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My Hero Academia ha llegado a su final. En efecto, la obra de Khei Horikoshi ha puesto punto y final a su obra tras 10 años en publicación. 360 capítulos más tarde, el que ha sido uno de los shonen más importantes de los últimos años ha puesto punto y aparte, dejándonos con un pequeño vacío en el estómago que será difícil rellenar. Al menos durante un tiempo, puesto que al final todo pasa. En el proceso, uno siempre se queda con un sabor de boca agridulce. Por un lado, te alegras de que alcance su término y no se alargue más de lo debido. Por el otro, te apena saber que no podrás continuar viviendo aventuras junto a sus personajes.
Sobre todo cuando te han acompañado durante tanto tiempo. En general, en España se dio a conocer en 2016, año en el que comenzó a publicarse el manga en formato físico gracias, entre otras cosas, al gran éxito de la primera temporada del anime. Desde ese momento, My Hero Academia se convirtió en un pequeño fenómeno de masas que fue creciendo gradualmente hasta codearse con las obras más importantes de su tiempo. Tanto es así que durante un largo periodo ha sido considerado uno de los baluartes del shonen, la demografía más popular del mercado.
Pero... ¿Y qué ha significado realmente My Hero Academia para nosotros?
Por supuesto, al final depende de la perspectiva personal de cada uno. Un manga, y/o cualquier obra de ficción, puede significar cosas muy distintas según la persona. Pese a ello, creo que todos estamos de acuerdo al decir que, con My Hero Academia, se marcha un trozo de historia del manga, así como uno de los trabajos más importantes de las dos últimas décadas. Durante mucho tiempo, se ha codeado con los más grandes, poniéndose a la altura en impacto y ventas de otros grandes títulos como One Piece.
Más allá de eso, lo cierto es que no puedo hacer otra cosa más que agradecerle a Khei Horikoshi todo lo que nos ha dejado durante estos últimos años. Más allá de una gran historia, MHA nos ha dejado mensajes muy positivos, aunque no quiero quedarme en eso. En realidad, lo que más me ha marcado es lo mucho que he disfrutado tanto en solitario como en compañía. Me he emocionado con sus openings, me he puesto de pie en el cine y he sufrido como pocas veces con no pocas escenas.
Ha sabido dónde y cuándo golpearme en el corazón, dándome muy gratos recuerdos y decenas, decenas y decenas de horas conversando con mis amigos sobre una u otra pelea, sobre sus distintos villanos, sobre quiénes son los más poderosos... Por supuesto, no todo ha sido positivo. Aunque My Hero Academia nos ha dejado muy buenos momentos, también nos ha dejado algunos peores. Personajes como Mineta siempre han sido un suplicio y su presencia no solo era desagradable, sino que hasta insporaba rechazo. Aparte, las últimas sagas del manga han flojeado un poco en términos de calidad.
O lo que es lo mismo, My Hero Academia ha pasado por muchos pases. No obstante, pese a todo, nos ha dejado con muy buenas sensaciones en líneas generales, por lo que podemos decir que, ante todo, hemos disfrutado con el manga durante mucho, mucho tiempo. Hemos vivido el crecimiento de Deku, el arrepentimiento de Bakugo y las ganas de vivir de todo un país. Hemos visto las dos caras de la humanidad y el cómo puedes pasar de la cima al suelo en un segundo. MHA, de una u otra manera, ha sido un relato de realidad, pero aderezado con superpoderes y grandes personajes.
Consecuentemente, My Hero Academia ha sido más que un simple manga u obra de entretenimiento. Ha sido capaz de algo más. Nos ha emocionado. Nos ha entristecido. Nos ha permitido conectar con sus personajes de una manera muy cercana mientras crecíamos con ellos. Y esa es otra. Han sido 10 años (8 si contamos desde la primera vez que llegó a España) caminando juntos. Han sido muchos los que han pasado de la infancia a la adultez junto a la clase 1-A. Otros hemos vivido cambios muy importantes en nuestra vida, pero siempre ha estado ahí. Y es una pena que ya no vaya a estarlo más, porque las despedidas siempre son tristes. Con todo esto, solo puedo decir una cosa para despedirme:
Muchas gracias por todo, Horikoshi-sensei.
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