Un gol de Rafa Mir a un cuarto de hora del final dejó un sabor agridulce para el Betis en su despedida del Benito Villamarín hasta 2027. El equipo de Pellegrini, al que le queda por delante su cita más importante de la temporada en la final de la Conference Legue frente al Chelsea, se había adelantado en el marcador con un golazo de Antony. Pero no pudo sumar sus tres últimos puntos del curso y se tuvo que conformar con un empate antes de viajar a Polonia. La despedida de su afición, eso sí, fue la dosis de moral soñada para intentar el sueño de primer título continental para el club.
Lo cierto es que cuando en la última jornada de Liga se enfrentan dos equipos que no se juegan nada, clasificatoriamente hablando, y para colmo uno de ellos tiene una final europea en cinco días, es complicado que se vea un gran partido de fútbol. La falta de emoción es una losa demasiado grande. Aun así, Betis y Valencia intentaron ofrecer un espectáculo digno para echar el telón al campeonato.
Con todo lo que sufrió en los primeros meses de la temporada, coqueteando seriamente con el descenso, y después de quedarse sin opciones continentales tras su extraordinaria reacción de la mano Corberán, parece lógico que el equipo de la capital del Turia esté ya pensando en las vacaciones. Lo intentó un par de veces con 0-0 en el marcador, pero Ruibal y Bartra evitaron que Sadiq pudiera finalizar.
Para los de Pellegrini, la situación era diferente. Estaban a medio camino entre su intención de ponerle intensidad al juego para no desconectarse del ritmo competitivo antes de verse las caras el miércoles con el Chelsea en Polonia y las necesarias precauciones para no sufrir ninguna lesión que altere los planes para la final. Aun así, el Ingeniero optó por un once muy titular y sus jugadores le pusieron ganas.
El Valencia tuvo mucho balón de inicio, pero con poca profundidad. Javi Guerra, tras una buena maniobra el área, lo intentó sin éxito antes de la media hora. Pero fue el Betis el que, después de un par de remates fallidos de Cucho y de Fornals, así como de una buena mano de Mamardashvili ante Isco, encontró el premio del gol gracias al talento de una de sus grandes estrellas, el brasileño Antony.
Altimira robó un balón en la medular a Javi Guerra, el Cucho se anticipó a Barrenechea, Isco se lo dio al extremo cedido por el Manchester United y, con su golpeo marca de la casa, lo puso en el ángulo. Otro golazo para su cuenta, quinto en LaLiga desde febrero, y dosis de moral para un Betis que estuvo cerca de dejar el partido encarrilado en una acción de Jesús que Isco no completó con precisión.
Rafa Mir, de la bronca al empate
Los de Corberán intentaron meterse en el partido antes del descanso, pero Diego López, solo ante Adrián, tardó en rematar y dio tiempo a Bartra para cruzarse y bloquear su golpeo. Y al ver que tras el paso por los vestuarios su equipo no reaccionaba, el técnico de Cheste no tardó en mover el banquillo dando entrada a dos jugadores con velocidad y gol: Hugo Duro y un Luis Rioja que en su día estuvo cerca de recalar en el conjunto verdiblancos.
El Ingeniero respondió con Bakambu, que será titular ante el Chelsea, y Abde. Y fue precisamente el marroquí quien rozó el 2-0 en una gran incorporación de Ruibal rompiendo la línea del fuera de juego... Su pase atrás después de entrar en el área fue un regalo para el 10 bético, cuyo golpeo con el interior de su bota derecha, a la escuadra, lo sacó Mamardashvili con uma mano increíble. La última antes de marcharse al Liverpool este verano...
Tampoco acertó Ricardo Rodríguez de cabeza en un córner lanzado por Isco. Su remate se fue al travesaño. Y en vista de que su plan no funcionaba, desde el banquillo visitante apostaron por Iván Jaime y por un pitado Rafa Mir por su pasado sevillista. Sin embargo, los cambios que le funcionaron al Valencia no fueron los suyos sino los de Pellegrini tratando de proteger a algunas de sus estrellas para la cita histórica de la próxima semana...
Se fue Isco y, sobre todo, se fue Bartra, que estaba siendo clave en defensa. Un movimiento que aprovechó Almeida para filtrar un balón a la espalda de Mendy, que midió mal en la que era prácticamente su primera intervención en el partido, permitiendo que Rafa Mir recibiera en ventaja el balón en el área y pusiera el empate en el marcador con un golpeo potente y raso, pegado al palo corto. Un tanto que enfrió el ambiente festivo del Benito Villamarín.
Los verdiblancos lo siguieron intentando hasta el final. Querían despedirse de su gente antes de viajar a Breslavia con una victoria. Pero Mamardashvili se hizo gigante una vez más para evitarlo antes de que el partido se ensuciara con varias entradas y choques que provocaron varias tarjetas amarillas. El empate ya era inamovible y la bronca dejó paso a los cánticos, los ánimos y una pancarta con un mensaje claro para la final: 'Vamos Balompié'...
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