Como dice el refranero, a perro flaco, todo son pulgas. El Valladolid, que llegaba esta noche desahuciado al Benito Villamarín, a la espera únicamente de saber cuándo se certificaba matemáticamente su descenso a Segunda división, ha sufrido nada más arrancar su partido frente al Betis la lesión de uno de sus jugadores más importantes, Javi Sánchez.
El capitán blanquivioleta, en una acción defensiva en la que terminó chocando involuntariamente con su compañero Chuki, se fue rápidamente al césped, llevándose las manos a la parte posterior de un muslo y no solo pidiendo la entrada de las asistencias sino advirtiendo a su banquillo que tendría que ser sustituido. La imagen fue muy dura porque el futbolista, tanto por la lesión como posiblemente por la situación que atraviesa su equipo, salió llorando del campo.
Isco fue uno de los jugadores que se acercó a consolar al central, que tardó bastante en poder alcanzar el túnel de vestuarios, ayudado por dos asistentes de su equipo. Tapándose la cara con la camiseta y entre lágrimas, Javi Sánchez fue despedido con aplausos por la grada verdiblanca. Es la segunda lesión del zaguero esta temporada, que ya se perdió cinco partidos desde mediados de septiembre también por un problema en un muslo. Su temporada parece haber terminado hoy.
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