Obituario del Papa Francisco | Reportaje especial MARCA

Muere el Papa Francisco

Jorge Mario Bergoglio, conocido como el Papa Francisco, ha fallecido hoy lunes de Pascua a los 88 años de edad. El Pontífice ingresó en el hospital Gemelli el pasado 14 de febrero por una infección polimicrobiana que estaba obstruyendo su pulmón y fue dado de alta el 23 de marzo. El Domingo de Resurrección reapareció para la bendición Urbi et Orbi y para saludar a los feligreses desde el papamóvil. Horas después falleció.   

Con su muerte, se pone fin a una etapa de 12 años al frente de la Santa Sede. Un reinado progresista y rupturista con lo establecido en la Iglesia. El primer sumo pontífice americano, considerado como el Papa de los pobres, luchó por la inclusión de la mujer y los homosexuales, llevó el mensaje de Dios a países inimaginables hace un tiempo y acercó posturas con el resto de religiones.

Para muchos, su mandato ha supuesto un antes y un después en los anales eclesiásticos. Esta es la historia de cómo un chico normal de la Argentina más pobre llegó a presidir la Basílica del Vaticano, dejando un legado que será difícil de olvidar.

Una infancia pobre, pero feliz

Ricardo Fernández
por Ricardo Fernández

Nos remontamos al 17 de diciembre de 1936, en Buenos Aires, Argentina. Aquel día, en la ciudad que nunca duerme, vería la luz por primera vez Jorge Mario Bergoglio. Lo hizo con la noche ya caída y la brisa marina y veraniega entrando por las ventanas de su casa familiar en la calle Varela 268, en el barrio porteño de Flores.

Su llegada, programada para una semana antes, se hizo de rogar. Así lo contó en su libro autobiográfico, 'Esperanza': "El médico se sentó sobre el vientre de mi madre y empezó a apretar y a dar saltitos. Así fue como vine al mundo". De esta manera nació el mayor de cinco hermanos, al que le siguieron Óscar Adrián, Marta Regina, Alberto Horacio y María Elena. Por aquel entonces, su padre, Mario Bergoglio, tenía 28 años. De origen piamontés, se había visto obligado a exiliarse a Argentina por las persecuciones del fascismo. Era trabajador ferroviario. Por otra parte, su madre, Regina María Sívori, apenas había cumplido los 25. Nacida en Buenos Aires, también había sido hija de inmigrantes y se dedicaba a los cuidados del hogar.

Ocho días después de su nacimiento, y antes de apuntarlo en el registro civil, Regina y Mario llevaron a su hijo a ser bautizado por el Padre Pozzoli en la Basílica María Auxiliadora. Allí, y quizá como signo premonitorio al ser el día de Navidad, Jorge Mario Bergoglio tuvo su primer o con la religión católica.

Un año más tarde, la familia se trasladó a una nueva vivienda, en la calle Membrillar 531. Allí fue donde Bergoglio pasó toda su infancia y adolescencia, hasta los 21 años. Aquel hogar es el guardián de sus recuerdos de pequeño. Esas paredes fueron las que vieron crecer a un niño que un día llegaría a liderar la Iglesia Católica. "Esa casa y esa calle fueron para mí las raíces de Buenos Aires y de la Argentina en su conjunto. Una casa sencilla en un barrio sencillo, todas casas bajas. Había un aire tranquilo y pacífico, un clima de confianza en los demás y en el futuro", afirmó.

En aquella casa recuerda jugar con sus padres a la brisca y otros juegos de cartas, los domingos de misa y pastas o las tardes con sus amigos. Su hermana María Elena lo definió como un chico normal, estudioso, pero especialmente divertido. Le encantaba contar chistes, hacer bromas y salir con sus amigos a jugar a la pelota.

No obstante, en su infancia no todo fue felicidad. La pobreza afloraba en los barrios argentinos y su hogar no quedó exento. "Nuestra madre se inventaba platos con las sobras, como los espaguetis con albóndigas", explicó su hermana.

Asimismo, si hay alguien que marcó la vida de Jorge Mario Bergoglio durante sus primeros años fue su abuela paterna, Doña Rosa Margarita Vasallo de Bergoglio. "Fue la persona que más influjo tuvo en mí", contó el Papa.

El 'Ciclón' del que se enamoró

También durante su infancia, fue cuando se forjó una de sus mayores pasiones: el fútbol. Bergoglio heredó de su padre el amor por los colores del San Lorenzo. Este jugaba en el equipo de baloncesto y acudía con su hijo cada domingo al Gasómetro de Avenida La Plata, el estadio del club argentino.

Con tan solo 9 años, el Papa quedó prendido del juego avasallador del 'Ciclón' tras una temporada que pasaría a la historia. Fue la del año 1946. Aquella campaña, el cuadro azulgrana se coronó campeón con leyendas como René Pontoni, Armando Farro y Rinaldo Martino. Tal fue la huella que aquel equipo dejó en Bergoglio que, 60 años después, el pontífice era capaz de recitar de memoria aquella plantilla.

Con el paso del tiempo, Jorge Mario mantuvo un estrecho vínculo con San Lorenzo. Cuando se convirtió en Arzobispo de Buenos Aires, oficiaba misas en la capilla del club cada 1 de abril, aniversario de su fundación, y en la Villa Olímpica, desde donde podía ver el Nuevo Gasómetro. Pero eso no era suficiente para él, y en 2008 decidió formar parte del club como socio, carnet que siguió pagando hasta el último de sus días.

Casualidad o no, a los 10 meses de ser nombrado pontífice, San Lorenzo logró su primera Copa Libertadores ante Nacional de Paraguay tras vencer en la final 2-1. Una semana después de alzarse con la copa, una expedición del club visitó a Bergoglio en el Vaticano para entregarle una camiseta con su nombre y una réplica de la Copa Libertadores. "El San Lorenzo de Almagro es parte de mi identidad cultural", afirmó el Papa.

Una adolescencia marcada por la fe, el amor y la enfermedad

Durante su infancia, el amor por San Lorenzo lo compaginó con sus primeros pasos académicos. Los grados iniciales de primaria los hizo en la escuela N° 8 Pedro Cerviño, de Varela 358. En sexto grado se cambió al colegio Wilfrid Barón de los Santos Ángeles, en Ramos Mejía. Ya en la adolescencia, regresó a Flores, donde se graduó como técnico químico en el colegio Industrial Nacional de Educación Técnica N° 27 Hipólito Yrigoyen.

Tras esto, trabajó un tiempo en el Laboratorio Hickethier. Aunque aquella no fue su primera experiencia laboral. Anteriormente había trabajado como portero en un bar y de limpiador en una fábrica. Sin embargo, pese a graduarse como técnico químico y probar suerte en diferentes sectores, Bergoglio tenía claro su camino: "El 21 de septiembre de 1954 conocí al Padre Carlos Duarte Ibarra, en Flores (su parroquia). Me confesé con él y allí no tuve dudas de que debía ser sacerdote". Durante toda su formación académica, la religión y la fe habían estado presentes. Rezaba de manera constante, acudía a misa todos los domingos y había realizado tanto la comunión como la confirmación. Aquella charla con el Padre Duarte fue clave para tomar una decisión que venía un tiempo meditando.

En 1957, el Papa decidió convertirse en sacerdote. Ingresó en el seminario del barrio Villa Devoto y en el noviciado de la Compañía de Jesús. Durante este tiempo vivió numerosas experiencias vitales, pero dos de ellas destacan sobre las demás. La primera fue a sus 21 años, cuando tuvo que someterse a una compleja operación en la que le extirparon la parte superior de su pulmón derecho. Todo ello fue debido a una epidemia de gripe en el seminario en el que estaba. "Me sacaron un litro y medio de agua del pulmón y ahí me quedé, peleando por vivir. Ni siquiera los médicos sabían si sobreviviría", contó Bergoglio.

La segunda anécdota tuvo como protagonista a una mujer. Anteriormente, Bergoglio había tenido una novia, "una chica muy dulce que trabajaba en el mundo del cine y que luego se casó y tuvo hijos". Pero durante el seminario, tuvo otro "pequeño enamoramiento" que hizo que estuviese un tiempo sin rezar y planteándose su fe. "Es normal, de lo contrario no seríamos seres humanos. Quedé deslumbrado por una chica que me hizo dar vueltas la cabeza por lo hermosa e inteligente que era. Durante una semana tuve su imagen siempre en mi mente y me costaba orar. Luego por suerte pasó y me dediqué en cuerpo y alma a mi vocación", explicó en su libro.

Su crecimiento en la Iglesia: de sacerdote a cardenal

Una vez pasada la fase del seminario, profundizó sus estudios de historia, literatura, latín y griego. De 1964 a 1966 fue profesor de Literatura y Psicología en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe. En los próximos años, estudiaría Teología en la Facultad de Teología del Colegio Máximo de San José. Finalmente, fue ordenado sacerdote un 13 de diciembre de 1969, a los 32 años de edad.

En su etapa inicial como sacerdote, Bergoglio estuvo en España, en concreto, en Alcalá de Henares. Aquí realizó la última prueba de su noviciado para ingresar en la Compañía de Jesús. Tras esto, fue nombrado provincial de los jesuitas argentinos, cargó que ocupó hasta 1979. Desempeñando esta función, ayudó a varios sacerdotes y familias durante la dictadura que vivió Argentina de la mano de Jorge Rafael Videla.

Su labor social y humana le hicieron crecer en la Iglesia, hasta convertirse en obispo y, más tarde, en cardenal, en el año 2001, nombrado por Juan Pablo II. Ya como cardenal, formó parte de numerosas organizaciones eclesiásticas en Latinoamérica y empezó a defender su línea ideológica, lo que le hizo ganar algunos enemigos en la Iglesia.

Durante toda su carrera religiosa, Bergoglio siempre se mostró como un personaje progresista, dentro de lo que es la Iglesia. Ya por aquel entonces, se postuló a favor del matrimonio homosexual, enfrentándose a la mayoría de obispos argentinos. Era conocido por ser un defensor de los derechos humanos y de la justicia social y feminista.

Optó por promover el diálogo y acercarse a los distintos colectivos sociales, fuesen o no católicos. Presidió misas con prostitutas, visitó las cárceles y aumentó la presencia de sacerdotes en los barrios marginales, lo que le hizo ganarse el nombre de "el Obispo de los pobres".

Esto provocó que su nombre comenzase a sonar por los recovecos del mundo eclesiástico y que fuese uno de los candidatos a Pontífice tras la muerte de Juan Pablo II. En el 2005 se celebró el cónclave para elegir un nuevo Papa. La rumorología dice que Bergoglio fue el segundo cardenal más votado, por detrás de Joseph Ratzinger, quien se convirtió en Benedicto XVI tras ser elegido entre los 117 cardenales.

Durante el reinado del Pontífice alemán, tanto este como Bergoglio estuvieron muy unidos. El cardenal argentino era uno de sus hombres de confianza. Así lo demostró antes de su renuncia, designándole como miembro de la Pontificia Comisión para América Latina, lo que parecía ser la antesala de la llegada de Bergoglio al poder.

Su llegada al Vaticano: Un papa rupturista

En estas circunstancias llegó el cónclave de 2013. El argentino contaba con el apoyo del anterior Papá, aunque no figuraba para los medios entre los papables más sonados. Pero, por el resto de electores, Bergoglio era considerado como un candidato reformista, aunque a la vez continuista, capaz de liderar y reestructurar la Iglesia.

De ahí que, el 13 de marzo de 2013, tras un primer día sin fumata blanca, fuese elegido como máximo Pontífice en la quinta ronda de votaciones del segundo día de cónclave. Una hora más tarde salió al balcón de la Basílica de San Pedro, ya como Papa Francisco, en honor a San Francisco de Asís, el santo de los pobres.

Su nombramiento supuso numerosos hitos en la historia de la Iglesia. Fue el primer Papa de procedencia americana y el primer no europeo desde el año 741, año en el que murió Gregorio III, de origen sirio.

Desde el comienzo de su mandato, dejó claro sus ideales y valores rupturistas y humildes. Se instaló en la casa de huéspedes del Vaticano en lugar de en el Palacio Apostólico. Asimismo, renunció al coche oficial para viajar en un Fiat.

Durante todos sus años al frente de la Iglesia, abogó por la justicia social y por cambiar la concepción de la Santa Sede sobre diferentes cuestiones. Se mostró partidario de luchar contra la discriminación de las mujeres, transexuales y homosexuales por parte de la Iglesia. Además, se posicionó a favor de los inmigrantes refugiados, como hizo en su visita a la isla sureña italiana de Lampedusa, denunciando la "indiferencia" de muchos países ante aquellos que huyen de la guerra para salvar su vida.

También destacó su especial vocación por los pobres y el mundo marginal, fruto de sus vivencias durante la infancia. Ya en sus inicios le llamaban "el Obispo de los pobres", y cuando llegó al Vaticano, no fue distinto. Para el Papa, los vagabundos personificaban su voluntad de conseguir una Iglesia "pobre y para los pobres". En numerosas ocasiones se le vio compartiendo tiempo con indigentes, acudiendo a comedores sociales para comer con ellos u obsequiándoles con diferentes enseres.

Otro asunto bastante candente durante su mandato fue el de los abusos de menores por parte de de la Iglesia. El sumo pontífice luchó activamente para destapar todos estos casos y pidió perdón varias veces en nombre de la Santa Sede. En 2019, organizó un encuentro sobre la protección el menor en la Iglesia con los presidentes de las Conferencias Episcopales y anunció una serie de medidas para evitar, denunciar y no encubrir este tipo de actuaciones.

Además, durante su papado, Jorge Bergoglio se mostró abierto a acercar posturas con otras religiones y países alejados del cristianismo, como Corea. Se reunió con su homólogo ortodoxo, Bartolomé I. Fue el primer Papa en visitar al líder de la Iglesia ortodoxa rusa, el patriarca Cirilo. Y firmó un acuerdo para trabajar por la paz entre cristianos y musulmanes con el gran imán de Al-Azhar.

Y es que, en numerosas ocasiones, su papel como mediador fue vital para resolver algunos conflictos. Sin ir más lejos, fue el interlocutor en la sombra que facilitó el restablecimiento de la comunicación entre Cuba y Estados Unidos. Una función que trató de replicar en las guerras de Gaza y Ucrania.

No cabe duda de que fue un Papa adaptado a los tiempos. Un Pontífice del siglo XXI. Abrió las puertas de la Iglesia a los más jóvenes a través de su perfil en las redes sociales y reformó la curia romana por completo.

En los últimos años, nos dejó imágenes históricas como su rezo en una solitaria Plaza de San Pedro para pedir el fin de la pandemia del coronavirus. O la misa de despedida del Papa emérito Benedicto XVI, la cual presidió él mismo.

Los últimos días de reinado

Pero, como todo mandato, el del Papa Francisco también ha llegado a su fin. Lo ha hecho a sus 88 años de edad y después de atravesar diferentes problemas de salud. A comienzos del mes de febrero, Bergoglio empezó a notar los primeros síntomas de un resfriado, lo que le hizo ausentarse de algunos actos. Días más tarde, tenía dificultades para respirar y acudió al hospital Gemelli, donde ha estado ingresado por una infección polimicrobiana hasta su muerte.

Ni siquiera durante los últimos días de su vida el Pontífice dejó de transmitir el mensaje de Dios. Seguía comunicándose con los fieles a través de escritos. Unos fieles que se han quedado sin su líder, pero que jamás olvidarán al Papa Francisco. Un Papa del siglo XXI. El Papa de los pobres. Un joven argentino que acabó presidiendo la Iglesia Católica, y cuyo recuerdo yace ya entre las paredes del Vaticano.

Redacción:
Ricardo Fernández
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