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Fátima Diamé, madrina de La Noche del Deporte

La doble bronce mundial inicia este viernes su camino hacia la final de los Mundiales de Tokio  con la parada previa en la gran cita del Europeo por selecciones en Madrid

Fátima Diamé, tras ganar el bronce en Nanjing
Fátima Diamé, tras ganar el bronce en Nanjing
Actualizado

Fátima Diamé, la consagrada atleta que hoy comienza la temporada al aire libre en Castellón, será la madrina de La Noche del Deporte el 7 de junio. La saltadora de longitud alcanzó la medalla de bronce en los Mundiales bajo techo de Nankin en marzo pasado con un salto de 6,72 y en el pasillo de Gaetá Huguet comienza su asalto a los Campeonatos del Mundo que se celebrarán en Tokio en septiembre, con el primer punto cumbre del atletismo español en junio en el Europeo por selecciones que se celebrará en el Estadio Vallehermoso de Madrid.

Diamé, de 28 años, doble medallista universal, pues fue bronce en Glasgow el año pasado también en pista cubierta, está en plena metamorfosis en estos momentos, puliendo la técnica de salto después de haber introducido un cambio drástico junto a Iván Pedroso: cambiar la pierna de batida. La decisión de volver a la izquierda, que fue con la que se inició en el atletismo -Rafael Blanquer en Valencia luego le enseñaría a batir con la otra-, ya comenzó en el invierno. La razón era un edema óseo en el talón derecho.

El entrenador y la saltadora están convencidos del paso dado y de las mejoras que puede provocar. Aunque no es tan exquisita en la ejecución técnica como lo era antes, despega de una forma en la que nota mejores sensaciones en esa búsqueda de la frontera de 7 metros que sólo Niurka Montalvo, el referente en la Ciudad del Turia de Diamé antes de ir a Guadalajara, ha conseguido en el atletismo español.

Fátima recordaba entre risas el año pasado en una entrevista este periódico cómo llegó a la longitud: “Fue todo por mis padres. Yo estudiaba y mis padres siempre nos han inculcado a mis hermanos y a mí hacer un deporte o un idioma. Después del colegio, siempre teníamos que escoger una extraescolar. Y la mía fue el atletismo. Vivíamos justo arriba de las pistas del Turia y paseando un día por el cauce con mis padres, vi la pista y me encantó. Y me apuntaron. Probé de todo, pero me decanté por la longitud porque entrenaba menos. No tenía que hacer tantas series de 200 ó 300 metros”. 

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