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En 2017, la FIFA reconoció a la Copa Intercontinental como antecesora del nuevo Mundial de Clubes y pasó a considerar a todos los ganadores como "campeones del mundo". Pero, a diferencia de lo que ocurre en el palmarés de otros torneos internacionales (sobre todo la Copa de Europa, pero también la Supercopa continental o el propio 'Mundialito'), el Real Madrid no lidera en solitario el palmarés del torneo nacido en 1960. Comparte el tope de títulos conquistados (tres) con Peñarol, Nacional, AC Milan y Boca Juniors.
La del Real Madrid con la Copa Intercontinental fue la historia de un flechazo. A partir de una idea de Henry Delauney, un directivo francés que pasó por la FIFA y, sobre todo, impulsó la Eurocopa de Naciones desde la presidencia de la UEFA, se proyectó un torneo para determinar el "mejor equipo del mundo". La iniciativa fraguó en 1960, con el duelo entre el Real Madrid, ya por entonces pentacampeón de Europa, y Peñarol de Montevideo, que ganó en ese año la primera edición de la Libertadores.
La final se concibió a doble partido, aunque la ida (en Montevideo) y la vuelta (en Madrid) estuvieron separadas por más de tres meses. En el partido de ida, jugado en el Estadio Centenario ante casi 80.000 aficionados, el pésimo estado del terreno de juego impidió que ambos equipos, en especial los españoles, mostraran su mejor fútbol. Fue un duelo cerrado y poco vistoso que lo dejaba todo pendiente para la vuelta. Se disputó ese segundo partido en 4 de septiembre de 1960, en un Bernabéu abarrotado (120.000 espectadores) desde el que el Madrid lanzó un poderoso mensaje al planeta fútbol. A los nueve minutos, los blancos ya ganaban 3-0, con dos goles de Puskas y uno de Di Stéfano. La renta blanca subió a cuatro tantos antes del descanso y llegó a los cinco en sólo 51 minutos. Peñarol tan sólo pudo maquillar el resultado en la recta final, con un solitario gol de Alberto Spencer.
"La Copa, en buenas manos"
Tras el partido, Héctor Scarone, técnico charrúa, itía la neta superioridad madridista. "El título está en buenas manos", declaraba. "El fútbol del Madrid demuestra que el nuestro se queda estrecho", comentaban a MARCA los periodistas sudamericanos desplazados a la capital de España. Por el lado madridista todo eran parabienes. "El Madrid ha demostrado que, con suerte, es capaz de meterle cinco goles a cualquiera", decía un satisfecho Miguel Muñoz. Zárraga, el capitán que recibió la primera Copa Intercontinental, bromeaba: "Doy fe de que el trofeo es de oro de ley".
El Peñarol se sirvió su venganza en frío en 1966, endosando un contundente 4-0 global al Madrid con tres goles del inevitable Spencer. Se iniciaba así una larga ausencia de los blancos en el torneo, consecuencia directa de la sequía de 32 años sin conquistar la Copa de Europa. El maleficio se rompió en 1998, con la soñada 'Séptima' gracias al gol de Pedja Mijatovic a la Juventus en Ámsterdam. Un triunfo que llevó al Madrid por primera vez a Tokio, sede de la Intercontinental, ya a partido único, desde 1980.
Raúl gana a Juninho
El rival del campeón de Europa fue Vasco de Gama, campeón de América en el que ya brillaba un joven Juninho Pernambucano, años más tarde azote del Madrid en Europa en las filas del Olympique de Lyon. El partido, tras un gol temprano de Roberto Carlos en un centro chut que tocó en un zaguero brasileño, fue un ejercicio de resistencia por parte del Madrid, que resistió el acoso rival hasta el minuto 56, con gol de la perla brasileña. El tanto envalentonó a los sudamericanos, con el Madrid buscando una contra que encontró a siete minutos del final, con un pase de Seedorf que encontró a Raúl. Lo que hizo el 7 pasó directo a la historia dorada del Madrid. Recibió en la izquierda y se fue de dos defensas para sentar con un nuevo amago a Germano, meta de vasco, antes de embocar a puerta vacía.
"Mi hijo ha marcado el gol del 'aguanís'", comentaba a MARCA Pedro González, padre de Raúl, tras el partido. "Esa jugada ya la hacía conmigo cuando era pequeño". "Apareció el talento puro", comentaba desde su tribuna en el periódico Jorge Valdano, el descubridor del 7. "Llevamos algo muy grande a Madrid", declaraba el goleador, ganador del Toyota que el patrocinador del torneo regalaba a la estrella del partido. Era el primer (y único) título de Guus Hiddink en el Real Madrid, un éxito que MARCA celebró con un titular de época: "Premio Planeta".
De Palermo a Ronaldo
La tercera Intercontinental no se hizo esperar tanto como la segunda, aunque pudo llegar antes, ya que el Madrid repitió como campeón de Europa en 2000 y se ganó un nuevo billete a Tokio. Un arranque nefasto de partido ante Boca Juniors (dos goles de Martín Palermo en apenas seis minutos) dieron al traste con sus opciones, a pesar de que Roberto Carlos, acortó la desventaja en el 12'. Pero la remontada atisbada nunca llegó.
Sólo dos años después, en 2002, el Madrid, de nuevo campeón de Europa tras la volea de Zidane en Hampden Park, regresaba a la capital nipona. Esta vez esperaba un rival de menos nombre, el Olimpia de Asunción paraguayo, ante el que los blancos hicieron bueno el pronóstico. El equipo de Vicente del Bosque encarriló pronto el duelo gracias a un buen gol de Ronaldo Nazario (minuto 14), aunque tardó en cerrarlo, con un tanto de Guti (sustituto del brasileño) de cabeza a pase de Figo.
"Vine al Madrid para ganar títulos y ya llevo tres, está bien", comentaba tras el partido Zizou. "No nos cansaremos de ganar títulos", añadía Raúl, que no supo anticipar el negro futuro que aguardaba a aquel Madrid galáctico. Esta vez, la gigantesca llave del Toyota fue para Ronaldo, al que su madre felicitaba a través de MARCA: "'Dadado', eres el mejor del mundo", decía la progenitora de Ronnie, que medio año antes había marcado en ese mismo Estadio de Yokohama los dos goles a Kahn que hicieron a Brasil campeona del mundo.
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