Muchos clubes y grandes jugadores de la historia tienen sus orígenes en los despachos, aulas y patios de seminarios y colegios religiosos. Sin embargo, pocas ciudades ejemplifican tan claramente la estrecha relación entre la iglesia y el fútbol como Brest.
El que ahora es rival del Real Madrid en la Liga de Campeones nació como Stade Bretois en junio de 1950, de la mano del canónigo Balbous, cura arcipreste de la parroquia de Saint Louis, sita en la calle Etienne Dolet. Era el fruto de la fusión de varias sociedades deportivas, todas con vinculación religiosa: Armoricaine de Brest, l’Avenir, la Milice Saint-Michel, Les Jeunes de Saint-Marc y la Flamme du Pilier-Rouge. De todas ellas, es en la primera en la que se alojan las raíces de lo que es hoy el club bretón.
La historia de la Armoricaine comenzó en 1903 como una iniciativa de la parroquia Saint Louis, adoptando el lema en bretón Pen Huel (Cabeza Alta). Este eslogan fue tan significativo que dio nombre a la tribuna principal del estadio Francis-Le Blé hasta que este fue renovado en 2010. El estandarte del club mostraba los colores de la bandera nacional sa y, en el centro, el escudo de armas de Bretaña.
Los terrenos junto a la iglesia fueron adaptados para albergar actividades deportivas que reunieron a cerca de mil jóvenes. El fútbol, en particular, cobró fuerza bajo la guía del padre Cozanet, quien en 1922 impulsó la construcción del estadio Armoricaine au Petit Paris, en los terrenos donde hoy se ubica el actual estadio, el que no puede utilizar en la Champios. El equipo logró llegar a la final de Bretaña en 1908.
La primera estrella
Ese club fue el hogar del primer astro del fútbol bretón, el portero Alexis Thépot (1906-1989). Aduanero de profesión, el servicio militar lo llevó a jugar en París, después de que, como portero del Armoricaine, sorprendiera al fútbol francés.
Fue el guardameta de la selección sa en el Mundial de 1930, el primero de la historia. Se le consideró el mejor portero del campeonato.
En el partido inaugural de la primera Copa del Mundo, el 13 de julio de 1930, Alexis Thépot sufrió un grave golpe tras una patada en la base del cráneo. El guardameta francés quedó inconsciente durante 45 minutos y fue sustituido por Augustin Chantrel. Para sorpresa de todos, esa misma noche ya se encontraba recuperado, con apenas una venda en la cabeza.
Dos días después, fue titular contra Argentina, un partido en el que fue un muro. La albiceleste solo logró derribar esa muralla a falta de nueve minutos, con un gol de Monti.
El padre Balbous
Pasada la II Guerra Mundial, fue el padre Balbous quien impulsó la creación del Stade Brestois desde la parroquia de St-Louis. Tras el paso nazi por Brest, de la Armoricaine sólo quedaban dos equipos de fútbol, dos de baloncesto y un panorama desolador, con escombros y muertos por doquier.
El fútbol y el atletismo se convirtieron en las piedras angulares de la nueva sociedad deportiva. Su objetivo era claro: desafiar al club deportivo dominante en la ciudad, los laicos del A.S. Brestoise, que también tenía gran peso a nivel regional.
El primer gran hito del Stade Brestois fue un contundente 5-0 ante el Stade Relecquois, marcando así el inicio de un equipo que creció rápidamente. Los primeros trofeos que adornaron sus vitrinas fueron de competiciones religiosas: en 1956, la Copa de la Federación Deportiva Católica de Francia, y un año después, la de los Patronatos, un campeonato que sigue disputándose hoy en día. La temporada pasada, este torneo tuvo como ganador al Foyer Club Provence Marseille.
La élite absoluta tuvo que esperar hasta 1979, que fue cuando el Brest tocó al fin la Primera división. Al frente del club, como presidente, estaba Michel Bannaire. Hoy, el Brest pasea su bandera por Europa, algo que nunca antes había hecho.
Dos toneladas de obuses
En la primavera de 2010, la obra del canónigo Cozanet fue demolida. El viejo estadio Francis Le-Blé afrontaba una remodelación absoluta. Al echar abajo la tribuna Cabeza Alta, los obreros se quedaron con la boca abierta. Y el cuerpo descompuesto. Decenas de piezas de artillería habían descansado durante más de seis décadas bajo los asientos de los seguidores del Brest. “Un milagro”, se dijo, recordando los cimientos religiosos del club.
Extraídas y analizadas, se contabilizaron dos toneladas y media de obuses alemanes de la II Guerra Mundial de 128mm ocultos bajo una grada con capacidad para 6.500 personas. En Brest se siguen hallando restos de armas alemanas. El pasado 4 de junio, en las obras del tanrvía en el barrio de Bellevue, apareció una bomba alemana de 250 kilos.
Al estallar la II Guerra Mundial, el estadio del Brest fue requisado por las tropas aliadas. El 19 de junio de 1940, las tropas alemanas entraron en Brest. Después de 1.553 días de ocupación y un asedio de 43 días, la ciudad fue liberada el 18 de septiembre de 1944. Brest vivió cuatro años de desastres, sufriendo 165 bombardeos (y 480 alertas) de los aliados, debido a su posición estratégica. Provocaron 965 muertos y 740 heridos graves. Sólo 200 edificios quedaban en pie, de ellos cuatro en el centro.
Las medias negras
El estadio de la Armoricaine fue ocupado por la Wehrmacht y la zona convertida en la posición clave para la defensa anitáerea de la ciudad.
Cuentan que cuando se volvió a jugar al fútbol se bautizaron los partidos como los de las medias negras. Porque los días de lluvia, del suelo brotaba aceite de motores. El terreno apenas se había allanado para que se pudiera jugar.
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