Baena deja un buen recuerdo

La diferencia que se vio en el césped de La Cerámica es exactamente la que existe entre las dos entidades. Todas las decisiones que tomó bien el Villarreal y mal el Sevilla se pueden extrapolar a los despachos. Y claro, por eso uno de los dos va a jugar Champions la temporada que viene y el otro puede dar gracias por jugar en Primera un año más.

Yeremy tardó menos de cuatro minutos en evidenciar el abismo que separa a los dos equipos. Kike Salas regaló un balón en un mal despeje y el canario lo agradeció poniendo la bola en la escuadra. Se picó Gueye, que en el 8’ soltó un latigazo imparable para Álvaro. Fue como un tirachinas, un zurdazo que haría saltar un radar.

Los de Marcelino lo vieron tan fácil que les dio hasta apuro. Y aflojaron. El Sevilla quiso ir arriba y floreció la calidad individual de Suso, que metió un gran centro al área para que Sow la empujase al fondo de la red de cabeza. El Villarreal se reactivó, Aguomé salvó un disparo de Gueye... y entonces apareció Baena.

Golazo... ¿y adiós?

La afición del Villarreal fue a La Cerámica a agradecer al equipo el trabajo de la temporada y a ver a Baena de amarillo, por si era la última vez. Y el centrocampista les regaló un último recuerdo en forma de golazo. Entró en el área, atornilló a Kike Salas al suelo con la amenaza del disparo al palo largo y cuando le tuvo petrificado le pegó un recorte para después definir al palo corto. Si fue el último, no pudo ser un ‘The End’ mejor.

La segunda parte sirvió para despedirle y para poco más. Lukebakio entró de inicio y en cinco minutos estrelló un balón en el lateral de la red y otro en el larguero. Ya casi al final le anularon el 4-3 para demostrar que es el mayor patrimonio que tiene ahora el equipo sevillista.

Gueye hizo el cuarto del Villarreal con un disparo en el primer palo y Ramón Martínez, ya en el 80’, clavó un zurdazo que pegó en el palo y que, pese a la temporada y a la derrota, guardará siempre en la memoria.

Un futuro por escribir

Es difícil que el Sevilla esté más cerca de descender que este año. Se ha salvado porque Yan Diomande no acertó a marcar a puerta vacía en aquel último minuto del Sevilla-Leganés. Pero se ha salvado. Y la temporada que viene todavía no está escrita. Es lo mejor en lo que puede pensar la parroquia sevillista.

En el Villarreal, pena e ilusión. Sin Baena, pero en Champions y con un equipazo espectacular.