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¿Recuerdas cómo era el Rally París-Dakar de los años 90? Y si te dijera que hemos podido volver a sus orígenes y conquistar los tramos con un Seat Ateca, ¿Me creerías? Pues así ha sido, pero todavía no voy a desvelar cómo lo hemos conseguido. Solo voy a adelantar que, mientras una servidora sobrevivía a la dureza del desierto gracias a las habilidades de mi copiloto Raquel Cecilia en la navegación y la regularidad, Antonio Rius y Carles Jiménez nos hacían volver a soñar al volante del Seat Toledo Marathon. ¿Quieres saber más?
El desierto tiene ese 'je ne sais quoi' que atrae como un imán, pero más aún si sumamos a la fórmula un vehículo y un raid con tramos, enlaces, navegación y zonas cronometradas. Estaremos de acuerdo en que el actual Dakar es increíble, tanto por la profesionalización de los pilotos como por lo ajustado de los resultados. La velocidad es cada vez mayor, los éxitos se deciden por segundos y la resistencia ha dado paso a la pura competición, con presupuestos desorbitados y mucha, pero que mucha, tecnología implementada en los vehículos.
La épica sigue manteniendo a los aficionados enganchados al televisor durante los primeros diez días del año, pero muchos querían recuperar la esencia del raid más duro del mundo y de ahí que surgiera la categoría Dakar Classic. Para sus participantes, pruebas como la RallyClassics Africa sirve como un test previo de regularidad y navegación por la zona de Erfoud y Merzouga, con aproximadamente 700 kilómetros de regularidad por pistas, ríos de arena y, como no, dunas y mil en total si contamos los enlaces.
Este rally-raid es el mejor escenario posible para revivir a un icono de la historia como el Seat Toledo Marathon, cansado de mantener la compostura en la famosa nave A122 de Zona Franca. Ese espacio casi místico, y abierto al público en contadas ocasiones, conserva en perfecto estado las piezas que han marcado un antes y un después en la historia de la firma catalana. Este Marathon tiene una plaza muy especial allí: ser el primero en conseguir una victoria internacional para Seat Sport.
Pasado del Marathon
Han pasado más de tres décadas desde que el Seat Toledo Marathon surgiera de la mente de un grupo de jóvenes mecánicos y técnicos de Martorell. En 1993 se presentó en el Salón de Barcelona un concepto que nació para conquistar el Dakar de esa época. El objetivo no se pudo completar por la situación social y económica de esos años, pero le bastaron algunas pruebas en el Mundial para dejar su impronta en los libros de historia.
El doblete en el Raid de Grecia de ese mismo año, con la corona de José María Servià y la segunda posición de Antonio Rius y Manel Casanova, supuso el primer podio de la firma a nivel internacional. Un hito que se homenajeó del mejor modo posible el año pasado, con otro oro por parte de Antonio Rius y Pablo Moreno Huete (a su derecha) en el RallyClassics Africa de 2023, 30 años después. Este año, sin embargo, tuvo que abandonar en la cuarta etapa, que defendía como líder, por un problema en la transmisión. Como contrapunto, merecido para un equipo que trabaja como una escudería oficial, los Ateca Marathon aguantaron hasta el final y con victoria de categoría para mi compañero José Enrique Ruiz y su copiloto Aran Sol. Además, terminaron terceros de la general, por delante de coches clásicos y nuevos mucho más preparados para el desierto y la dureza de un raid.
Mantener a punto un coche como el Toledo Marathon es el mayor de los desafíos, pero que estén con él aquellos que lo engendraron pone las cosas más fáciles. Pocas cosas son tan enriquecedoras para un periodista de motor que charlar con el equipo de Isidre López, Director de Seat Históricos, mientras recuerdan, con un brillo mágico en los ojos e imágenes de carrete, el proceso que vivieron al crear la máquina perfecta para el Dakar.
Ellos mismos reconocen que, con poco más de veinte años se vieron envueltos en un proyecto ambicioso y respaldado a nivel de inversión. Tanto que pudieron recurrir a materiales utilizados para la aviación como el innovador acero 15CDV6 de su estructura y chasis tubular, el más rígido que se podía soldar y trabajar en ese momento. Solo así pudieron experimentar hasta dar con un Toledo Marathon que de Toledo solo tiene el nombre.
Puede que su silueta os recuerde al modelo lanzado en 1991, pero se debe a que hicieron los moldes exteriores a partir de uno, utilizando también un material de alta calidad como era la fibra de kevlar-carbono. Luego llegaron los ensanches, las tomas de aire extra y quedó del original el marco de la puerta, el techo y las luces. El resto se desarrolló siguiendo las especificaciones del Grupo T3 (prototipos todoterreno) del reglamento y mucha valentía.
La que permite hablar, a día de hoy, de un esquema de suspensión de doble trapecio, sistema de balancines y cuatro conjuntos de muelle amortiguador firmado por Ohlins. Este esquema le brinda 300 milímetros de recorrido de suspensión, un dato alucinante para la época y más teniendo en cuenta que el reglamento actual es de 350 mm.
En el mismo espacio trasero encontramos el motor del Audi Quattro, un cinco cilindros en línea con 2,2 litros de cubicaje ahora mismo (ha pasado por 2,5 l) que rinde 330 CV de potencia. Una fuerza que se transmite a las cuatro ruedas con diferencial central bloqueable y los autoblocantes en ambos ejes, para dejarnos imágenes memorables en las dunas de Erfoud, conocidas por ser las puertas al Sáhara.
Presente del Marathon
Tres décadas merecen, no solo salir del armario, sino hacerlo por todo lo alto. Por ese motivo, Seat quiso poner la guinda del pastel de aniversario con el lanzamiento del Seat Ateca Marathon, una versión preparada para conquistar los tramos más duros y creada, exprofeso para honrar al Toledo como su mejor escudero en el RallyClassics Africa. ¡Y vamos si lo ha hecho!
Este desafío inverosímil solo podía ser planteado por la gente de Seat Históricos, un equipo tan apasionado y humano como profesional. Gracias a ellos hemos vivido el sueño de cualquier seguidor del raid más duro del mundo: completar alguno de sus tramos y conquistar las dunas. Tras una primera edición repleta de experiencias en 2023, el equipo llegó con los deberes hechos a este RallyClassics Africa 2024.
Los Ateca Marathon compartían infinidad de equipamiento, pero también muchas mejoras en el apartado de la suspensión, tracción y protección de los bajos. La base es el SUV-C de Seat con 150 CV, DSG y tracción total 4Drive, perfecto para llevar a los niños al cole, pero a golpe de vista se detecta gran parte de sus cambios.
Las modificaciones dinámicas son:
- Mayor altura libre al suelo (55 mm) al equipar un amortiguador del Grupo con mayor recorrido con botella de expansión.
- Nuevo software para eliminar casi en su totalidad el ESP y otras ayudas que limitan la entrega de potencia ante la falta de adherencia.
- Llantas Braid Fullrace T Dakar de 7x16 con neumáticos BF Goodrich All Terrain.
- Asientos bucket con arnés para aumentar la seguridad.
- Placa delantera de protección cubre cárter y una nueva placa en la zona trasera para conseguir un efecto esquí en las dunas, al tiempo que evitas el o en el ángulo de salida.
Además, se han incluido los rios necesarios para una aventura en el desierto y cumplir con la normativa que exige el Rallyclassics Africa:
- Baca de techo para utensilios y caja de herramientas.
- Un gato especial T-Max de 120 cm para poder cambiar ruedas en cualquier situación.
- Barra de luces LED Osram 90W que convierte la noche en día
- Planchas para la arena, pala y las faldillas negras que protegen del impacto de piedras en el piso.
Este raid por Marruecos ha permitido extraer muchas conclusiones a la gente de Seat. Tantas que de un año a otro, tal como comentaron los copilotos de todos los equipos, el Seat Ateca Marathon ha mejorado mucho. A la vista está con los excelentes resultados del equipo, sin embargo, ya el año pasado un Seat Ateca coronó el pódium en su categoría Open (coches nuevos) y quedó cuarto de la general compitiendo contra auténticos todoterrenos preparados para competir en el Dakar Classic. Sin duda, el Seat Ateca no fue diseñado para rodar por estos parajes, pero ha demostrado una gran fiabilidad, robustez, y unas dotes de todo terreno que nos han dejado a todos con la boca abierta.
Más allá de la victoria en alguna etapa, a casa me llevo recuerdos de una aventura humana y paisajística sin rival. Ver al Toledo Marathon en acción es orgásmico (sin filtros), pero ver al Ateca en una duna es alucinante. Más aún si lo conduce uno mismo. Eso sí, gracias a las dotes de una copiloto de diez, campeona de España, como es Raquel Cecilia y un equipo de mecánicos que se dejan la piel al llevar al Bivouac. ¿El único pero? Que el Ateca Marathon no esté a la venta al público...
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