El mes de marzo, contra todo pronóstico inicial, ha sido una época pasada por agua, con fuertes precipitaciones en prácticamente la mayoría de los puntos del país, con una serie de borrascas que han azotado el territorio nacional.
Todo esto tuvo una explicación. Un potente anticiclón en Europa se encargó de bloquear las tormentas que, al encontrar esa barrera, tenían que circular más al sur. El mismo Mario Picazo indicó qué estaba ocurriendo en nuestros cielos durante el mes de marzo: “Las altas presiones que se han instalado sobre el Atlántico norte se han encargado de desviar frentes y borrascas hacia el sur. Por eso han ido llegando principalmente por el suroeste de la península ibérica”.
Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, también hay quienes dudan de las previsiones de los organismos oficiales, abrazando teorías controvertidas o conspiranoicas. De hecho, hay un conjunto de técnicas diseñadas para intervenir y alterar los sistemas de la Tierra en gran escala: la geoingeniería climática.
Qué es la geoingeniería climática, algo que podría alterar los sistemas terrestres
Tal y como explica Mario Picazo en sus líneas, “la posibilidad de generar o detener precipitaciones se ha convertido en un objetivo recurrente”. Pero, ¿es posible que un país pueda llegar a controlar las nubes que atraviesan su territorio y las precipitaciones? Como informa el meteorólogo, algunos países están invirtiendo en la mencionada tecnología.
Pese a que, a día de hoy, estás prácticas solo se llevan a cabo con otros objetivos, como por ejemplo la extinción de incendios, mitigación de sequías o dispersión de niebla en aeropuertos, no se descarta que en un futuro lejano puedan servir para otros fines.
“Modificar el clima es técnicamente posible, pero controlar las consecuencias de esas modificaciones sigue siendo un gran desafío. Muchos expertos advierten que estas prácticas pueden tener impactos que trascienden las fronteras nacionales”, avisa Picazo.
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