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Todo redondo para el Real Madrid en Varsovia. Ya tiene seis Supercopas, más que nadie. Ancelotti está a la altura de Muñoz con sus 14 títulos. Mbappé se estrenó con un gol y su primer título internacional a nivel de clubes. Courtois dejó una parada de lo que es, el mejor del mundo. Y Vinicius, entre ruidos de dólares del petróleo y cantos árabes, se puso el traje de genio para arreglar lo que se podía complicar. La victoria minimiza el buen rato en el que el Madrid dejó claro que sin Kroos será otra cosa. Puede que igual de poderosa o hasta más, pero otra cosa.
La de siempre de Courtois
Hay cosas que no cambian. Una de ellas es que con 0-0 aparezca Courtois para marcarse una de esas paradas que parecen imposibles, las que hacen del belga un potero ganador de partidos y de finales. Da igual que hace un año estuviera en su casa con el cruzado roto y la rodilla como un globo lleno de líquido. Volvió siendo el mejor portero del mundo. Y lo es. Ante la Atalanta, la obra de arte hecha parada llegó en el primer minuto de la segunda parte, cuando voló y se detuvo en aire para no se sabe bien cómo llegar al cabezazo de Pasalic. La autocelebración de Thibaut dejaba claro el calibre de su intervención.
El 7 es cosa genios blancos
Lo fue Amancio, lo fue Juanito, lo fue Butragueño. Y lo es Vinicius. Sólo bajo ese paraguas se puede colocar la jugada con la que el brasileño desatascó un partido que le estaba poniendo feo al Madrid. El máximo candidato al Balón de Oro cargó de quilates su candidatura con una acción descomunal que dejó tiritando a la zaga italiana: presión, robo, genialidad y regalo a Valverde para que marcara a placer y encargase la Sexta. No fue suyo el gol, pero como si lo fuese. La final estaba encarrilada y era gracias a un genio con el 7. Historia conocida en la Casa Blanca. La ovación que recibió al marcharse a falta de tres minutos era tan merecida como la gran parte de esta Supercopa reside en su fútbol.
Las dos caras de Mendy
Ferland Mendy puede cometer verdaderas tropelías con el balón. Hace cosas que cuesta comprender y de un riesgo similar a meterse en una piscina con tiburones. Pero tiene la capacidad de salir airoso casi siempre. Y cuando hay que defender. ¡Ay cuando toca jugársela a cara de perro! no hay nadie es como él. Bien sabe Carlo Ancelotti todo lo que le da el lateral francés en un equipo que mira con obsesión al campo rival. Por eso, Ferland es vital para lo que el italiano quiere que sea su Madrid. El de ayer, el de hoy y de mañana. Porque por muchos líos en los que se meta Mendy, su valor real y final hace que sea un jugador esencial para este Madrid.
Sin Kroos, otro Madrid, otra idea
Era algo que estaba claro y que todo el mundo tiene que entender. La retirada de Kroos lleva de la mano un cambio radical. Se sabía desde que el alemán anunció que lo dejaba. Sin ese jugador de ordeno y mando, de control absoluto, el nuevo Madrid es otra cosa, un equipo de menos control y más vértigo. Ante la Atalanta se vio a Courtois pasar en largo como nunca antes. Un aspecto, por cierto, en el que el belga ha mejorado mucho. Pelotas que antes era imposible que non pasasen por Kroos, porque a nadie se le iba a ocurrir otra cosa que no dársela, ahora vuelan de campo a campo en busca la velocidad mortal de Vinicius y Mbappé. De eso sacará el Madrid mucho rédito, está claro. Otra cosa es que no acabe cayendo en el estilo Deschamps. el del músculo en el medio campo por encima del talento.
Mbappé, en todas las lenguas
Lo que supone la llegada de Mbappé al Real Madrid no necesita explicaciones. Es uno de esos fichajes de época, de un calado que va más allá de lo que pasa en un campo de fútbol. Un paseo por las calles de Varsovia durante el día era un ejemplo. Se oía el nombre del francés con todo tipo de acentos y entonaciones: en castellano, italiano, polaco, inglés... Era el personaje de la final, el futbolista que acaparaba conversaciones, debates, preguntas... Y eso está al alcance de muy pocos.
Luego, Mbappé respondió a esa expectación con su primer gol como jugador del Madrid. El reloj dejará en 68 los minutos que tardó el parisino en abrir una cuenta de goles que no se sabe hasta dónde puede llegar. Había tenido un par antes, pero en la jugada que arrancó Vinicius y continuó Bellingham colocó el balón en la escuadra. El show está lanzado. Y un experto en marcar en finales ha llegado al gran ganador de finales. Echen cálculos.
Serán abuelos, pero cómo saben de esto
En este fútbol de alta tecnología y explicaciones gongorianas, dos entrenadores que caminan hacía los 70 años (66 Gasperini y uno menos Ancelotti) demuestran que sus cabezas idean cosas a los muchos aspirantes a ser un 5% delo que son ellos, sobre todo Carletto, no son capaces de plantearse. Y si lo hacen, no llegan donde ellos. Su abrazo, el de dos amigos, fue el del fútbol de toda la vida. El grito de un fútbol que late, porque la Euro la ganó uno de su quinta y su perfil, Luis de la Fuente. Cuando el río suena...
No lo llamen otra cosa, es amor
Es lo que siente la afición del Madrid. Por Luka Modric. La ovación que se llevó al entrar al campo fue emocionante. Amor puro. Como el del Madrid con las finales. Y de la gente de la Atalanta con su equipo. Una lección de apoyo y agradecimiento a lo vivido. Honor a un equipo que vive los mejores años de su historia.
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