Adriana Cerezo recibe a MARCA con una amplia sonrisa en el Hankuk, el club de taekwondo de San Sebastián de los Reyes (Madrid) en el que se entrena desde que tenía 11 años y una fábrica de talentos de la que no sólo ha salido ella -subcampeona olímpica en Tokio 2020, bicampeona europea y bronce mundial- sino también la húngara Viviana Marton, campeona olímpica en los últimos Juegos o Laura Rodríguez, que acaba de proclamarse campeona continental sub21.
"Lo de París está superado", dice antes incluso de que le coloquemos el micro para la entrevista y le preguntemos al respecto. De hecho, el fondo de pantalla de su móvil es el logo de Los Ángeles 2028 desde el día siguiente a perder en los cuartos de finalde -49 kg. frente a la iraní Mobina Nematzadeh, número 7 del mundo, en el Grand Palais.
"Mirando atrás, el entrenamiento estaba bien hecho. Mi compañera había quedado campeona olímpica (Viviana). La preparación fue buenísima, pero hay cosas que a veces no salen y ese día tocó. Ya está. Por supuesto, tuve ese momento de vacío, de decir: '¿Y ahora qué?'. Pero fue llegar al gimnasio, hablar con Jesús (Ramal) y Suvi (Mikkonen) y lo primero que me dijo Jesús fue: ‘¿Los Ángeles?’. Y dije: ‘Adelante’. “Pues ya está todo dicho”, respondieron sus entrenadores.
Eso sí, reconoce Cerezo que tuvo que digerir lo sucedido porque ella iba a por el oro. "Me veía muy preparada y era mi objetivo y mi sueño. A lo mejor me arrepiento de que haya sido un poco una obsesión. Tocó recoger los trozos, pero ya están pegados, soldados y perfectos para la acción", dice sonriendo la joven de 21 años.
Lo de París ya está superado aunque al principio tuve que pasar un duelo
"Tuve que pasar un duelo. Sabía que este momento de estar bien iba a llegar, pero después de los Juegos fue mucho vacío porque cada vez que pierdes un campeonato, piensas que mejor allí a que te pase en los Juegos. Y cuando en ese momento metes la pata es como: ‘¿Y ahora?'. Al principio te cuesta entender que eres la misma persona, que no eres peor que el día anterior, ni mucho menos. Pero es parte del proceso", añade con la madurez que la caracteriza desde niña, de ahí su apodo de 'viejoven'.
Con Los Ángeles 2028 en mente
Todavía no ha visto el combate en el que la eliminaron, pero tiene intención de hacerlo. "Cuando recibí el primer punto entré como en un bloqueo y ya no era capaz de ver la forma de puntuar, de buscar soluciones. Había tiempo, quedaba todavía un minuto y medio del primer asalto", rememora.
Después del varapalo improvisó unas vacaciones a Miami, San Francisco y Los Ángeles, precisamente la sede de los Juegos en 2028. "Lo que pasó en París es una oportunidad para construir de cero, hay tiempo, tenemos delante un lienzo en blanco. Todo es un aprendizaje. Ahora todo va para los Juegos de Los Ángeles, ser campeona olímpica sigue siendo mi sueño y por lo que trabajo para llegar en las mejores condiciones y ver si se cumple", dice sonriendo.
Ser campeona olímpica sigue siendo mi sueño y por lo que trabajo
Pero faltan cuatro años y Adriana, mientras compagina el último año de Criminalística (se ha dejado el TFG para el siguiente) con el taekwondo, tiene claro su próximo objetivo: "Todavía no soy campeona del mundo. Ojalá lo consiga. Este año tenemos Mundial en octubre. Vamos a trabajar para estar al cien por cien y ver si podemos cumplirlo", dice.
No haber subido al podio hace que la madrileña tenga aún más ganas. Su entorno está convencido de que la hará aún más fuerte. "Cuando eres capaz de superar esos momentos y regresar, vuelves con más fuerza todavía. Adriana está haciendo todo lo que está en sus manos. Es la misma de siempre, sigue viniendo cada día a dar su 100%, sigue teniendo la misma ilusión, las ganas, la motivación. Que se vayan preparando las rivales, que cuando regrese va a llegar fuerte", avisa Suvi Mikkonen, presidenta y entrenadora del Hankuk.
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