo, porque su viaje lo comenzó desde muy pequeña: "Cuando te retiras, yo me he retirado dos veces como entrenadora y como regatista, estás buscando un propósito. Es un viaje emocional que cada deportista tiene que hacer. En mi caso ahora lo he encontrado en la montaña. Cuando era una niña esquiaba y pasaba todo los inviernos en la estación de esquí de Formigal. La primera vez que descendí una montaña tenía tres años, puede parecer inconsciente pero nunca pensé que no fuese capaz, nunca me arrugué, confiaba en mí misma. Solo puedes subir por ti misma con ese esfuerzo porque es un deporte duro, pero ver esos paisajes que te regala la montaña invernal es oro y a mí me ayuda a ordenarme". 

Por mi experiencia en la alta competición lo que determina el resultado es la cabeza

Y todo este camino no sería posible sin cuidar la parte mental, que trabaja con el coach deportivo y entrenador mental José Vicente Cabas. "Por mi experiencia en la alta competición lo que determina el resultado es la cabeza. Puedes estar físicamente, tácticamente y estratégicamente preparado, pero si tu cabeza no la tienes en equilibrio y tienes ruido mental no vas a llegar. Es imposible. Lo que estoy tratando es de entrenar la cabeza para esos momentos complicados".

Finalmente, Vanessa Almeida tiene claro que va a llevar adelante este proyecto cueste lo que cueste y lo está haciendo dando visibilidad como conferenciante y contando su día a día en sus redes sociales (Instragram @valmeida8000): "Espero conseguir la financiación para conseguir ir en septiembre o octubre al Manaslu. En el alpinismo, ya lo estamos viendo con Carlos Soria, es bastante complejo encontrar financiación,  y más para alguien como yo que está empezando. Pero yo lo voy a hacer. Si tengo que retrasar la expedición, lo haré y me la pagaré yo. Lo que tengo claro es que mi autismo no define mis límites, yo decido dónde ir. Por eso quiero inspirar a otras personas, que se puede conseguir algo con determinación, perseverancia y mucho trabajo porque, detrás de todo esto, hay miles de horas de entrenamiento. Pero también tiene que haber pasión y amar lo que haces porque sino es imposible que funcione". 

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