Se hizo esperar el regreso del Real Valladolid después de la goleada encajada ante el Betis en el Benito Villamarín que supuso el descenso matemático. El equipo aprovechó la mañana del viernes para entrenarse en la nueva Ciudad Deportiva del club verdiblanco en Dos Hermanas, lo que retrasó el viaje de vuelta hasta última hora de la tarde. A su llegada a la Residencia de Jóvenes Jugadores que la entidad tiene en el barrio de Parquesol, esperaban a la expedición algo más de medio centenar de aficionados muy enfadados y dispuestos a protestar fuertemente.
La Grada de Animación, Fondo Norte 1928, desplegó una pancarta que decía: "Directiva, técnicos, jugadores, todos culpables. Todos fuera. Pucela somos nosotros". Además, recibieron al equipo al grito de “¡Jugadores, mercenarios!”, "¡Directiva, dimisión!" y "¡Los brasileños se tienen que marchar!".
Mientras el único aplaudido fue Raúl Moro, los más abucheados resultaron ser el director deportivo, Domingo Catoira, el capitán, Javi Sánchez, y también Luis Pérez, protagonista de la pelea con Latasa en el banquillo del José Zorrilla unos partidos atrás. Incluso los dos primeros recibieron el lanzamiento de huevos al abandonar las instalaciones en sus respectivos vehículos. Tampoco se libró de los cánticos un Álvaro Rubio al que se le reclamó que presentara su dimisión como entrenador del Pucela.
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