Estadsticas y farolas 6f1h1c
mircoles, 21 marzo 2012, 23:29
Hablar de Andrew Lang en la NBA es hacerlo de uno de los mejores taponadores del baloncesto contemporneo. Fornido, frisando los siete pies, transit por un ramillete de franquicias durante los noventa para terminar, sorprendentemente, abrazando la religin de manera fervorosa y convirtindose en el capelln de los Atlanta Hawks. Lo asombroso es que el hoy reverendo Lang fue, en sus aos mozos, un jugador tremendamente rudo bajo los aros, llegando, en el cnit de su vehemencia, a provocarle al mismsimo Patrick Ewing una lesin de mueca que a punto estuvo de terminar con la carrera del jamaicano. Algn bromista dira que Lang pas a repartir hostias sacramentales tras su retirada despus de haber repartido un puado de las no consagradas durante su carrera.
Fue, sin embargo, otro Andrew Lang menos relacionado con el baloncesto, el escritor escocs del XIX, el que acu una frase a la que, curiosamente, se podra aludir frecuentemente en la NBA: "se usan las estadsticas como los borrachos usan las farolas: para apoyarse en lugar de para iluminarse". l se refera, sin embargo, a los pronosticadores del tiempo.
Contaba el periodista norteamericano Roland Lazenby que Tex Winter, eterna mano derecha de Phil Jackson, sola decir que Kobe Bryant siempre ha odiado que digan de l que es un jugador egosta. El sino de Bryant, sin embargo, ha sido tradicionalmente sacar el paraguas ante las crticas con respecto a su seleccin de tiro. Sus anhelos de perseguir la sombra de Michael Jordan, en ocasiones, han sido traicioneros. Pese a ello, es de recibo decir que el 24 de los Lakers es, probablemente, el nico baloncestista contemporneo que ha soportado el peso de semejante comparacin con relativa solidez.
El ego de Kobe sufri un golpe dursimo en 2004. Fue entonces cuando Phil Jackson habl de l como un jugador "inentrenable". La temporada 2004-05, con Rudy Tomjanovich y el parche Frank Hamblen a los mandos de los Lakers, demostr a Bryant que, por ms que anotase y por ms que absorbiese el juego, no poda por s solo hacer de los Lakers un equipo campen. Consigui quitarse de encima a Shaq y concentrar todo el foco sobre su figura. Y termin reparando en que, gracias precisamente a la luz de ese foco, todo el planeta comprob en riguroso directo la frustracin a la que su egosmo le haba conducido.
Se abre ahora una nueva etapa para l. Incierta. Como aquel ao 2004, una dinasta ganadora aparenta afrontar su ocaso y los Lakers parecen condenados a reinventarse. Y tambin como en 2004, vuelven a arreciar los dedos que apuntan a Bryant como esa versin egosta que no le hace bien al equipo. A pesar de tener quiz la mejor pareja interior de la NBA, los Lakers son el equipo que menos lanzamientos realiza en las cercanas del aro. Y Kobe parece no darse cuenta de que es un valiossimo recurso, pero no necesariamente siempre la solucin.
Kobe Bryant odia perder. Pero, igualmente, odia ganar sin su cuota de protagonismo. Con Ramon Sessions a su lado, quiz ya no tenga que lanzar veinticinco tiros por partido. Mike Brown, eso s, seguir dando va libre a su pim, pam, pum. "Es nuestro hombre y, si yo plantease de nuevo cada partido que hemos jugado, le dejara volver a lanzar los mismos tiros", deca el coach angelino tras la ltima derrota en casa de los Lakers, en la que la estadstica de Bryant recogi un pobre tres de veinte.
Aprender a iluminar al equipo con sus estadsticas. se parece el principal reto de un Kobe Bryant sumido de lleno en su madurez balonceststica. Atrs debe quedar aquel joven Bryant narcisista que slo anotaba para apoyarse en sus propios nmeros.