- GP Emilia Romagna F1. Apareció Adrian Newey y se hizo la luz
Hay varias imágenes que resumen a la perfección la bomba caída sobre el Autodromo Enzo e Dino Ferrari de Ímola. En una, Fernando Alonso lleva al AMR25 por la recta de meta con una enorme lona roja de Ferrari -su antiguo equipo- yy revienta su tiempo en la Q2. En otra, Charles Leclerc se lleva las manos a la cabeza y repite "Dios mío". Para rematar, Lewis Hamilton se vuelve a bajar sin explicaciones del SF-25. Son las representaciones de la crisis de Ferrari, la bandera de Italia junto a la religión católica y el Vaticano, en su casa. Donde nadie lo esperaba.
Oh, Dios mío
El SF-25 no rinde y parece claro. La doble caída en la Q2 -saldrá Leclerc 11º y Hamilton partirá 12º- es el principio del fin de un coche al que no sacan 'el jugo'. No pueden tirarlo a la basura porque eso casi que abriría un 'Tribunal de Guerra' en Maranello, pero el monoplaza rojo no sale del hoyo. Ya no es que sea el cuarto coche. Es que en Ímola, su casa, es el sexto de la parrilla tras las mejoras de Aston Martin y la evolución de Williams. Pueden subir, claro. Pero el drama es real.
"Puede ser un 50-50 entre problema de rendimiento y problema de ejecución. Si todo hubiese salido bien, estaríamos 4º y 5º", dijo el poco autocrítico Vasseur. Ya son muchos desajustes consecutivos y en Italia no esperan para sacar los cuchillos con la crisis. El rendimiento de Leclerc a una vuelta todavía tapa agujeros, pero Hamilton no está. Sainz, al que bajó del asiento hace unos meses, le ha ganado en cuatro clasificaciones al hilo.
Los pilotos son mucho más claros que su jefe de equipo. "Estamos en ninguna parte ahora mismo", explicó Leclerc. Más sentimental era Hamilton. "Devastados, me imagino", definió. No encuentran ese punto más en rendimiento y la Q2 fue el boom. Ferrari fue el único equipo que no mejoró en el último intento, ese en el que Aston Martin se sacó de la manga los medios y Sainz se colocó 1º en la tabla. Los dos SF-25 montaban goma nueva, pero no salió. Más con los problemas de Leclerc, que no alcanzó una vuelta óptima que podría haber mejorado las de Hadjar o Albon.
Devastados, me imagino
"Esto es lo que hay, no podemos luchar por milagros", repitió Leclerc. La realidad ha llegado a Ferrari y en casa. No triunfan allí desde 2006 con Michael Schumacher, un año después de aquella vez en la que no pudo con el R-25 de Fernando Alonso en una de las mejores defensas de la historia de la Fórmula 1.
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