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Hoy en día, cuando uno habla de la guerra de consolas —término que, por cierto, nunca me ha gustado—, piensa inevitablemente en las tres grandes de los últimos años: PlayStation, Nintendo y Xbox.
No obstante, no siempre ha sido de esta forma. En los albores de la industria, algunas de ellas no era ni un proyecto. Tanto es así que la propia PlayStation no habría nacido de haber sido 'traicionada' por la gran N.
Hubo un tiempo en que las cosas eran bien diferentes: los gráficos se medían por bits, desarrolladoras como SEGA tenían sus propias videoconsolas y la guerra era un frente abierto con decenas de competidores.
El origen de una leyenda: NES, la consola que lo cambió todo
Muchos recordamos con especial cariño la tercera y la cuarta generación de consolas, pues las vivimos a través de nuestros padres, incluso cuando aún no habíamos nacido.
Hablo de los años 80 y 90, una época en la que Nintendo sorprendió al mundo con la NES, una de las consolas más exitosas de su tiempo, junto a la Sega Master System y la Atari 7800.
En España, las dos primeras tuvieron una aceptación especial. Es más, estoy convencido de que muchos de vosotros todavía conserváis alguna de ellas en un rincón especial de casa.
Hoy en día, incluso son artículos de coleccionismo. La leyenda de la NES tiene su origen el 15 de julio de 1983, cuando llegó a Japón bajo el nombre de Famicom.
Años más tarde, en 1986, hizo lo propio en América del Norte, pero con otro nombre: Nintendo Entertainment System, más conocida como NES. Fue un auténtico bombazo.
Es más, podemos decir que marcó un antes y un después, pues fue la primera consola doméstica en utilizar un pad direccional. Diseñado por el legendario Gunpei Yokoi, acabaría convirtiéndose en el estándar de la industria.
Bajo tales circunstancias, sería lógico inferir que Nintendo gobernó la industria con puño de hierro enfundado en guante de seda, pero no fue así. Tan solo dos años después, tras el no tan exitoso lanzamiento de la SG-1000, SEGA respondió.
El contraataque de SEGA y la Guerra Fría de Nintendo
La Sega Mark III, rebautizada como Sega Master System, pronto se convirtió en la mayor rival de Nintendo. Lanzada el 20 de octubre de 1985, fue la única capaz de plantarle cara de verdad a la NES.
Y si bien es cierto que la Atari 7800 no funcionó nada mal, en la memoria colectiva de la industria fueron las dos primeras las que de verdad dieron un golpe sobre la mesa.
Lo interesante de esta historia es que SEGA empleó una estrategia que hoy conocemos muy bien: trató de convencer al público con más potencia.
No le fue mal, pero no logró batir a Nintendo, obteniendo el segundo puesto en ventas dentro de su generación. Y si bien esto podía parecer un duelo sin más, lo cierto es que escondía algo más.
Hoy en día, es una de las prácticas que más le echamos en cara a PlayStation, pero Nintendo ya lo hacía en los ochenta: vetar lanzamientos. Si alguien quería producir un juego para la NES, no podía lanzarlo en otros sistemas.
Esto provocó que Sega Master System tuviera pocos juegos de terceros en su catálogo, siendo una de las razones por las que acabó quedando por detrás.
Hasta cierto punto, podríamos hablar de una guerra fría entre compañías de videojuegos: intentaban molestarse entre ellas mediante acciones algo más indirectas... si lo comparamos con lo que ocurrió después.
Esto es la guerra: del "Genesis does what Nintendon’t" a la censura de Mortal Kombat
A finales de los 80 y principios de los 90, podía parecer que Nintendo lo tenía todo hecho. Nada más lejos de la realidad. La Gran N aún seguía teniendo muchos rivales dispuestos a quitarle el trono.
Nintendo había acabado casi con el mercado, pues prácticamente nadie más podía competirle. Tenía el control y era la número uno, y su único rival real era SEGA.
De hecho, esta última no se rindió, y volvió a la carga con su queridísima Mega Drive (o Sega Genesis en América del Norte) en 1988. Cuando parecía que Nintendo lo tenía todo bajo control, encontró una nueva arma: Sonic.
Durante los primeros años de vida, la nueva consola de Sega tuvo problemas de ventas, pero esto cambió en 1991. Aquel año, la compañía presentó a su nueva mascota: el erizo más rápido del mundo.
Su publicidad fue mucho más agresiva, presentándose como una alternativa mucho más cool a Nintendo. Además, utilizó a su nueva mascota para popularizar el término Blast Processing.
A grandes rasgos, querían transmitir la idea de que Mega Drive era una consola capaz de ejecutar juegos mucho más rápidos que los de Nintendo. Una vez más, hicieron hincapié en la potencia.
También fueron más directos en América del Norte, llegando a utilizar eslóganes como "Genesis does what Nintendon’t". En otras palabras: "Genesis hace lo que Nintendo no".
Además, Sega fue mucho más abierta con sus contenidos, lo que jugó a su favor frente a la reacción de Nintendo. A finales de los 80, la Gran N no estaba muy por la labor de producir una nueva consola, pues la NES había funcionado muy bien.
No obstante, en parte debido a la estrategia de Sega, Nintendo estaba perdiendo su posición como consola dominante. Fue por esto que, en 1990, decidieron lanzar la Super Famicom (SNES en Occidente).
Esta vez, el duelo fue mucho más ajustado, con sus más y sus menos, pero SNES logró vencer a la Mega Drive en ventas. En gran medida, esto fue gracias a sus exclusivos.
Por aquel entonces, Nintendo ya contaba con juegos de leyenda, tales como Super Mario World y The Legend of Zelda: A Link to the Past, entre otros tantos. Además, tenía una identidad mucho más definida gracias a su catálogo exclusivo.
Por supuesto, no todo fue un camino de rosas, y SNES vivió momentos bastante complicados debido al empuje de Sega. Por un lado, no pudo evitar que muchas empresas third-party empezaran a desarrollar juegos para más de una compañía.
Permanecer en un solo ecosistema, con tantas restricciones, no era bueno para sus ventas, así que Nintendo tuvo que abrirse al mercado. Uno de los casos más destacados fue Mortal Kombat.
Cuando se lanzó, Nintendo ya enarbolaba la bandera de consola family-friendly. Esto hizo que censuraran el juego, algo que no gustó a muchos s. Por su parte, Sega actuó de manera muy inteligente: utilizó un código de desbloqueo.
La censura, el gran enemigo de Nintendo
Mortal Kombat pronto se convirtió en uno de los arcades más populares de su tiempo. En gran medida, esto fue gracias a su contenido: era muy explícito, sangriento y violento, algo poco común en la industria.
Nintendo decidió censurarlo, pero SEGA les dio mucha más libertad a sus creadores. Lo que hizo fue desarrollar un código de botones mediante el cual se podía eliminar toda la censura.
De esta manera, fue capaz de contentar tanto a los padres que no querían que sus hijos jugasen a algo tan sangriento como a los s que buscaban justo lo contrario: violencia.
No obstante, Mortal Kombat fue muy polémico. Tanto es así que, junto a Night Trap, es el responsable del nacimiento del sistema de calificación ESRB. El caso es que MK tuvo más éxito en Mega Drive que en SNES, algo que no gustó en Nintendo.
Sin embargo, SEGA se generó ella sola un problema: había lanzado demasiadas consolas diferentes en pocos años, algo que acabaría corrigiendo en la siguiente generación. Lo curioso es que, aunque la guerra entre esta y Nintendo fue bastante encarnizada, hubo espacio para más competidores.
Durante aquellos años, SNK se atrevió a competir con su Neo Geo, consola a la que le tengo muchísimo cariño. Por desgracia, no llegó a plantar cara de verdad a las demás, debido a que la primera versión era excesivamente cara.
También hubo otras empresas que hicieron sus pinitos. Uno de los casos más destacados es el de la PC Engine (o TurboGrafx-16). Empezó con mucha fuerza, pero se desinfló tan rápido que acabó cayendo en el olvido.
Era muy complicado competir, especialmente contra Nintendo, aunque las cosas estaban a punto de cambiar. En 1994, Sony lanzó su famosísima PlayStation, y a partir de aquel día, nada sería igual… aunque eso es historia para otro día.
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