Jordan Díaz es el mesías del atletismo español. Un deporte que ha tenido unos campeones del mundo y olímpicos excepcionales, empezando por Fermín Cacho, que no está lo suficientemente reconocido, no había tenido jamás un atleta de estas posiblidades. Un saltador sin límites, cuya frontera está en su espíritu. Que de vez en cuando necesita ser agitado.
Iván Pedroso, un gurú, el entrenador cubano que ha convertido Guadalajara en una galaxia, lo ha estado guiando durante más de un año, desde que huyó de la expedición cubana que hacía parada en España en el verano de 2022. La fe de Jordan en el nueve veces campeón del mundo es ilimitada.
Pero el chico, lo dará lo de Jordan porque a Michael también le ocurría, necesitaba un estímulo exterior, un enemigo. MJ se los inventaba en su cabeza y veía provocaciones donde no las había. Incluso con rookies. El Jordan español precisaba alguien que cortocircuitase su cabeza y le metiese adrenalina en la mirada. Y, buscando todo lo contrario, lo ha logrado Pichardo, también nacido en Cuba, que salta por Portugal.
El encontronazo fue el lunes en el comedor. Pichardo había leído las declaraciones de Díaz después de la calificación donde decía que si su rival iba a saltar 18 metros, "yo haré 18,01". Entró directo al salón y se fue donde estaba él: "Que sea la última vez que hablas de mí en tu vida", le dijo a menos de un metro de su cara.
Dos machos alfa frente a frente. Jordan aguantó el pulso como si fuera Topuria antes de un pesaje y se encaró con él. Para que las cosas no fueran a más, rápidamente intercedió Alexis Copello, un veterano saltador, y no llegaron a las manos. El español se fue ' a su rincón' y prometió callarle la boca con un gran salto. Ahí se fraguó el 18,18. Ya lo saben, si quieren ganar a Jordan, no lo enfaden.
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