"Adiós, PC Fútbol. Adiós para siempre. Fue bonito mientras duró"

Cuando algo te importa, es normal que duela cuando te decepciona, pero es todavía más doloroso cuando comprendes que no puede seguir haciéndote daño. Algo parecido me ha ocurrido con PC Fútbol 8.

¿Os ha pasado? A veces, cuando algo o alguien te falla tantas veces, notas que hasta deja de importarte. Pierde el sentido. No te obliga ni a decirle adiós. Simplemente, está, pero te da casi igual. Tanto que hasta el la expresión "no esperaba nada de ti y aun así me has decepcionado" pierde la gracia.

Ni eso. Llega un punto en que el desapego es tal que no eres capaz de sentir ni decepción. Eso es lo que me ha pasado con PC Fútbol 8, y la verdad es que me da pena que sea de esta manera. Mucha, la verdad. Cuando era poco más que un zagalico, la imagen de Michael Robinson sobre un trozo de plástico con forma de carcasa me hizo muy feliz.

Al principio, cuando Héctor Prats y Una Partida Más anunciaron que habían recuperado la IP, me hicieron muy feliz. Tras muchos años de sequía, pensé que aquella emblemática saga con la que había crecido estaba de vuelta.

Como Commandos: Origins, prometía ser el regreso de un clásico entre clásicos. Se ha acabado convirtiendo en el hermano mayor de un Skull and Bones que suspira aliviado sabiéndose segundo en una carrera que nadie querría ganar: la de mayor número de retrasos en toda la historia del videojuego.

Siendo sincero, considero que nadie será capaz de batir —jamás— a PC Fútbol 8, pues su caso parece más un episodio sin fin de Expediente X que otra cosa. Tanto es así que, dos años y casi 20 retrasos después, ya no sé ni qué decir.

No estoy ni decepcionado. Estoy hastiado. Cansado. Aburrido. Este último comunicado ni me ha sorprendido. Me lo esperaba. Que se retrase otra vez no es ni noticia. Es rutina. Se ha convertido en una triste costumbre que ha acabado con mis esperanzas y las de otros miles de jugadores.

Es que no estoy ni enfadado. Solo siento pena. Pena por saber que ya ni me importa lo que suceda con el juego. Si sale, incluso me dará, pues ni me apetecerá probarlo. Pena porque me da hasta pereza recordar los buenos tiempos sacando el CD original de PC Fútbol 6.0 de su caja.

Antes sí que me daba rabia. Pensaba que se estaban riendo de mí. De mí y de todos nosotros, en realidad. Sin más, no entendía cómo un juego —teóricamente terminado hace un año, cuando se anunció una de sus muchas fechas— podía retrasarse tantas veces por culpa de un error de última hora.

¿Cómo es posible que se retrase una y otra vez, a veces de un día para otro, de manera tan recurrente? Ni lo entendía ni lo entiendo. Siendo sincero, no creo que se estén riendo ni de mí ni de nadie más. Simple y llanamente, creo —que no afirmo, pues no lo sé— que las cosas se han salido de control a un nivel que no podemos ni comprender.

Si hubiese sido una 'broma', ni se habrían molestado en volver. Hasta que se avisó de que habría un comunicado —el cual se convirtió posteriormente en el anuncio de su lanzamiento para el 23 de mayo— ya casi nadie se acordaba del juego. Era un recuerdo. Doloroso, sí, pero lejano.

Pero no. Regresó. Lo que no entiendo es por qué. Si se habían realizado tantos test para evitar que ocurriese de nuevo esto, es decir, que fallase de última hora, ¿cómo ha ocurrido otra vez? ¿Por qué han dado una fecha? Siendo sincero, ni lo sé ni me importa. Ya no.

PC Fútbol 8 me ha decepcionado tantas veces que me da igual qué ocurra con él a partir de ahora. Si sucede algo, os mantendré informados, pues considero que os lo merecéis, pero ya no será como un fan de PC Fútbol. Será como un jugador normal y corriente que hace las veces de periodista para manteneros informados.

Lo bueno es que seré más feliz. Lo malo es que ha sido a cambio de emponzoñar un recuerdo que ya no recuperare. Esa parte de mi infancia se ha marchado para no volver. Esta saga nunca será lo mismo para mí. Sabiendo esto, solo puedo decir una cosa más: adiós, PC Fútbol. Adiós para siempre. Fue bonito mientras duró... menos al final.