Okur y la toalla de Turkoglu 6i603m
jueves, 15 noviembre 2012, 22:59
Hay jugadores que marcan, as, en general, y jugadores que te marcan. Parece lo mismo, pero no lo es. Quin no tiene incrustado en el recuerdo un nombre que, para el gran pblico, es intrascendente. Como esa pelcula que a nadie le gusta salvo a ti. Como esa serie que slo t ves. Un tipo que, por esos avatares del deporte, hizo el partido de su vida contigo delante. Y, desde entonces, te es ms familiar de lo normal. Eso no puede corregirse ni evitarse. Ocurre. Mi historia de amor comenz por una toalla, fjense. Buclico.
Cuando Espaa no era invencible y las giras no tenan ees, la Seleccin se dej caer por Huelva un verano. Tan vintage era el partido que hasta jug Johnny Rogers. La excusa era un amistoso contra Turqua para preparar la tralla que vendra en los Juegos Olmpicos de Sydney. Cmo sera el tema, que luego slo le ganamos a Canad y a China, ya por puro maquillaje.
El principal atractivo era ver en su salsa al joven Turkoglu. Por aquel entonces, Hidayet, que no Hedo. Uno, que tena edad de adolescente revistero, corri a comprar una entrada como quien se entera de que John Bonham resucita y los Led Zeppelin se vuelven a juntar.
Lo de Turkoglu result ser un chasco importante. Yo, que me dediqu durante una semana a hinchar la burbuja cual Madoff balonceststico, no saba luego qu decirle a mis amigos cuando ellos se indignaban bramando que a santo de qu ese tipo que haba metido tres cochinos puntos iba a jugar luego en la NBA. Y, en medio del pandemonium que implica mantener el honor propio, apareci una pareja de maromos muy altos que parecan salidos de un videoclip de Depeche Mode. Y me alegraron el da.
Debajo de esas mechas rubias de peluquera de extrarradio estaban Asim Pars y Mehmet Okur. Por aquel entonces, escuderos en la zona del mucho ms contrastado Besok. Para m, un muchacho imberbe, aquellos dos no pasaban de ser un par de pvots pintorescos que le daban una nota de color peln hortera a las ruedas de calentamiento. Con su pelo y su altura idnticas, parecan gemelos. Cuando se alternaban, a veces no sabas quin era quin. Salvo cuando tiraban, claro. Ah vino mi revelacin. Ver a Okur fue contemplar por primera vez a un hombre de ms de 2'10 lanzando (y anotando) triples con alegra. Yo tena catorce aos. Y todo cambi.
Los pvots ya no slo se pegaban en la zona. Se movan con agilidad y pasaban algn boqueo, incluso haciendo amago de carretn. Luego vinieron biotipos similares. Se consolid Nowitzki y hasta le salieron al alemn imitadores de marca blanca, como Bargnani. En el baloncesto FIBA, dem con nombres como Fucka o el Garbajosa post-Benetton. Pero, para m, todo empez all, con un turco que pareca un Dexter Holland hormonado pero que tiraba como los ngeles. Para muchos, uno ms. Para servidor, no tanto.
Aquel partido, por cierto, termin 66-65 para Espaa. Kerem Tunceri lleg a lanzar para ganar, pero fall. Okur fue el mximo anotador: 21 puntos. Yo todo esto lo valorara aos ms tarde, con perspectiva. En aquel momento, qu cosas, estaba ms pendiente de conseguir un autgrafo del gran fracasado de la noche. Al final, me regal hasta su toalla. Usada, claro. Mi madre, por ms que se lo expliqu, no entendi la plusvala que aportaba el sudor de Turkoglu y la termin lavando. Al carajo la mitomana.
Todo esto lo cuento porque el otro da Okur dijo que hasta aqu el baloncesto. Se retira. Y, con l, supongo, parte de mi infancia de psters en la pared. Fue campen de la NBA en 2004 e incluso All-Star en 2007. Yo, que soy as, me acordar de l y de sus triples cada vez que abra el armario y vea la toalla limpia, desprendida de toda su solera. Los recuerdos, en la lavadora, se van as de rpido.