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Coches clásicos

Este viejo coche corre más del doble que un Bugatti y cuesta la mitad

Se trata de un ejemplar único creado en 1965 con el objetivo de convertirse en el vehículo más rápido sobre la faz de la tierra. Y logró su objetivo.

Los indicadores son más propios de un avión de combate.
Los indicadores son más propios de un avión de combate.RM Sotheby's.

Los buscadores de coches en páginas web tienen en todos los casos varios filtros: marca, modelo, año, color, kilometraje, estado de conservación, lugar en el que se encuentra... En ninguna de esas páginas hemos encontrado jamás un filtro que nos permita buscar en función de la velocidad máxima que alcanzan. Pero si lo tuvieran, daría igual que todos los multimillonarios pusieran a la venta y a la vez todos sus mejores súper deportivos; el coche que te vamos a mostrar, y que ahora está en venta, aparecería siempre en primer lugar.

Coche... o avión

Que conste que lo llamamos coche porque tiene cuatro ruedas, un motor y su misión es desplazarse sobre la superficie de la tierra. Pero tampoco les faltaría razón a aquellos que opinen que se trata más bien de un avión sin alas.

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Se llama Spirit de America Sonic I y se construyó en 1965 para convertirse en vehículo más rápido del mundo sobre la superficie terrestre. Y de hecho consiguió su propósito al alcanzar 966 km/h el 15 de noviembre de aquel mismo año sobre las planicies saladas de Bonneville, en Utah (Estados Unidos).

Récords desde 1898

La historia de la búsqueda 'romántica' por la mayor velocidad sobre la tierra siempre ha tenido sus pioneros, casi siempre hombres tan atrevidos como millonarios y necesitados de ocupar su vida con emociones fuertes. Comenzó ya en 1898, en Francia, con un récord de 63,15 km/h que suponía una velocidad espeluznante para aquellos prehistóricos coches capaces de destartalarse a altas velocidades. Por cierto, te sorprenderá saber que este coche tenía motor eléctrico.

ses, belgas, británicos y estadounidenses se lanzaron desde entonces a por estos récords, que llenaron páginas en periódicos y revistas de motor durante todo el siglo XX. Siempre tratando de superar cifras redondas que a menudo se medían en millas por hora: primero 100, después 200, más tarde 300...

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Pasándolo a km/h, en 1906 ya se habían superado los 200 km/h, la barrera de los 300 km/h cayó en 1927, y los 400 km/h se superaron en 1932. Los 500 km/h se alcanzarían en 1937, y la barrera de los 600 km/h se rompería en 1947.

A mediados de los años 60, cuando el Spirit of America Sonic I fue diseñado, el récord estaba en los 648,730 km/h que había alcanzado el británico Donald Campbell con el Bluebird CN7 de 4.000 CV.

Llega la era 'jet'

Todos los coches que habían conseguido un récord de velocidad habían tenido hasta entonces un motor 'convencional', aunque con la mejor tecnología del momento. Y este motor era el que se encargaba de mover las ruedas. Pero el californiano Craig Breedlove pensó que esto no tenía por qué ser así y dio un vuelco completo al diseñar su Spirit of America Sonic I: para empezar ya no tenía cuatro ruedas, sino tres. Y el motor ya no se encargaría de mover las ruedas, que quedaban libres, ya que del impulso se encargaba un turborreactor GE J47 procedente de un avión de combate (un F-86 Sabre). Con ello, la 'era jet' había llegado a los récords de velocidad.

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Su carrocería, o más bien deberíamos decir fuselaje, era un cuerpo de 10,3 metros de largo para dar cabida a descomunal motor. En su interior no había espacio más que para un pequeño asiento con cinturones de arnés, dos pedales, una serie de interruptores para manejar el propulsor y un mando que servía de volante.

Acuerdo final

El 1963 Breedlove consiguió pilotar su bólido a 755,722 km/h, pero entonces surgió la polémica: aquello de que el coche tuviera solo tres ruedas (más tarde montería cuatro) y que las ruedas no tuvieran tracción incumplía las normas de la Federación Internacional de Automovilismo, así que en principio no fue homologado. Pero sí lo reconoció la Federación Internacional de Motociclismo, dándole carácter oficial.

Por suerte, en diciembre de 1964 la FIA y la FIM se pusieron de acuerdo en que solo habría un récord sobre tierra, que sería para la velocidad más alta lograda por cualquier vehículo, con independencia del número de ruedas que tuviera o de que las ruedas tuvieran tracción o no.

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Fue tras este cambio cuando Breedlove se plantó el 2 de noviembre de 1965 en las salinas de Utah con su Spirit of America y alcanzó una espeluznante velocidad máxima de 893,97 km/h, para subirla solo 13 días más tarde a 966,57 km/h. Y ahí no quedó la cosa, porque en su plan estaba que su esposa lo condujera para convertirse en la mujer más rápida del mundo, y en efecto ella logró ponerlo a 495 km/h.

Tras ello, el coche pasó a la historia, viendo cómo en 1970 se superaban los 1.000 km/h y más récords llegaban hasta el actual, de 1.227 km/h conseguido en 1997 por Andy Green.

El Spirit of America Sonic I pasó desde 1975 a estar expuesto en el Indianapolis Motor Speedway Museum, aunque de vez en cuando se ha mostrado en otros centros norteamericanos.

El precio final, una incógnita

Pero su etapa en museos ha terminado porque va a salir a subasta en Miami el próximo 25 de febrero. Cuánto llegará a pagarse por una pieza tan extraña es una incógnita, y de hecho los expertos solo dicen que esperan una cifra de entre medio millón de dólares y un millón (entre 476.000 y 952.000 euros). Desde luego, mucho menos de lo que se suele pagar por un Bugatti Veyron.

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