No se pierde ninguna competición de marcha, aunque ella ahora sólo corre. María Vasco (Barcelona, 1975) sigue de cerca el atletismo, “mi vida durante 30 años”, y destaca el gran momento que atraviesa su especialidad. Este verano se cumplen 25 años de su histórica medalla de bronce en Sidney y MARCA habla con la exatleta del pasado, presente y futuro.
- El 28 de septiembre del año 2000 se convirtió en la primera atleta española en ganar una medalla olímpica. ¿Cómo recuerda aquel día?
- La sensación que tengo es que no ha pasado tanto tiempo y ahora, con los homenajes del 25º aniversario, me digo: ¿Pero cómo que han pasado ya 25 años? Me parece algo increíble porque yo lo recuerdo perfectamente. Recuerdo una competición brutal, también bastante rara, por el clima que hizo, por cómo se desarrolló... Hasta el kilómetro 10 yo iba retrasada, sobre la décima plaza, y a partir del ecuador empecé, como decimos nosotros, a ‘recoger cadáveres’. Hubo bastantes descalificaciones, gente que se fue desmayando... porque fue un día bastante duro.
- ¿Era consciente en aquel momento de que hacía historia en el atletismo nacional?
- Pues no te voy a engañar, no. No era nada consciente. A esa competición no acudía obviamente para una medalla. Mi marca en ese momento era de 1.30:00 y a mí no me colocaba ni entre las ocho primeras. Eran unos Juegos, en los que pueden pasar mil cosas; una prueba como la marcha, tan técnica... De ahí a estar en las medallas, pues no lo imaginaba. Ya incluso cuando iba cuarta y ya me dijeron que estaba tercera, ni lo creía. Yo entré al estadio por el túnel y me decía: “Que sí, que vas tercera, no me van a estar engañando, si ya no queda nada para la meta”. Al final, medallista olímpica, me decían que había hecho historia. Por la noche cuando me colgaron la medalla tenía la sensación de que el podio levitaba: era la primera mujer en conseguir una medalla olímpica en el atletismo femenino español. Alucinante.
cuando me colgaron la medalla tenía la sensación de que el podio levitaba: era la primera mujer en conseguir una medalla olímpica en el atletismo femenino español. Alucinante
- ¿El hecho de que no llegara como favorita y terminara subiendo al podio le da más valor a aquella medalla?
- En Sidney fue la primera vez que se disputaba la distancia de los 20 kilómetros en unos Juegos porque en los anteriores eran 10 km. Yo había estado en Atlanta, pero aquello para mí fue un premio, un regalo. Tenía 19 años, me veía como la mascota del equipo (risas). Era muy, muy joven. Y a Sidney no llegaba para una medalla porque yo creo que en ese momento aún no tocaba. Pero también tengo que decir que había que estar ahí para conseguirla, porque muchas veces he tenido que escuchar: ‘Bueno, como descalificaron a algunas atletas pues quedaste medallista’. Pero luego he disputado cinco Juegos, he sido medallista mundial y europea... Para mí lo importante en Sidney era conseguir un diploma, estar entre las ocho primeras. Eso era ya una pasada, pero conseguir una medalla de bronce...
- Tenía 24 años. ¿Le costó asimilar aquel éxito?
- Sí, sí. Para mí, cuando María Vasco llega a Sidney todavía no está madurada como atleta profesional. Eso requiere su tiempo y a partir de aquello llegó ese peso cada vez que iba a competir. Requería estar muy fuerte a nivel mental. Ahí es cuando empiezo a flaquear, cuando veo que entrenando soy muchísimo mejor que compitiendo. A los dos años me retiro de una gran competición y a partir de ahí es cuando yo tengo que empezar a ver si realmente merecía la pena. Entonces hubo un trabajo mental importante.
- ¿Trabajó con un psicólogo?
- Sí, en el CAR de Sant Cugat teníamos la opción de tener psicólogo. Pero yo tuve que trabajar mucho también conmigo misma. Fui a un Campeonato de Europa en los años posteriores, en el que quedé decimoquinta, después de que falleciera mi padre, y fue donde sopesé si debía seguir o no. Fue muy dura aquella carrera. Yo crucé la meta y se sentenció a María Vasco: se empezó a decir que debía retirarme. Y yo me lo creí. Pero me lo creí un mes. Durante las vacaciones me planteé que tenía que tirar la toalla y dejar el atletismo. Pero un día me desperté y me dije: ‘¿Por qué narices tengo que dejar yo esto? Yo había pasado un año muy duro, cuidando a mi padre. Si quedo la 15, pues quedo la 15, tengo derecho, soy humana. Y crucé la meta, que era lo más difícil. Al final pensé que al año siguiente había Mundial en Osaka y quería dedicarle una medalla a mi padre. Y así fue. Me lo creí yo. Tuve un equipo de trabajo, como siempre, pero partí de la base de creer en mí misma como atleta.
- Allí ganó un bronce, pero sus rivales en el podio fueron sancionadas después por dopaje, aunque allí no dieron positivo. ¿Sigue pensando usted que es oro mundial?
- Pues sí. Siempre lo he pensado. Pero si algún día llega, me daría tanta pena... Porque cruzar la meta como campeona del mundo y todo lo que conlleva un oro mundial no es igual en el momento que unos años después. Así que quiero pensar que competían igual que yo.
- Si afrontara de nuevo su carrera deportiva, ¿cambiaría algo?
- Bueno, yo creo que tendría que volver a nacer de nuevo y cambiar algunas cosas de mi ADN. Tendría que variar algunas cosas que me influyen mucho a nivel de corazón. Soy una persona muy emocional, muy emotiva y en mi carrera muchas veces no he sabido separar lo personal de lo deportivo. Tenía que haber sido una persona mucho más cerebral, muchísimo más fría y haber aparcado otras cosas que me han afectado. He sido muy competitiva. He fallado en algunas ocasiones, pero como todos. Y otras veces no he tenido suerte: podía haber estado mejor en cuanto a posiciones, creo que algunas que han competido conmigo no han ido limpias como yo, pero no se ha demostrado. Al final han sido 20 años en la élite mundial: cinco Juegos, muchos récords de España, distintas medallas. ¿Que podía haber obtenido alguna más? Sí, lo tengo clarísimo.
Soy una persona muy emocional, muy emotiva y en mi carrera muchas veces no he sabido separar lo personal de lo deportivo. Tenía que haber sido una persona mucho más cerebral
- ¿Con qué momento de su carrera se queda?
- Hay dos competiciones que tengo muy marcadas y no son Sidney. Aquello me llegó e hizo que se diera a conocer a la atleta María Vasco. Osaka lo tengo muy grabado y mira que lo pasé muy mal. Y Pekín fueron unos Juegos que supe disfrutar de ellos. Sufrí mucho la semana anterior porque me lesioné y aún así pude cruzar la meta en quinta posición, con récord de España, tras una prueba extremadamente dura. Disfruté mucho con otros deportistas.
- ¿Cómo vive la inestabilidad de la marcha con continuos cambios de pruebas y distancias en Juegos y Mundiales?
- Es un cachondeo, son personas que se juegan su pan. Entrenar es su trabajo y no entiendo esta veleta. En Sidney ya se hablaba de que querían quitar la marcha del programa de los Juegos. Eso lo he vivido siempre, pero en cuanto a tantos cambios de distancias, pruebas... No entiendo si es que al final lo que quieren es quitarse de encima la especialidad. Y es una prueba que tiene mucha expectación.
- ¿Cree que la marcha se respeta?
- No la respetan. A veces parece que sea una prueba que se acaban de inventar. Yo no voy en contra de ningún deporte, pero a veces me echo las manos a la cabeza: ¿por qué están haciendo esto? ¿Por qué tienen que quitar una prueba que lleva muchos años en los Juegos? No entiendo en qué se basan para que quieran quitarla del cartel.
- Usted tenía una gran técnica. Sólo fue descalificada una vez. ¿Cree que es necesario el uso del chip?
- Lo del chip es algo que lleva mucho tiempo ahí. Hace 10 años que ya no soy atleta profesional y ya era una idea. La marcha es muy técnica y creo que quien tiene que verlo es el ojo humano. ¿Un chip? Va a ser un poco heavy porque al final en la marcha se cogen unas velocidades muy altas y todo el mundo en algún momento pierde el o. La marcha es así. Se tiene que llevar una técnica lo más depurada posible y que el ojo humano lo vea. Hay marchas que, aunque sean lentas, ya van mal: porque flexionan, porque botan... y se ve claramente. Veremos qué pasa el día 1, que será un test.
- ¿Echa de menos la marcha?
- No echo de menos estar pendiente constantemente del crono para jugarte una beca, porque es una presión psicológica muy dura. Pero echo de menos muchas cosas de la marcha. Ha sido mi vida durante 30 años: la gente, el entorno, las concentraciones, la adrenalina... Pero todo tiene fecha de caducidad. No puedes marchar toda la vida. Me encanta vivir el deporte y siempre que hay marcha no me lo pierdo, lo llevo en la sangre. Me fascina. Intento ver todas las competiciones de atletismo: un Mundial, unos Juegos...
- ¿Cómo ve la salud de la marcha española actual? ¿Y cree que su figura contribuyó al presente que tiene?
- Quiero pensar que sí. María Pérez lo ha dicho alguna vez, que yo era su ídolo. Goza de muy buena salud, a pesar de que Álvaro se haya retirado. Pero tenemos mucha gente ahora detrás, vamos teniendo relevo y eso es súper bonito. Quizás pude atraer a mucha gente, sobre todo, con esa medalla. Siempre he estado reivindicando mi especialidad, intentando abrir el camino de la marcha atlética, cada día un poquito más. He tenido un buen palmarés y quiero pensar que he ayudado.
- ¿Qué opina de que las trans compitan en ciertas pruebas femeninas?
- Es un tema súper delicado. Cuando yo competía tenía una bielorrusa que después en una prueba no pudo competir porque no superó un test de género. No competimos con la misma igualdad pero también tienen derecho a competir, aunque no sea con las mujeres.
- ¿Sigue en el proyecto de la RFEA para entrenar grupos de mujeres?
- Sí, sí. Aún estamos, llevamos ya varios años. Es un proyecto muy bonito. Yo estoy súper contenta, que cada vez más mujeres puedan hacer deporte.
- ¿Continúa practicando deporte? ¿Ha vuelto a marchar alguna vez?
- A los pocos años marché para ayudar a un club en las series. Desde entonces no. Ahora entreno como corredora, aunque a veces me dicen que parece que marcho porque no levanto mucho los pies. Me gustaría colgarme algún dorsal este año. Mi reto es hacer alguna media, pero es que me pongo un dorsal y no sé ir tranquila.
Será homenajeada en el GP Madrid Marcha
María Vasco será homenajeada en el Gran Premio Madrid marcha que se disputa el domingo 1 de junio. “Siempre digo que los homenajes tienen que ser en vida”, dice entre risas. “Este me hace mucha ilusión: es una de las mejores pruebas del calendario y voy a vivir una competición de marcha muy bonita porque compite gente con un gran nivel. Estaré con mi familia marchadora y son 25 años desde mi medalla”.
- ¿A qué se dedica ahora?
- Soy trainer de Gyrotonic, un método que ojalá hubiera conocido cuando era atleta. Mezcla la parte mental y física. Me ha dado calma interior. Me gusta el o con las personas, motivarlas... porque creo que esto es clave para que el deportista evolucione y vaya hacia adelante.
Comentarios