Carlos Corberán se ha convertido, por méritos propios, en el técnico de moda en la Liga española. El entrenador de Cheste, debutante en Primera División y con nula experiencia en la elite (venía de la segunda división inglesa), ha dado un golpe encima de la mesa. Metódico, trabajador, con un equipo preparado y un discurso recto, ha logrado cambiar hasta los percheros de un Valencia que iba directo hacia el segundo descenso de categoría de su historia. No hay exageración ni se atribuye a Corberán el apellido Champions.
En 17 partidos ha sumado 30 puntos y ha pasado de ser 'cofarolillo' rojo con 12 puntos en la tabla a tener opciones de alcanzar la octava plaza que otorga plaza en la Conference League. Sus números son de mucho nivel y en esos 17 partidos sólo ha perdido con el Real Madrid (el día de su debut y en el tiempo añadido), contra el Atlético de Madrid y contra el Barcelona. Solo los tres grandes han podido con su Valencia de urgencias. Estadísticamente ha sido un martillo pilón. Casi dos puntos por partido de media sumados, el regreso de las porterías a cero y la activación de los delanteros al máximo.
De puertas para dentro la plantilla 'alucina'. Ni una concesión, pero trabajo y resultados encima de la mesa. "Cuando llega el jefe a callar", decía Hugo Duro entre risas durante la grabación de un video con la televisión del club. El equipo se ha entregado al influjo del nuevo entrenador y ha vuelto a disfrutar. Incluso los menos habituales están saliendo al campo en modo reivindicación. El caso de Jesús Vázquez o de Fran Pérez, con pocos minutos, es significativo.
Corberán ha logrado darle al equipo una entidad, un estilo y los jugadores fundamentales han multiplicado su nivel. Los Guerra, Barrenechea, Tárrega, Mamardashvili, diego López , Duro o Sadiq, han aportado como en sus mejores días. Muchos de ellos están en el mejor momento de su carrera y eso es culpa de un entrenador que los sacó de la oscuridad.
El reto del mercado con Peter Lim
El Valencia se aferra a Corberán como a un clavo ardiendo. Su gran reto será aguantar un mercado con Peter Lim. Imposible para todos. La plantilla va a perder muchos efectivos. Los cedidos, los que acaban contrato y los que están en la lista de ventas. Ahí se verá una nueva versión de un Corberán al que siempre le gustó ejercer a la hora de confeccionar la plantilla.
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