Mientras Tadej Pogacar arrasa en la primavera ciclista con una colección de exhibiciones y Monumentos, Jonas Vingegaard, su gran rival en la lucha por el Tour de Francia, ha optado por el silencio, la altura y la concentración extrema. El doble campeón del Tour (2022 y 2023) afina su forma en Sierra Nevada, lugar habitual de preparación de campeones, donde trabaja con la mirada fija en el 5 de julio, fecha de inicio de la Grande Boucle en Lille.
“Claro que me fijé en lo que hizo Pogacar en primavera. Fue impresionante, pero eso no garantiza nada en julio”, advierte el danés en un encuentro virtual con los medios. “Yo solo estoy centrado en mi Tour. Estoy mejor que el año pasado. Y también que en 2023”, añade con convicción. Es su forma de avisar que el duelo no está ni mucho menos decantado.
Una caída mal gestionada
Vingegaard no compite desde marzo, cuando sufrió una dura caída en la quinta etapa de la París-Niza. Más allá del golpe, el incidente ha dejado una huella profunda en el ciclista del Visma-Lease a Bike, que ha criticado abiertamente el protocolo médico seguido aquel día: “Me sangraba la cara, tenía las gafas rotas y no me revisaron por si tenía una conmoción cerebral. Fue extraño. Deberían haberme examinado”.
Los días siguientes fueron duros. Mareos, sueño constante, fatiga extrema. “Por cada hora despierto, necesitaba dormir otra. Cuando intenté salir con la bici al cuarto día, me mareé tanto que tuve que parar. Me equivoqué al intentarlo tan pronto”, explica. Ese revés obligó a modificar toda su temporada. Se bajó del calendario previsto, canceló la Volta a Catalunya y se centró por completo en recuperarse.
Preparación a contrarreloj
Con apenas semanas por delante, el Critérium del Dauphiné (8 al 15 de junio) será su única carrera antes del Tour. “Tengo muchas ganas. Aún me falta un punto, pero quiero ganar allí. Me servirá para saber dónde estoy realmente”, avisa.
Pese a todo, el danés se muestra más motivado que nunca. “El año pasado también tuve una caída muy fuerte a tres meses del Tour. Este año ha pasado algo parecido, pero la diferencia es que me siento más preparado y tengo más hambre que nunca”, repite con insistencia.
El duelo que paraliza el ciclismo
Pogacar y Vingegaard se han repartido los tres últimos Tour. El primero domina en la primavera, el segundo se transforma en julio. En 2024, el esloveno logró su segundo maillot amarillo, pero no se midió con el danés, ausente por una caída gravísima en País Vasco. En 2025, todo apunta a que el duelo será total desde la primera etapa.
“Pogacar parece intratable, pero sé lo que es ganar el Tour. Sé lo que necesito. Estoy mejor que nunca”, insiste Vingegaard, confiado en que el tiempo, el trabajo específico en altitud y la experiencia le permitirán volver a lo más alto.
Desde Sierra Nevada, el silencio de Vingegaard empieza a sonar como un aviso. El Tour se acerca. El campeón también.
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