El Córdoba está haciendo una gran temporada en su regreso al fútbol profesional. Los meses iniciales fueron complicados, sobre todo por su incapacidad para rendir fuera de casa, pero en el tramo final de 2024 empezó a reconducir una situación que en marzo de 2025 ya le tiene muy cerca de su objetivo inicial: la permanencia.
Obviamente, cuando un equipo marcha bien y tiene una propuesta atractiva, sus jugadores se revalorizan y llaman la atención de otros clubes. Hay varios casos, como el del Carlos Marín o el de Álex Sala, muy seguidos por otros equipos de índole europea, sobre todo en el caso del portero, y de la zona baja de Primera en el caso del centrocampista. Incluso trascendió interés de algún otro equipo de la máxima categoría española por Theo Zidane, aunque el club nunca tuvo propuestas en firme.
En todos esos casos citados, el Córdoba tiene a los jugadores atados con al menos uno o dos años más de contrato (el meta almeriense hasta 2027). Por tanto, la salida tendría que ser en forma de traspaso, a diferencia de lo que puede pasar con el delantero Antonio Casas, libre desde enero de negociar con cualquier equipo y marcharse sin dejar nada en las arcas de la entidad.
Mantener el bloque y reforzarlo
El CEO del Córdoba, Antonio Fernández Monterrubio, ha dejado claro que la intención del club es que no salga nadie este verano y se pueda mantener un bloque, con la idea de reforzarlo con ciertos fichajes y poder dar un paso al frente en cuanto a los objetivos la próxima campaña (algo en relación a la temprana continuidad cerrada del entrenador, Iván Ania). Sin embargo, como ya ha pasado con el defensa Adrián Lapeña, que acabó en invierno en el CSKA de Sofía, siempre está abierta la opción de hacer sostenible los proyectos con alguna venta positiva para todas las partes que permita la reinversión y el crecimiento en el medio plazo.
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