El Barça probó el sabor de la derrota en una final de Champions dos años después. Un Arsenal que entendió muy bien el partido y sujetó las acometidas culés para la dificultad que tiene ganar un título como este.
Rival estudioso
A este Barça es prácticamente imposible ganarle. De hecho, este año ha perdido “mucho” y solo había caído antes de esta final en tres ocasiones. El Arsenal salió con un guión muy claro de partido: sin balón había que morder y con pelota había que manejar. Las gunners no se echaron atrás y presionaron continuamente en campo rival. El Barça las hundía, obviamente, pero el Arsenal salía de su guarida en cuanto podía.
Susto o muerte
El choque se abrió y casi que se partió. En el minuto 24 de partido, parecía que el partido estaba en el minuto 95 y alguien tenía que hacer gol. De hecho, es que el Arsenal golpeó primero. Irene Paredes rozaba una pelota que terminaba en la portería. El VAR en este caso salvó al club culé pero el aviso estaba encima de la mesa. Este Arsenal iba muy en serio.
Superioridad londinense
El Arsenal fue mejor que el Barça, al menos durante la primera media hora. El plan seguía claro y además le atacaba al Barça por donde más le dolía: los costados. Los centros laterales hacían daño cada vez que llegaban al área. Solo Aitana se asomaba por territorio rival en un Barça que. O se encontraba y que de no ser por Cata podría haber encajado el primer tanto del partido.
Cuestión de energía
La historia se iba a decidir en un detalle o al menos eso parecía. La clave, que la reanudación supusiese una caída de la energía y la intensidad del Arsenal. Porque el ritmo y la presión estaba siendo altísimo. De hecho, ya se había notado un cierto bajón en el final de la primera parte. Jugarle así 90 minutos al Barça es muy difícil.
Quien juega con fuego, se quema
El Arsenal tuvo que dar un paso atrás obligado por su bajón físico. Pere lo leyó y colocó a Salma para rajar al cuadro londinense. No obstante, entraba en juego ese arma que siempre es peligroso: el contraataque.
Cata hace milagros, pero no siempre
Cata había salvado de varias al Barça tras errores individuales, pero no siempre puede hacerlo. Una pelota parada hizo que el Arsenal se adelantara en el marcador frenando el buen momento creciente del Barcelona en el encuentro. Ahora, como en Eindhoven, al Barça le tocaba remar a contracorriente.
Hay que valorar lo de este grupo
Sé que parece un discurso derrotista y no me cabe duda de que ni una de las jugadoras de ese vestuario estarán contentas ni satisfechas. Tampoco de que van a intentar ir a Oslo el año que viene. Pero hay que valorar mucho la dificultad de ganar Champions League. No las regalan en una tómbola. Cuestan mucho y hay que estar bien siempre. Y en Lisboa quedó demostrado.
Movem el mon
Más allá de lo que ocurrió en el terreno de juego que, evidentemente es lo más importante de todo, los culés vivieron un día inolvidable. Lo que ha creado este grupo es increíble. No hace tanto, 13 años, el Arsenal le hizo siete goles. Ahora lo extraño es no estar en una final o no ganar un título. Pero lo más valeroso de todo es tener la sensación de haber llegado al corazón de la gent blaugrana. Legado inolvidable.
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