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La conferenciante y activista Noemí Casquet, una de las voces de habla hispana más influyentes sobre sexualidad, regresa a las librerías con 'Pirómanas' (Planeta), su proyecto más personal hasta la fecha. El libro ofrece una guía revolucionaria hacia la sanación y transformación profunda de las mujeres, con todas las claves necesarias para reconectar con la identidad, reclamar el poder, potenciar el placer y construir un amor sano.
La catalana viaja a menudo por España y Latinoamérica y congrega a miles de personas en sus charlas sobre las prácticas sexuales de las antiguas civilizaciones o el poder de la sexualidad, temática que también divulga en Instagram, TikTok o Youtube, donde cuenta con cuatro millones de seguidores. Además, Noemí Casquet es CEO de Santo Amor, la primera escuela 'online' y presencial de placer consciente y autocuidado. Para presentar 'Pirómanas' y opinar sobre el feminismo, la ley del solo sí es sí o la absolución de Dani Alves, la de Sabadell ha citado a Tiramillas, la web de ocio de Marca, en la biblioteca del Hotel Pestana Plaza Mayor, en el corazón del Madrid de los Austrias.
PREGUNTA. Sin destripar el libro, ¿qué va a encontrar el lector en 'Pirómanas'?
RESPUESTA. Este libro es un manual donde pongo cuatro focos de poder y de incendio en ese sentido. Sería por un lado la identidad, cómo podemos quemar nuestra performance, en este caso femenina, y encontrar quiénes somos realmente, más allá de lo que quieren que seamos. Por otro lado, el poder, que tiene que ver con una ruptura del poder capital, situarlo donde debe estar y entender nuestro poder personal también. Por otro lado, el placer, que obviamente creo que a las mujeres el tema del sexo es algo que se nos ha distorsionado mucho, se nos ha alejado mucho de nuestro poder y nuestro permiso y nos tenemos que adueñar de nuestro placer, de lo que nos gusta, de lo que no nos gusta en el sexo. Y luego, por otro lado, el amor, para carbonizar esas dinámicas y esas relaciones tóxicas y aprender cómo romper patrones que tenemos muy claramente en las relaciones y aprender ese amor propio que nos debemos a nosotras mismas. Entonces, en estos cuatro focos me centro y a partir de ahí, a prenderle fuego.
P. ¿Qué tiene que hacer una mujer para incendiar su vida y despertar su poder?
R. Creo que hace falta mucha conciencia para identificar esas cuatro áreas, porque 'Pirómanas' no es un libro cómodo, no es un libro fácil, es un libro que en ese sentido mueve. Entonces, cuando una se da cuenta de ciertos patrones que tiene en su vida y lleva fingiendo demencia el resto de su existencia, de repente alguien viene y le dice: 'Oye, ¿te has dado cuenta de esto?'. Hostia, se incomoda. Y ahí está en su mano el que quiera cambiar las cosas o no. Obviamente, los libros hacen una parte, pero la gran parte del cambio lo hace la propia persona.
P. ¿Considera que Walt Disney ha hecho mucho daño a la mujer?
R. Creo que en general la cultura y el cine y el sistema en el que vivimos hace mucho daño. Por supuesto, Disney ha ido recreando una serie de películas a lo largo de la historia, y especialmente hablo de cuando yo era pequeña, que de repente había un montón de películas donde la mujer estaba siempre al servicio. Hasta que llegó Mulán, y de eso hablo en el libro, y nos dio el permiso de la elección. ¡Coño! Mulán rescataba al puto emperador, salvaba su puto país. Era como... ¡Una mujer! Claro, ahí de repente ya dejas de ser la esclava de siete personas o de un monstruo que después era un príncipe o dejabas de aguantar mierda y te ponías en primer lugar.
P. ¿Por qué el sexo continúa siendo, sobre todo entre padres e hijos, un tema tabú en pleno 2025?
R. Es curioso porque todos los seres humanos venimos del sexo y de algún modo renegamos de nuestro origen. Hemos vivido y hemos fingido amnesia con el sexo y creo que es supernecesario encontrar ese poder. Obviamente, partimos de una sociedad que es judeo-cristiana, a la cual nos han perseguido mucho por la parte del sexo, desde todos los prismas, especialmente a las mujeres, en darnos el permiso de nuestro placer. A día de hoy cada vez estamos reivindicando más sobre este tema, pero todavía sigue generando muchísima incomodidad. Todavía el sexo es algo íntimo, es algo que no puede ser político, cuando el sexo es político. Y cuando hablo de que es político no significa que esté dentro de la política, que también, sino que cuando hablo de que es político significa que nos interpela a todos los seres humanos, que es colectivo, que tenemos que hablar, que requiere de conocimiento y de información. Y no una información basada en las ITS, en las infecciones de transmisión sexual, y en los embarazos no deseados. Esto es importantísimo también, por supuesto, pero hablo de un conocimiento en nuestro placer. No sabemos ni darnos placer a nosotras mismas o nosotros mismos, ni cómo dar placer a otras personas, y ya no de técnicas específicas, sino de cómo acompañar, cómo sostener, cómo ir en este momento tan vulnerable como puede ser la sexualidad. Y esto es de lo que hablo, solo que sigue siendo un tema tabú porque la gente no está preparada todavía para enfrentarse a su propia naturaleza.
P. ¿Cree que en las escuelas debería impartirse una asignatura sobre sexualidad y a partir de qué edad o de qué etapa educativa?
R. Yo creo que, primero, ¿a partir de qué edad deberíamos empezar a impartir este tipo de educación? A partir de los 2 años. Y aquí no quiero decir que a los 2 años le digamos: 'Esto es comerse un coño'. Obviamente no. Pero lo que sí que estamos hablando es de entender cómo es el cuerpo, entender el consentimiento. Esto de verdad es una prevención absoluta para el abuso sexual infantil. Y tanto que les preocupa a los padres y madres esa educación sexual, creo que les debería preocupar más que sus hijos e hijas estuviesen siendo abusados sexualmente y no lo supieran. Entonces, cuando queremos educar sobre sexualidad, es precisamente para proteger a la infancia sobre ciertas cuestiones. Y obviamente, para que cuando llegue la adolescencia tengamos un índice de ITS, de infecciones de transmisión sexual, muchísimo más bajo del que tenemos. Todos hemos sido adolescentes y hemos experimentado nuestra sexualidad, entonces no tenemos que hacer que nuestros hijos no lo experimenten. No tenemos que protegerles de nada, tenemos que acompañarles, tenemos que darles el conocimiento. Y nos centramos mucho en la edad escolar, pero a partir de ahí, en todas las edades. Porque cuando tienes 40 años vives la sexualidad de una forma totalmente distinta a cuando tienes 20. Cuando tienes 50, a lo mejor no se te pone tan dura como cuando tenías 18. A los cincuenta y algo o a los cuarenta y mucho, a las mujeres nos entra el periodo de la menopausia en términos generales y ahí nuestro deseo se modifica. Cuando tienes 70 o 80 años, también eres merecedor de tu placer, y no solo un placer sexual, sino un placer vital y un placer desgenitalizado. Así que sí, la educación sexual tiene que ser transgeneracional y tiene que ser acompañada desde inicios muy tempranos y adaptada a cada fase y a cada edad hasta el final de nuestras vidas, porque nacemos y morimos como seres sexuados.
P. ¿Cuál es su opinión sobre el feminismo?
R. Bueno, yo me considero una persona feminista, así que creo que el feminismo es un movimiento social necesario para generar una horizontalidad más allá del aspecto legal, que mucha gente dice que ya tenemos todos los derechos. Bueno, tenemos una parte de los derechos porque los hemos luchado, no porque se nos haya dado así gratuito, pero obviamente a quienes nos violan, nos maltratan, nos matan, etcétera, es en mayor tasa a las mujeres. Por lo tanto, el feminismo siempre va a ser necesario mientras estas cifras sigan ahí.
P. ¿Cada vez hay menos machismo?
R. Creo que el machismo todavía sigue ahí. Esto es un péndulo al final, cuando hay unas fuerzas que llevan hacia un cambio, obviamente va a haber una contraposición y va a haber un movimiento en el cual se va a modificar lo establecido. Y ahí se genera el miedo. ¿Qué pasa? Que en el caso de una perspectiva de ciertos hombres, en ese sentido, donde se ha mantenido la rabia en todos los aspectos de la vida, el miedo no se va a aceptar. En muchas ocasiones también se traduce a través de rabia. Creo que nos escuchamos muy poco los unos a los otros. Especialmente, nos escuchan muy poco a nosotras, y es curioso porque digo: 'Joder, pero si a los hombres heterosexuales os gustan las mujeres, ¿por qué nos odiáis?' Realmente no lo entiendo. Debe ser muy difícil vivir ahí en el interior diciendo: 'Me gustan las mujeres, pero es que las odio al mismo tiempo'. Hostia, ¡qué jodido! Pero bueno, al final creo que es necesario que se nos escuche. Tampoco pedimos demasiado, solo pedimos un poquito de dignidad y de horizontalidad. Y que no se nos mate, no se nos viole y no se nos abuse por la calle y acose. ¿Es demasiado? Pues hombre, no lo sé, creo que son derechos vitales.
P. ¿Qué opinión le merece de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, popularmente conocida como la ley del solo sí es sí?
R. Creo que tenemos que ver un poco la información desde su totalidad porque me da un poco de miedo que, en muchas ocasiones, desde el periodismo hacemos un poco como el efecto entubar y al final deberíamos ser mucho más críticos como sociedad en general, desde todas las perspectivas e ideologías, no solo desde la izquierda o la derecha, sino desde todas en general. Entonces, cosas positivas que ha tenido esta ley es que ha puesto por primera vez encima de la mesa el consentimiento. Nunca en España se había hablado tanto de consentimiento como con esta ley. Y el consentimiento es algo base y que el consentimiento esté de la mano del deseo es algo básico en nuestra sociedad, porque ya sabemos que el consentimiento se puede pagar por él o si no puedes decir que sí para satisfacer a tu pareja porque es lo que toca en este momento. Pero es superimportante que el consentimiento vaya de la mano del deseo. Y, por lo tanto, en muchas ocasiones hemos estado hablando del sí y del no, de cómo nos quedamos calladas o nos congelamos, y de cómo al otro lado no había una persona que se interesaba por nuestro consentimiento y nuestro deseo. De ahí que haya generado tantísimo revuelo. Y creo que la crítica, más que a esta ley, debe ser al sistema judicial que tenemos porque, más allá de esta ley, estamos viendo una violencia judicial tremenda en un montón de juicios públicos. El último, por ejemplo, contra la compañera Elisa Mouliat, donde era absoluta violencia y es ahí donde tenemos que empezar a poner el foco, más que en otras cuestiones que no son 100% ciertas.
P. Precisamente Elisa Mouliat denunció a Íñigo Errejón por un presunto delito de agresión sexual, mientras que varias mujeres también han acusado a Juan Carlos Monedero de un presunto acoso sexual. Ambos fueron dos de los fundadores de Podemos, que fue el partido político que por medio de Irene Montero, cuando ésta era ministra de Igualdad, promovió la ley del solo sí es sí. ¿Es más peligroso el hombre disfrazado de feminista, el lobo disfrazado de Caperucita Roja, o a quien se le ve venir de lejos?
R. Aquí te diría: '¿Qué huele más, la diarrea o el estreñimiento?' Es que al final la mierda huele igual. Entonces, cuando separamos y vemos: '¿Qué es más peligroso, un hombre feminista o un hombre machista?'. A nosotras, para empezar, ya nos han educado para ver esos príncipes azules, esos hombres machistas que, de repente, te iban a regalar el mundo entero y, luego, te empiezan a maltratar, etcétera, etcétera. Todo eso ya nos lo sabemos, ya nos lo han enseñado, ya hemos hecho muchísima divulgación con este tema. Falta mucha divulgación con los neomaltratadores o los príncipes violetas. Y esto es algo que yo no me voy a cansar de decirlo: cuidado cuando hay hombres en ciertas posiciones de poder que están quitándonos la voz a las mujeres porque al final un hombre puede hablar por lo que le interpela a él. Por ejemplo, yo no puedo hablar de lo que significa ser un hombre, porque no sé cuál es esa experiencia, no sé la vivencia. Necesito a hombres que hablen de sí mismos más que critiquen a otros, que hablen de su puta vulnerabilidad, de cómo se sienten en este sistema, de cómo se están sintiendo con todo lo que está pasando, pero no que ocupen nuestro espacio y nuestros discursos, porque es lo único que hacen para tener validación social, política, sexual, lo que sea. Entonces, a mí esto me da mucho miedo, porque hay muchos más nombres que no han salido todavía y van a salir tarde o temprano, espero. Pero mientras, aquí estamos, y creo que lo único que puedo hacer es advertir: 'Cuidado cuando de repente hay grandes aliados feministas porque consideramos que es un espacio seguro donde podemos bajar la guardia y luego nos damos cuenta de que hay estrategias de manipulación y hay ciertas cuestiones que siguen siendo la misma mierda solo que con distinto formato'.
P. ¿Y qué valoración hace la absolución de Dani Alves?
R. Es mucho más difícil derrocar a un hombre, es mucho más difícil que caiga. Las mujeres necesitamos muchísima credibilidad en todo esto y al final siempre debemos ser las víctimas perfectas. Y me da mucha pena esto, porque si denuncias tarde, porque denuncias tarde; si lo haces después de que haya sucedido una ruptura o una expulsión de un partido, lo que sea, por eso. Entonces, al final, da igual porque nunca se te va a creer. A mí, sinceramente, ponerte delante de toda la violencia judicial que hay a día de hoy y llevar adelante todo esto hace que esa mujer tenga todo mi apoyo frente a un hombre que tiene tanto poder como Daniel Alves.
P. Usted también es la CEO de Santo Amor, una escuela 'online' y presencial en la que se imparten cursos y talleres sobre placer consciente y autocuidado. ¿Qué aprenden los alumnos y las alumnas que acuden a esos cursos y talleres?
R. Santo Amor es una escuela de placer consciente. ¿Qué es esto de placer consciente? Pues es ser conscientes del placer que tenemos en nuestra vida, ya sea el placer de estar en un cuerpo, de respirar, de mover, de entender las emociones, de gozar, de sanar a través de ese gozo también de la sanación y, obviamente, hay un placer sexual en la vida también. Entonces, en Santo Amor tenemos la parte 'online', donde hacemos cursos explícitos enseñando diferentes técnicas desde cómo hacer una felación, un cunnilingus o sexo anal con cuerpos reales, personas reales. Y luego, por otro lado, tenemos la parte presencial, donde impartimos, entre otras cosas, un taller para tocar un pene, un taller para tocar una vulva con diferentes técnicas que puedes aplicar dependiendo de la persona. Te enseñamos a comunicar, te enseñamos a sostener un cuerpo, te enseñamos a que no pasa nada si no hay erección y esa persona puede sentir placer igualmente, señales de congelación, señales de alerta, cosas que no nos han educado más allá de las ITS, a priori que muchas generaciones ni tan siquiera han tenido esa educación, y es una educación en placer. Entonces, esto es un poco lo que hacemos. Soy la CEO, soy la fundadora y soy la mamá de Santo Amor.
P. ¿A esos cursos y talleres que imparten en Santo Amor asisten más hombres o más mujeres?
R. El público suele ser mayoritariamente femenino, mi público es mayoritariamente femenino. También creo que hay como ese prisma de que un hombre no puede ir a este tipo de cosas porque ya debe saber hacerlo todo, y no es verdad porque nadie nace sabiendo en ese sentido. Entonces, ahora con el curso de coños a ver si hay más público masculino que se anima, por favor, pero mayoritariamente suele ser un público femenino, sí.
P. Casi dos millones y medio de seguidores en Instagram, más de un millón de seguidores en TikTok, medio millón en YouTube... ¿Cómo gestiona el 'hate' que recibe en sus redes sociales?
R. Fatal. Creo que ningún ser humano puede gestionar el 'hate'. El cerebro está más preparado para la supervivencia en la jungla con un león antes que tener dos millones y medio de personas opinando sobre ti. O sea, nuestro cuerpo, nuestro cerebro, todo nuestro organismo, sigue siendo el mismo de hace miles de años y solo que ha cambiado muchísimo el entorno, así que la ansiedad que se siente es tremenda, la incomodidad que se siente es muy grande, la paranoia que se siente es muy grande y es muy difícil, muy difícil estar al frente de todo esto. Yo recibo 'hate' de muchas partes, no solo de una parte más conservadora, que en ese caso lo entendería, sino que recibo 'hate' también de sexólogas, sexólogos, feministas, de personas que piensan que soy la líder de una secta, de personas que son tántricas y dicen que soy demasiado científica, de científicos que dicen que soy demasiado espiritual... Así que tengo el 'hate' que quieras.
P. En sus redes sociales también recibe mucho amor y mucho apoyo por parte de mucha gente. ¿Qué suponen esas muestras de aprecio?
R. Pues mucha responsabilidad. Para mí es importantísimo, pero una responsabilidad como si tuviese cinco seguidores. Somos periodistas, creo que tenemos una responsabilidad en cuanto a la información que divulgamos y en cuanto al contrastar esa información, la veracidad de esa información. Entonces, en ese sentido, me lo tomo con mucha responsabilidad, con mucho agradecimiento también, porque eso significa que la lucha es necesaria, que la voz es necesaria, que la educación sexual es necesaria, que hay mucho interés de personas, de todos los géneros, que quieren aprender sobre su cuerpo, sobre su placer y sobre cómo sostener, acompañar y dar placer a otra persona. Así que estoy al servicio hasta el día de mi muerte, no me queda otra.
P. La clase política, en particular, y la sociedad, en general, parecen estar cada vez más crispadas y más polarizadas. ¿Cree que hace falta más amor y más sexo para rebajar esa crispación y esa polarización?
R. Creo que hace falta más amor, en general, en el sexo, independientemente de la política, que me da igual, pero creo que hemos separado mucho el amor del sexo y es la misma cara de la misma moneda. O sea, están unidos absolutamente todo el proceso químico, de sustancias químicas, y endocrino, de hormonas que libera nuestro cuerpo cuando estamos manteniendo relaciones sexuales, y nos llevan al plano afectivo y es prácticamente imposible romperlo. El problema es que debemos analizar qué mierdas nos han contado del amor, qué presunción tenemos del amor a nivel social que nos lleva siempre a ese miedo al compromiso, a ese no me tengo que casar con esta persona y, en realidad, coño, podemos follar 20 minutos en el baño de una discoteca y follar desde este lugar y respetar a la persona y amar a la persona y sostener a la persona y, después, si te he visto no me acuerdo. Y está bien. O sea, no nos tenemos que casar con nadie para amar a alguien. Y creo que esto es algo importantísimo que debemos recapitular mucho y empezar a aplicar como seres sociales y seres humanos que somos, porque dentro de la humanidad yo creo en una humanidad con amor. Si no, ¿qué sentido tiene?
P. La última pregunta, ¿Noemí Casquet se considera una pirómana?
R. Me considero una pirómana que ha incendiado mucho su vida y, bueno, que enseña un posible camino en el fuego para todas aquellas que estén hartas, que estén cansadas y que quieran incendiar también su vida.
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