El desnudo es la apuesta más recurrente de este Mundial. Se ha convertido en una de las modas más morbosas y absurdas de los últimos tiempos. Hay propuestas muy sugerentes y otras demasiado horrorosas.

Algunas modelos y presentadoras han dicho de posar en cueros si sus selecciones triunfan, lo que deja de tener mérito cuando uno descubre en Google decenas y decenas de fotos suyas más que jugosas. Luciana Salazar se desnudará si gana la Albiceleste; Larissa Riquelme si Paraguay elimina a España -lo avisó mi compañero el Sr. Banal-; y Claudia Conserva lo hacía si Chile llegaba hasta el último día.

La lista anterior encuentra su respuesta masculina en Enrique Iglesias, que hará esquí acuático en bolas por Bahía Biscayne si la Roja se lleva el trofeo. Jesús Vázquez ha abierto la veda. Hay que amortizar el gimnasio.

Ver los atributos del hijo de Julio será como una prueba de paternidad teniendo en cuenta lo que debe calzar el padre. A su generosa prole me remito. (¡¡Güeba!!, que diría Berto Romero). En cambio, que Maradona se ofrezca a correr desnudo por Buenos Aires es síntoma de mal gusto, tanto como el que ha mostrado al elegir el traje y la corbata que luce en los partidos. Quizá se lo recomendó el mismo estilista que viste de chándal de guatiné a la madre de CR9 y a Belén Esteban.

Y puestos a rendirme al ridículo, me he ofrecido junto a unos amigos a bañarme sin ropa en la Costa del Sol si la selección consuma la gesta. Habrá foto y el Facebook será testigo. No es nada original. A fin de cuentas no será la primera vez que el Mediterráneo se traga un bañador de Mr. Lucky. Pero, ¿cuál es tu apuesta?