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Dakar

"Es una de mis grandes decepciones"

Carlos aplaza el sueño de ganar con Ford, la marca que le vio debutar, y encaja el cruel abandono como puede. Mañana estará de vuelta en España

Carlos Sainz, desolado a su llegada al campamento.
Carlos Sainz, desolado a su llegada al campamento.
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El sueño de Sainz de ganar un Dakar con Ford, la marca que le vio triunfar por primera vez en el panorama internacional tendrá que esperar un año más. La FIA no permitió al Ford Raptor #225 que comparte con el catalán Lucas Cruz continuar en carrera a causa de los daños que sufrió su arco de seguridad en el vuelco. 

Un accidente teóricamente leve, a baja velocidad, pero que tuvo consecuencias definitivas: “Fue en una duna cortada que afrontamos a 20 km/h. Fue mi error, lo asumo”, reconocía Sainz al poco de conocer la decisión de la Federación, que acepta pero no comparte.

“Han inspeccionado el coche y han visto que una de las barras antivuelco estaba muy, muy ligeramente dañada, era tan sutil que casi no se apreciaba. El equipo ha dicho que era muy sencillo de reparar, pero la FIA no ha querido tomar ningún riesgo. Respeto 100% a la FIA y a sus decisiones, pero quizá hay que encontrar un equilibrio. Si el equipo cree que no puede repararlo con garantías no me va a mandar correr. Quizá en esta carrera, sobre todo teniendo la garantía de alguien como Ford, haya que ser un poco más flexible”.

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El abandono, una cuestión de matiz

Como suele pasar en estas situaciones, cuestiones de matiz son las que declinan la balanza de uno u otro lado. Ford defendía desde el domingo, cuando se produjo el accidente, que al ser el fabricante del chasis podría repararlo en caso de daños. Incluyendo el arco de seguridad. 

Ese elemento presentaba una pequeña deformación en la zona del copiloto, que Ford consideraba que podría reparar garantizando la seguridad de Sainz y Cruz. Esa reparación consistía en reforzarlo con una pieza adicional, algo que la FIA no itió ya que, según su interpretación del reglamento, el concepto de “reparación” solo contempla la soldadura. Al menos así se lo transmitió al equipo americano. Y en el caso del coche de Sainz, no habría grietas ni fisuras, sólo una deformación.

Independientemente de la causa, el caso es que Sainz ha sido descabalgado de uno de sus sueños finales. Tan es así que calificó el abandono de ayer como “una de las grandes decepciones” de su carrera. “Pero, al final, peino canas, y sé que las carreras son así. Si me hubiese quedado en casa, seguro que no me pasa nada”, decía con la rabia aún en la mirada. Hasta el punto de que le hacía decir cosas que no sentía: “Hoy vemos que todo el trabajo de un año sirve de poco. Bueno… no sirve de poco, porque el coche es competitivo y eso te da satisfacción. Después de estar con toda la ilusión de preparar el coche, todo el año centrado en ello, irte a casa en tres días es un jarro de agua fría”.

Aunque Sainz habló con la prensa española unas seis horas después de llegar al campamento, ya tuvo tiempo de hacer examen de conciencia: “Quizá la táctica del primer día no era la adecuada. Tendría que haber perdido más tiempo para salir más atrás... Pero a toro pasado todo es muy fácil”. Mejor mirar hacia delante, a los próximos días: “Ekström puede hacer un buen Dakar y estoy seguro de que puede luchar por la victoria. Pero además hay que sacar muchas conclusiones para que el equipo aprenda. Los kilómetros en el primer año de un coche son vitales”. Ahora a Sainz le toca pensar en el futuro…

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