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El Arsenal salva los muebles sobre la bocina cuando el partido y media Premier League parecían sentenciadas. El conjunto de Arteta se levanta de la lona y remonta un 1-3 en contra en el minuto 90. Al final, 'gunners' y 'saints' pudieron ganar un partido, cuyo principal vencedor fue el Manchester City.
El Emirates Stadium se vistió con sus mejores galas. La grada rugía y las banderas se ondeaban al viento en busca de una victoria tras dos jornadas consecutivas sin conocer la victoria. Todo se esfumó en apenas treinta segundos. Ramsdale, héroe en Anfield, cometía un error en el juego de pies y Alcaraz sembraba el miedo en Londres.
Una primera parte para olvidar
Aún habría más diez minutos después. Walcott, niño prodigio del Emirates, perforaba la red y ponía al colista 0-2 en el marcador. Sobre una montaña de cabezas gachas, emergió el cabello rubio de Zinckenko, ejemplo claro de un capitán sin brazalete. Su charla espoleó a los 'gunners'. Sólo faltaba un gol, que Odeegard, con pase filtrado; Saka, con el pase atrás y Martinelli, con el remate, se encargaron de fabricar. Los tres tenores de la música de Arteta.
Entonces todo se enmudeció. El Arsenal salió al césped como si no estuviera la mismísima Premier League en juego. Un Southampton muy junto en líneas defensiva y con el oficio por bandera, no estaba sufriendo frente al líder. Y eso, es algo inusual.
El partido avanzaba y los ojos de Ward-Prowse se abrieron cuando en una internada por la izquierda, la pelota acabó en saque de esquina. Preciso como un cirujano, puso la pelota en el primer palo, peinada hacia atrás de Lyanko y Caleta-Car en el segundo palo ponía fin a todas las aspiraciones del Arsenal en el partido. Un gol que podía valer una Premier League.
Corazón de campeón
Pero este Arsenal no había dicho la última palabra y su capitán, Odegaard, quiere levantar la Premier League. El noruego, frío como el hielo, entró en erupción y puso a los suyos a un gol en el marcador. El Emirates actúo como una jaula de la que los jugadores del Southampton querían escapar. Demasiado tarde. Saka marcaba y ninguno de los asistentes dejó de creer en la victoria, cuando dos minutos antes estaban abatidos.
La heroicidad quedó incompleta, no hubo tiempo para más. El Arsenal empataba en el Emirates ante el Southampton, que acumulaba seis partidos consecutivos sin ganar. El miércoles, el Etihad Stadium decidirá quién es el máximo favorito para alzar el trofeo de una liga que no para de sorprendernos.