La involucin de la especies 1t6l66
viernes, 10 febrero 2012, 17:27
Desde distintas trincheras la regresin que est sufriendo el mundo del motor desde el punto de vista tecnolgico se critica con fruicin. Los coches se afean, su diseo se ve coartado por reglamentos cada vez ms firmes y exigentes en aras de una mayor seguridad y cualquier solucin revolucionaria como la que elev a los altares a Red Bull con los magnficos escapes sopladores son vistos como un gatillo para incrementar an ms las prestaciones y los gastos de los fabricantes. “Ese morro no nos gusta, es un poco feo pero dentro de lo que podamos hacer no podamos hacer otra cosa”, se quej, con cierta amargura hace varios das Adrian Newey, acostumbrado a abocetar en servilletas de papel cualquier artefacto extemporneo. De los viejos tiburones a estos delfines.
Hace varias dcadas, entonces con Williams, Newey fue partcipe de un blido sin igual, un vehculo por el que Ayrton Senna suspir por sus prestaciones y un desarrollo sin igual para su poca. Los monoplazas fueron incorporando electrnica a la par que el mundo se imbua de las nuevas tecnologas. Pero el mundo sigui rodando. Y la F1 decidi frenar. Haba unos costes excesivos –muchos sustentados en la aplicacin posterior de nuevas soluciones a los coches de calle- y los motores iban agrandando sus culatas para dar cabida a monstruosos motores cada vez con ms caballos. Y la competencia entre neumticos no haca sino empeorar las cosas y agrandar la brecha entre coches. Comenz una involucin que sirvi de espejo para otras disciplinas.
Los siguientes en el arrastre fueron las motos. En MotoGP se fueron sucediendo los cambios de categora en funcin de la cilindrada de los motores. Tambin se opt por un nico fabricante de neumticos. Y las motos redujeron sus prestaciones arguyendo sus gestores que deban que ser ms ecolgicas, menos consumistas y ms seguras. La crisis econmica global hizo el resto. La soga del reglamento apret an ms, se redujeron drsticamente los ensayos y los patrocinadores fueron poniendo pies en polvorosa. Entro en parrilla el pnico. Y se tomaron medidas de supervivencia.
En MotoGP anunciaron una nueva categora con motos CRT, motos cliente con chasis y motor libre que conformarn una nueva visin del motociclismo –o revisada, porque ya en los 90 se vieron experimentos parecidos con equipos clientelares-. Las CRT no estarn tan lejos, porque tambin servirn para que el reglamento ahogue las mayores cifras de las oficiales con el paso del tiempo hasta, quin sabe, si borrarlas del panorama.
A la par, el Mundial de rallies, que zozobra desde los tiempos en los que David Richards convirti el WRC en un coto privado, un cortijo con el que sangr a las fbricas y los organizadores del os rallies, decidi virar en redondo y apostar por coches menudos, con menores costes de produccin y ms parecidos a los que circulan por la calle. Citron se qued solo como marca oficial y el campeonato sin reputacin. Cambiaron los aires, las normas y los coches. Y vuelve a existir competicin con menores presupuestos y pilotos que, al menos, pueden dar algo de guerra al intocable Loeb.
Pero ms all de la seguridad, de la crisis mundial y la falta de esponsors creo que el argumento que se ha esgrimido de forma paralela en el motor de competicin para esta vuelta atrs tiene que ver con el espectculo. Sin l, no hay nada. Ni dinero, ni televisiones ni aficionados ni pases dispuestos a empear hasta el ltimo milln de euros. Por eso la F1 se reinventa cada temporada y alimenta –no siempre de modo discreto- una competicin con vendas en los ojos, siempre con una brecha abierta a las sospechas de adulteracin. O las MotoGP derivan irremisiblemente hacia motos ms estndar, alejadas de los viejos prototipos controlados por autnticos ordenadores que ya el sbado permitan anticipar el resultado de una carrera. O los rallies, con prototipos que caminaban sobre rales y que convirtieron esta disciplina casi en carreras de pista, afinando al pico y con un piloto invulnerable.